La pirámide invertida
Siempre me irrita el hecho de que a la dictadura cubana se le acepte, irónicamente, por democracia, que ejerza su propaganda totalitaria y se manifieste en países extranjeros, a través de la prensa y sus comités de “solidaridad”, cuando ni a los propios cubanos dentro de su país se les permite declarar libremente en cuanto a criterio, asociación y todos los derechos que recoge la Carta Magna de la ONU. ¿Es justo que a un país que viola esos derechos al negárselos a sus ciudadanos, se le permitan los espacios para encubrir, manipular y mentir a la opinión pública internacional?
En la primera plana del periódico Granma, órgano oficial del Comité del Partido Comunista de Cuba, se da a conocer que “comienza Jornada en Washington contra el bloqueo”, que se extenderá a otras ciudades norteamericanas y diversos países. Anuncian también que dentro del programa se confirmaron 44 visitas al Congreso, 37 a oficinas de congresistas, y 7 a oficinas de senadores.
Sin embargo, ahorita harán seis meses que las Damas de Blancos, apoyadas por los integrantes del Foro por los Derechos y Libertades, así como activistas de UNPACU y otros grupos políticos que responden a la etiqueta #todosmarchamos, reciben cada domingo, exactamente veintidós, golpizas brutales y detenciones. Para más especificación, el pasado domingo, ante la prensa extranjera que pudo comprobar el carácter pacífico con que la oposición hace el recorrido, y en cambio, la violencia con que son tratados en el momento de la detención, y la humillación que reciben.
El mundo parece estar de cabeza. El presidente Barak Obama, hace caso omiso a los reclamos de la disidencia que clama porque la dictadura cese las violaciones a los derechos elementales del ser humano. El Papa Francisco sirve de mediador entre el régimen y los Estados Unidos, así como alienta a la Unión Europea para que emprenda y continúe los pasos de Norteamérica, por lo que han comenzado los primeros contactos y estudios para concretarlos en un futuro cercano. El Cardenal Jaime Ortega, máxima representación eclesiástica, está más apegado a la dictadura que a su pueblo, por lo que dice públicamente que “en Cuba no hay presos políticos”, cuando él mismo se ha entrevistado con algunos de ellos, y se le ha hecho llegar a su poder, la lista de éstos y los pormenores de sus infames procesos judiciales. Para colmo, en una entrevista televisiva, ni siquiera tiene la delicadeza de reconocer a las valientes Damas de Blanco y su lucha actual, por ende los atropellos que padecen cada fin de semana muy cerca de su iglesia Santa Rita, y se refiere a ellas en pasado y sin nombre “esas mujeres que se vistieron de blanco”.
El Papa, horas antes de su llegada a La Habana, por primera vez tuvo la oportunidad de dirigir un mensaje al pueblo cubano, y por no decir nada, nada dijo. Los que esperamos la palabra salvación para un pueblo sufrido, en el que sus hijos se lanzan desesperados al mar sin la menor garantía de salvar sus vidas; los que necesitamos aliento de esperanza, una ínfima luz que nos asegure que allá en la lontananza existe un oasis, tampoco la recibimos; no mencionó a las familias, dado que somos un pueblo disperso, por ende, separado; ni siquiera habló del dolor que por más de medio siglo de dictadura, hemos sufrido en carne profunda.
Ojalá que una vez que el Papa haya visitado nuestra nación podamos aseverar que Su Santidad nos visitó, y no que pasó por esta tierra como un turista más.
Ángel Santiesteban-Prats
La Habana, septiembre 17, “libertad” Condicional.