La activista australiana defensora del parto en casa, Caroline Lovell. / mujerhoy
El pasado mes de enero, la activista australiana defensora del parto en casa Caroline Lovell murió mientras daba a luz en su hogar. ¿Las causas? Complicaciones que derivaron en un fallo cardíaco. Pese a que Lovell fue trasladada al hospital, falleció al día siguiente. La conmoción dio paso al cuestionamiento y, al poco tiempo, los foros de internet hervían: ¿es segura esta práctica?
Si hasta hace 20 años la única opción para dar a luz a un hijo era la hospitalización, ahora se puede parir en granjas, dentro de una bañera y en tu casa, libre de toda experiencia clínica. Hay más opciones que nunca, y cada vez más mujeres se decantan por un acompañamiento distinto en el parto, que asocian a una opción menos medicalizada. “En gran parte es algo que tiene que ver con una vuelta a lo natural en todos los aspectos. Si alguien cuida su alimentación y no desea alimentos con toxinas, ¿cómo no va a querer un contexto más cercano para la experiencia que va a cambiar toda su vida?“, explica la antropóloga británica Sairica Rose. Pero en contra del parto hospitalario, a esta ‘nueva sensibilidad’, se suman ciertas carencias del sistema médico. Caroline Lovell, como tantas otras mujeres, había expresado su disconformidad con un sistema que atendía únicamente el proceso final del parto, sin tener en cuenta las peculiaridades de cada mujer y sus necesidades. Lo cierto es que hay tantos defensores como detractores de dar a luz en casa, con razones de peso en ambos casos. Los que están a favor del parto natural –es decir, no medicalizado, con una o dos comadronas expertas y en un entorno elegido por la futura madre– esgrimen que en mujeres menores de 35 años y sin riesgos previos, no hay diferencias significativas con un parto hospitalario. La revista científica British Medical Journal publicó un estudio en 2005 realizado con más de 5.000 embarazadas de bajo riesgo en el que la mortalidad perinatal era similar en ambos tipos de parto. En el centro de salud familiar Mare Nostrum ofrecen el parto en casa partiendo precisamente de la filosofía de que un parto no tiene por qué ser medicalizado, y que el proceso ha de ser cuanto más natural mejor. “El acompañamiento y la información son básicos en todo momento“, explica Sonia E. Waters, una de las comadronas. Esas son las carencias más importantes que se citan tanto entre profesionales como madres gestantes cuando se trata de parto hospitalario. Clara Linares, que decidió traer al mundo en casa a su segundo hijo, lo constata. “Pese a que mi primer hijo nació en un hospital y creo que era necesario porque a lo largo del parto hubo complicaciones, durante el segundo embarazo investigué todas las posibilidades y me quedé con el parto en casa”, cuenta. “Una de las razones fue que durante un momento del parto de mi primer hijo tuve una sensación de angustia muy grande cuando nadie me daba información y tanto mi pareja como yo nos sentimos muy perdidos. Pasó a centrarse todo en la intervención quirúrgica –puesto que requería cesárea– y no sabíamos qué pasaba”, explica. Proceso natural Lo mismo argumentan desde la asociación El Parto es Nuestro. “La madre tiene derecho a que se le proporcione toda la información y el acompañamiento que necesite. Se asume que el parto debe ser en un hospital por falta de opciones, pero una mujer debe ser capaz de elegir dónde parir y en qué condiciones, –reivindica Claudia Pariente, de El Parto es Nuestro–. El parto es el momento final de un proceso mucho más largo, y en algunos casos, hay ginecólogos que solamente se preocupan de la intervención. Si una mujer está atendida y acompañada durante el embarazo, el parto es un momento mucho más natural y menos traumático. De hecho, no tiene por qué serlo”. Pero también hay otra visión, contrastada por estudios. Según uno publicado en 2010 en American Journal of Obstetrics and Ginecology, una de las revistas especializadas más respetadas en el campo, fallecen el doble de niños en partos en casa que en un parto hospitalario. Si la estadística es de un 0,2% de muerte natal en los alumbramientos domésticos, la cifra disminuye a la mitad entre los nacidos en hospitales: un 0,09%. “Parir en casa es una barbaridad”, argumenta el ginecólogo Carles Salva dor Taboada. “No puedes dejar de lado los avances médicos de los últimos sesenta años simplemente porque te dé la gana estar en tu casa. En los partos hay complicaciones y riesgos, siempre. Obviarlos es una temeridad”, concluye. “La angustia puede sobrevenir por multitud de razones, y una mujer tiene que gozar del derecho a parir