Parece que cada generación tiene una catástrofe reservada para dejar impresa su huella en la historia del Mundo. A nosotros nos ha tocado el Covid19, pero si lo pensamos bien, peor fue la época de nuestros padres y abuelos, con una Guerra Civil y la Gripe Española. El Corona Virus nos ha pillado en plena era de Internet, con avances médicos que han podido paliar sus efectos y que lograrán vencerlo, confiemos, que a corto plazo. No hemos tenido que correr a refugios al sonar las alarmas sin saber si volveríamos a casa, todo lo contrario, solo con refugiarnos en nuestro hogar, rodeados de comodidades, estamos a salvo.
Sé que no es igual para todo el mundo, que muchas personas han fallecido, que muchas familias tienen que lamentar la pérdida de alguno de los suyos, que otros han perdido sus trabajos y sufren las consecuencias económicas, que vivimos una crisis terrible de la que no será fácil salir. Pero quiero aferrarme a la parte positiva de todo esto, que aunque no lo creáis, también la tiene.Hemos aprendido una lección: no somos invencibles, no somos todopoderosos, tenemos que vivir el momento porque nunca sabemos lo que puede ocurrir; han cambiado nuestros valores: hemos entendido que son más importantes las personas que las cosas, los sentimientos que las posesiones; el valor de un abrazo, de un beso, la compañía de un ser querido. Hemos aprendido a estar con nosotros mismos, tal vez nos hemos encontrado y hemos reflexionado, y, probablemente, nunca volvamos a ser los mismos de antes. Ojalá sea así.
Mi balance, al final, es positivo; tal vez, incluso más positivo que otros años. La desgracia no me ha tocado de cerca, he tenido momentos felices y los he disfrutado en los breves espacios de tiempo en que me ha estado permitido hacerlo; he sufrido como todos la soledad, el aislamiento, sobre todo en el último trimestre que por cuestiones más personales me he sentido al borde del abismo, pero he sacado un gran aprendizaje de todo ello y he salido fortalecida y más sabia.Incluso he publicado un nuevo libro.
En esta ocasión, suena superfluo desearos feliz año nuevo sin más. Os deseo fortaleza, salud y buen ánimo para afrontar lo que nos quede y fe en que saldremos adelante y recuperaremos nuestras vidas, por lo menos, tal como eran.