Revista Cultura y Ocio
En la foto que encabeza este post vemos a dos señores gorditos conversando. Están en Prada, una población francesa (Catalunya Norte) donde cada año se celebra una "universidad de verano", pura excusa para que las élites nacionalistas catalanas calienten motores para el próximo curso político. En ese marco son normales los encuentros y las conversaciones entre líderes políticos y otros personajes vinculados al catalanismo en sus diversos grados, del autonomista al independentista.
Los personajes de esta foto merecen sin embargo, rancho aparte. El joven de la izquierda es Oriol Junqueras, el nuevo mandamás de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), que en poco tiempo ha dado un giro ideológico más o menos espectacular a su partido hacia la derecha conservadora en lo económico y social, acentuando el mensaje independentista pero convirtiéndose en muleta "nacional" del gobierno pujolista catalán actual, que preside (es un decir) el señor Artur Mas y teledirige la familia Pujol (la otra muleta es el PP catalán de doña Alicia Sánchez Camacho; echen cuentas de las amistades que gasta el señor Mas). El señor de la derecha de semi melena blanca y quemado por mil soles y lámparas bronceadoras es Macià Alavedra, antiguo dirigente y factótum del partido CDC, que fundara Jordi Pujol en los inicios de la Transición y núcleo de la coalición nacionalista reaccionaria CiU. En CDC el señor Maciá Alavedra encabezó durante décadas el llamado Sector Negocis junto con algún hijo de Pujol, Lluís Prenafeta (el secretario personal y hombre de confianza de Jordi Pujol), Josep Maria Cullell y algunas otras vacas sagradas del nacionalismo burgués catalán a las que el tiempo, las trifulcas y algún juez osado en casos contados han ido retirando de la escena política y social.
Maciá Alavedra es con todo y por encima de todos, la encarnación misma del político catalán corrupto a lo grande. Félix Millet, el del caso Palau de la Música -la financiación de CiU durante años por grandes empresas a través de los fondos blanqueados mediante esa institución cultural-, era apenas un mayordomo al servicio de las 44 familias que según ellos mismos dicen, son Catalunya. Una de esas familias es obviamente, la que encabeza Alavedra, un patricio barcelonés que como la mayoría de los de su especie, no le ha hecho ascos a nada en materia de enriquecimiento ilícito. Incurso en casos judiciales desde hace años por toda clase de estafas, negocios sucios y evasión de capitales, Maciá Alavedra anda por ahí en libertad bajo fianza tras el caso Pretoria, que le implica junto a Lluís Prenafeta como cabezas de la mayor "empresa" de evasión de capitales de la península Ibérica (por no decir España, esa fea palabra en boca de un nacionalista de bien). Pues ya ven, mientras espera el juicio el superchorizo (gran ladrón) Alavedra aparece ahora por Prada, seguramente para impartir lecciones de patriotismo a cachorros como Junqueras y su neoERC, que tan falta anda de dinero últimamente por cierto.
Macià Alavedra. Recuerden este nombre como ejemplo de cínico desvergonzado: ama tanto a Catalunya, que se la quiere meter toda entera en el bolsillo.