naturalmente. Pero de ahí a no estar en un centro médico, donde pueda ser atendida adecuadamente, hay un abismo”. Los defensores del parto natural en un entorno doméstico rebaten: “Si el estudio no tiene en cuenta las condiciones socioeconómicas, no puede ser válido. Es decir, hay mujeres que entran en riesgo mortal pariendo en casa, pero es algo que no han decidido, no han tenido un acompañamiento durante el parto y, probablemente, estén pariendo solas”, explica la antropóloga Sairica Rose. “Una muerte por parto en casa es extremadamente infrecuente; el caso de Caroline Lovell debería ser noticia por lo trágico, pero no por ser significativo–aclara–. La causa que se ha dado como más probable es el de una hemorragia masiva”. El médico Salvador Taboada insiste en que “una hemorragia es algo más común de lo que se piensa. Lo más probable es que se minimizaran unos riesgos que existen, por cuestiones de militancia filosófica. Hay que tener muchísimo cuidado en un parto”. En general, si una mujer está sana, no ha tenido complicaciones derivadas de un parto anterior, no se considera de riesgo. “Casi todas pueden dar a luz en casa si tienen un seguimiento y acompañamiento adecuados”, explica Sonia E. Waters. “El 85% de los que atendemos tienen éxito, y el 15% que requiere hospitalización es porque el parto se estaciona, no dilata o la mujer no aguanta bien el dolor. Ante eso, lo mejor es llevarla a un hospital”, aclara. “Si va a acabar en un hospital, no entiendo por qué no debe empezar allí el proceso”, contrarresta Taboada. “Cada parto es único. Minimizar lo que te vas a encontrar es un error absurdo. Jamás le aconsejaría a ninguna mujer parir en casa. Y si lo que aducen es falta de información, es evidente que el profesional debe proporcionarla durante el embarazo o la mujer cambiar de médico si no está contenta”. Con tiempo Para los defensores del parto domiciliario, los riesgos son pocos. “Muchas veces el miedo es lo que genera adrenalina y eso paraliza el proceso o incluso provoca sufrimiento fetal” explica Waters, que aduce que ese es el principal riesgo. En un parto en casa, que puede durar 48 horas tranquilamente, las comadronas relajan a la madre, que puede dormir, comer y bañarse durante una gran parte del proceso. La comadrona Sonia E. Waters rebate a quienes argumentan que es una práctica medieval: “Tenemos todo el material médico y quirúrgico necesario para un parto normal, además de anestesia local, oxígeno, suero y equipos para escuchar la frecuencia cardiaca y de reanimación, que casi nunca se usan. Lo importante es dejar que el cuerpo realice su función fisiológica. El parto no es una enfermedad ni un problema. Está comprobado que si no se interrumpe hay menos complicaciones“. “Con ese material no se puede intervenir en una embolia –argumenta taxativo el ginecólogo Salvador Boada–. Ni practicar una histerectomía cuando hay hemorragia. No se pueden obviar problemas así como así. Existen y lo importante es darle las mejores condiciones a la madre”. A favor o en contra, la práctica está cada vez más extendida en España. Lo importante es estar bien informado. A favor y en contra, casos reales Barbara Martínez, 37 años, periodista: “Con apoyo médico y epidural, estoy más tranquila”. “Este será mi segundo hijo y hemos decidido que nazca en una clínica, como el anterior. En ambos embarazos he mantenido una comunicación muy fluida con mi ginecóloga y el equipo que me asistirá, y no tengo dudas. Creo que eso es lo más importante, decida lo que decida la madre, ya sea un parto en casa, bajo el agua o en el hospital: estar segura y sin dudas, para que el parto sea lo más tranquilo posible. Hay mujeres que se angustian y prefieren no pasar por un hospital, lo cual es muy respetable. Yo he decidido que sea en condiciones con apoyo médico y epidural. Además, mi primer hijo tuvo que salir con fórceps. Estoy más tranquila así”. Clara Linares, 35 años, psicóloga. “En casa, el vínculo con el bebé es más fácil“. “Sopesé todas las opciones, me informé muchísimo y asistí a una conferencia en la que se explicaban las posibilidades de dar a luz naturalmente tras una cesárea previa, como era mi caso. Salí convencida. Tras una preparación a conciencia, llegó el momento y fue muy especial. Estábamos solo las comadronas, mi pareja, mi niño y yo. Bajamos las luces, y fue todo muy tranquilo. No niego que en algún momento lo pasé mal, el dolor era muy intenso, pero cuando pasó lo peor, y estando en casa, fue una maravilla. Esa misma noche dormí tranquila, con mis hijos. Además, la recuperación fue mucho más rápida. Y el vínculo con el bebé, más fácil” Fuente: elcorreo.com