De forma análoga no debemos olvidar cómo Jesús derramó su sangre para la salvación de los hombres en prueba de su Amor.

Simbólicamente, el amor de Cristo es representado en iconografía con la imagen de un pelícano abriéndose el pecho para alimentar a sus crias con su sangre. Paralelamente, esta metáfora se aplica a Cristo, que con su sangre, derramada por nosotros, nos redime para la salvación. Por eso nos aparece el pelícano a los pies de la cruz (en su parte trasera) del Santísimo Cristo del Amor.
Este acto se asemeja al sacrificio que Cristo hizo por nosotros. Murió para nutrirnos de su amor. Él es el alimento que da vida. Cristo entrega su Cuerpo y Sangre por cada uno de nosotros: sus hijos predilectos, y Él mismo igual que las crias del pelícano al tercer día resucitó
Tanto el paso del Santísimo Cristo del Amor como el pelícano son obras realizada en el año 1694 por el insigne artista Francisco Antonio Ruiz Gijón.
Fuente: http://cofrades.sevilla.abc.es
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