La población mundial se acerca a los 8.000 millones de habitantes, estando concentrada un 55% en zonas urbanas, porcentaje que llegará casi al 70% en 2050 según la ONU.
Solo en América Latina y el Caribe, el 82% de la población vive en ciudades, siendo las urbes de Sao Paulo y Ciudad de México las más pobladas, y en Europa, Estambul, Moscú y Londres.
Así, el desarrollo sostenible no es una opción, sino una obligación para instituciones y organizaciones públicas y privadas que están llamadas a ser protagonistas en esta transformación hacia la sostenibilidad de nuestro estilo de vida.
En este sentido, es necesario que las ciudades dejen de ser sumideros de recursos y se conviertan en productores de los mismos, definiendo un modelo circular de ciudad más densa, en el que, por ejemplo, podamos llegar a todo lo que necesitamos andando, en bicicleta o en transporte público.
Debemos repensar cómo replanteamos las ciudades construidas, centrándonos no solo en la expansión, como es el caso de ya tratada ciudad de los 15 minutos.
Es fácil entender que las zonas urbanas van a ser claves en la lucha contra la crisis climática con el diseño y la construcción de ciudades sostenibles, cuando además, más del 80% del PIB mundial se genera en las ciudades.
Podemos entender que una ciudad sostenible es aquella que apuesta por un modelo más inclusivo, participativo y humano con un impacto social y económico positivo
Apostar por uso responsable de los recursos naturales inspirado por las buenas prácticas de nuestros antepasados, junto con lo último en tecnología proporciona un modelo sostenible que convive entre el pasado, el presente y el futuro.
Un ejemplo de esto es lo que se conocer como bioconstrucción, que armoniza la salud física y mental con los objetivos de sostenibilidad medioambiental.
Según el Instituto de Biología del Hábitat de Alemania (IEB), esta construcción del bienestar engloba un enfoque del hábitat basado en el uso de las fuentes renovables para generar energía, la utilización de materiales de construcción y equipamiento naturales, un diseño que aproveche los recursos y un hábitat ecosocial que proteja a las personas y el medio ambiente.
En Europa, el proyecto Madrid Nuevo Norte se ha convertido en el primero en obtener de forma simultánea los 2 sellos de sostenibilidad más prestigiosos a nivel mundial, con la precertificación de sostenibilidad LEED for Communities Plan and Design con nivel Oro y el certificado provisional BREEAM ES Urbanismo 2020.
Este proyecto urbano ha sido seleccionado por la Unión Europea como modelo para conseguir ciudades 100% sostenibles, con unas infraestructuras pioneras de generación eficiente de frío y calor que utilizan energías renovables en el entorno urbano y puntos de carga para la recarga de vehículos eléctricos.
Incidiendo en lo relativo a la construcción o edificación también podemos recurrir al concepto Passivhaus o casa pasiva, que combina un estado de confort interior con un consumo de energía muy baja y un precio asequible con un sistema de ventilación controlada.
Este modelo pasivo viene determinado por 5 principios básicos de la construcción ecoeficiente: excelente aislamiento térmico, ventanas y puertas de altas prestaciones, ausencia de puentes térmicos en esquinas, hermeticidad del aire y ventilación mecánica con recuperación de calor.
También es relevante señalar que la nueva edificación ha de dirigirse hacia el mundo de la industrialización, siendo este el camino más eficiente y sostenible de construir, aunque no debemos confundirnos con la prefabricación, ya que hay que industrializar las viviendas personalizadas, y no una vivienda para cualquier parte del mundo, ya que esto último no nos lleva a una alta eficiencia de la construcción ya que desaprovechamos las características propias de cada espacio.
En los nuevos planes urbanos aparecen guías de actuación para aplicar políticas sostenibles de desarrollo para que todos los actores, públicos y privados, que intervienen en las ciudades y que busquen un desarrollo equitativo, justo y sostenible desde sus distintos campos de actuación, puedan elaborar sus propios planes de acción.
Estas hojas de ruta se trazan con el triple enfoque de sostenibilidad social, económica y medioambiental, es decir:
- El componente social, que mide la calidad de vida y los servicios que las ciudades incluyen de sanidad, educación y trabajo.
- Los factores ambientales, que integran las infraestructuras sostenibles y las iniciativas de reducción y mejora de contaminación.
- El condicionante económico de los habitantes, con los beneficios que obtienen de sus empleos y las infraestructuras empresariales.
A esto hay que sumar la digitalización de los núcleos urbanos, como una de las llaves que abrirán futuros sostenibles a las ciudades y una oportunidad de inversión responsable en ámbitos como la conectividad, la movilidad, la participación ciudadana y gestión de emergencias.
Finalizamos indicando que importantes organizaciones mundiales señalan que nuestras ciudades tienen que ser capaces de resolver problemas inmediatos, organizar escenarios urbanos complejos y generar respuestas innovadoras que satisfagan las necesidades de los habitantes, aunando un enfoque humanista al de digitalización.
¡Solo así las ciudades serán sostenibles y responsables con el Planeta!
El artículo El papel de las ciudades ante la crisis climática se publicó primero en ecointeligencia - cambia a un estilo de vida sostenible!.