En la actualidad estamos viviendo en una curiosa paradoja: nunca tuvimos más acceso a la información, pero al mismo tiempo el grado de desinformación de la población cada día es mayor. Y esta paradoja, es aún más patente cuando nos referimos a la información científica y medioambiental.
Hace unos años, las fuentes de información más consultadas por la población eran la prensa escrita y la televisión, y en menor medida los libros y la literatura especializada. La prensa escrita permitía al periodista o divulgador dedicar el tiempo necesario a la consulta de diversas fuentes y al contraste de la información recibida, ya que tenía muchas horas por delante antes de que su artículo se publicara en la edición matinal del día siguiente. Por otra parte, era habitual que las distintas secciones de un periódico (política, información local, medio ambiente o deportes) estuvieran lideradas por periodistas especializados, o al menos con cierta formación en cada una de las distintas áreas. Con el paso del tiempo el periodista especializado ha quedado relegado a unas pocas secciones, mientras que en el resto es habitual la presencia de periodistas "generalistas" que escriben tanto de sociedad, como de medio ambiente, actualidad o agricultura, por ejemplo.
Actualmente las ediciones en papel han perdido peso frente a las ediciones digitales, lo que ha servido para ganar en inmediatez, pero al mismo tiempo han reducido el tiempo dedicado a la consulta y verificación de la información recibida, y también ha limitado el tiempo disponible para profundizar en los temas tratados. El público exige rapidez, ya que quiere estar informado al instante, por lo que los medios presionan a los periodistas para que publiquen la información rápidamente y sobre todo para que la publiquen antes que el resto.
Estas prisas por publicar, unidas a la falta de especialización por parte de muchos periodistas, ha tenido como consecuencia una pérdida de calidad de la información, en la que prima el sensacionalismo y la búsqueda de un titular impactante. Asimismo, la presencia de noticias de agencias y de material directamente extraído de internet, que no pasa por los filtros necesarios, es cada vez más mayor frente a las noticias de elaboración propia.
El resultado de todo esto es que al mismo tiempo que la dependencia de los medios de comunicación por parte del público no deja de crecer, la confianza en los mismos no deja de bajar.
Encuesta FECYT sobre percepción de la ciencia en España. Barras oscuras:1ª opción elegida, barras claras: 2ª opción.
Si nos centramos en la información científica y medioambiental, observamos que según los datos de 2018 de la Encuesta FECYT sobre percepción de la ciencia en España, la población usa mayoritariamente internet y la televisión para informarse, mientras que los que se informan a través de la prensa escrita, los libros y la literatura especializada son una minoría. Al mismo tiempo, resulta curioso y a la vez preocupante, que menos del 0,5% de la población considere la educación (tanto primaria, como secundaria y universitaria) como una fuente para informarse de ciencia y medio ambiente.
Atendiendo sólo a los que se informan a través de internet, tres cuartas partes de los entrevistados se informan a través de las redes sociales (sobre todo Facebook, Twitter e Instragram), permaneciendo ese porcentaje estable desde 2016. Por el contrario, el porcentaje de usuarios de internet que se informan sobre ciencia y medio ambiente a través de los blogs ha descendido sustancialmente en los dos últimos dos años, al mismo tiempo que aumentaba el porcentaje de usuarios que se informaba a través de medios digitales especializados.
¿Están los blogs en crisis frente a las redes sociales?
A la vista de los datos de las últimas encuestas todo parece indicar que los problemas que afectan a la prensa escrita también afectan a la información disponible en internet, porque tal como apuntan los expertos, internet está cambiando la forma de informarse e incluso de pensar. En palabras de Nicholas G. Carr, experto en Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), "La lectura profunda que solía suceder de forma natural se ha convertido en un esfuerzo", y ahora la mayoría de la gente solo es capaz de mantener la atención en un texto durante un tiempo muy breve, lee unos pocos párrafos y luego se desconcentra y cambia de página. Según Carr, internet "está reeducando nuestro cerebro para recibir información de manera muy rápida y en pequeñas dosis", por lo que estamos perdiendo nuestra capacidad de análisis crítico y acabamos aceptando cualquier noticia sin parar a pensar si es cierta o no. Literalmente nos fiamos más del envoltorio que de lo que está envuelto en él.
¿Pero cuáles son las ventajas y las desventajas de RRSS y blogs, tanto para los que generan la información como para los que la consumen?
En el caso de las RRSS la mayor ventaja es la inmediatez y la facilidad de uso, así como la mayor capacidad de interaccionar con un mayor número de personas y de un perfil más heterogéneo. Por el contrario, entre los inconvenientes están la limitación de caracteres para explicarse y la propia inmediatez, que hace que en ocasiones no reflexionemos sobre el mensaje que publicamos y sobre las consecuencias del mismo.
En el caso de los blogs, no tenemos limitación de espacio para expresarnos y tenemos todo el tiempo que queramos para reflexionar, ampliar la información y contrastarla, pero debido a los problemas que mencionaba Nicholas Carr, es muy probable que el que acceda a nuestro blog no llegue a leer todas esas explicaciones, porque antes se habrá aburrido y marchado a otra página. Por citar el ejemplo de este blog que estás leyendo (si es que has llegado hasta aquí), la duración media de la visita al mismo por cada sesión es de 1 minuto y 27 segundos (periodo enero 2017-enero 2018, para un total de 28.735 sesiones). Por otra parte, el mantenimiento de un blog requiere un esfuerzo de actualización que va decayendo a medida que avanza el tiempo, ya sea por pereza o por frustración.
Pero quizás uno de los mayores "inconvenientes" de los blogs, que también es aplicable a otros medios especializados e incluso a reuniones y congresos, es que acabamos "predicando para el coro", o sea, que lo que publicamos y lo que comentamos en congresos y ponencias, es leído o escuchado por un público que ya está convencido de antemano, mientras que el público que no tiene interés o que desconoce la materia de la que se habla, no accede a la misma. Conseguir que ese mensaje llegue a un público no relacionado directamente con el tema tratado, despertando de esa forma su interés por el mismo, debería ser una prioridad en la divulgación científica y medioambiental, pero desgraciadamente eso es muy complicado si eso requiere por parte del receptor un tiempo y un esfuerzo que en la mayoría de las ocasiones no esta dispuesto a asumir.
La generación y el uso de la información ha sufrido a un cambio radical en los últimos años y sin duda cambiará aún más en los años venideros. La población que hasta hace poco era casi exclusivamente consumidora de información, se ha transformado en poco tiempo en consumidora y generadora de información. Quizás por eso, sea más necesario que nunca que todos nosotros asumamos la responsabilidad de ser más críticos a la hora de contrastar las noticias que recibimos y también a la hora de diseminarlas en las redes sociales.