Entre 1962 y 1971, los Estados Unidos arrojaron más de 11 millones de litros de herbicidas sobre 3.181 aldeas de Vietnam para abrasar las cosechas y deforestar la selva donde se emboscaba el Vietcong, que usaba la geografía de su país para enfrentarse al ejército mejor equipado del mundo. Son las cifras de un informe oficial sobre una de las mayores aberraciones que ha cometido el hombre en los últimos cincuenta años; el uso de armas químicas en la guerra de Vietnam.
Aviones norteamericanos sobrevolaban el territorio de la guerrilla comunista y soltaban su carga tóxica para facilitar el avance de la infantería. Dejaban una estela naranja en el cielo. Y después regresaban a sus bases, como el aeropuerto de Dannag, donde almacenaban los temibles defoliantes.Los Estados Unidos también utilizaron bombas de napalm en aquella guerra; gasolina gelatinosa que se inflamaba con mucha facilidad, se quemaba lentamente y resultaba muy difícil de apagar una vez que comenzaba a arder. El napalm causó estragos y dejó imágenes sobrecogedoras que ya son iconos del siglo XX, como la fotografía de la niña Kim Phúc corriendo desnuda y con la piel quemada, que le valió el premio Pulitzer a su autor. Diario de León. 21 de junio de 2011
El 8 de junio se cumplen 40 años de la imagen que mejor reflejó el horror de Vietnam.
La famosa niña hoy es embajadora de la Unesco y dirige una fundación de ayuda a la infancia
Estuvo 14 meses en el hospital y sufrió 17 operaciones por las quemaduras del napalm.
A pesar del tiempo transcurrido, aún sufre fuertes dolores en todo el cuerpo.
La fotografía de una niña corriendo despavorida por una carretera, desnuda y abrasada por el napalm fue la imagen de la guerra de Vietnam. Y la que mejor ha reflejado el impacto de los conflictos en la infancia.
"El 8 de junio de 1972, todos estábamos escondidos en el templo. Los soldados escucharon a los aviones sobrevolando el lugar y gritaron, ¡corran, corran! Corrí con mis hermanos y mis primos, y cuando me quise dar cuenta había perdido mi ropa, y mi piel empezaba arder. El dolor era tan terrible que perdí la consciencia", ha relatado en un perfecto español la actual directora de una Fundación que lleva su nombre, que entonces tenía nueve años.
Kim sufrió quemaduras en el 65% de su cuerpo, pero Nick Ut, el fotógrafo vietnamita autor de la foto que dio la vuelta al mundo y ganó el Pulitzer en 1973, la recogió, la llevó a hospital y le salvó la vida. Permaneció hospitalizada 14 meses y ha sufrido 17 operaciones, pero sobrevivió.
'Me desmayaba del dolor'
"Yo no sabía lo que era el dolor. Me había caído de la bicicleta alguna vez, pero el napalm es lo peor que puedan imaginar. Es quemarte con gasolina por debajo de la piel. Me desmayaba cada vez que las enfermeras me metían en la tina y cortaban la piel muerta. Pero no morí. Dentro de mí había una niña pequeña y fuerte, que quería vivir", ha señalado.
Si no fuera por las cicatrices que deforman su cuerpo, al verla hoy con su sonrisa permanente y su buen humor, nadie imaginaría su drama personal.
Pero la recuperación no fue fácil. "Tuve lástima de mí misma. Quería ponerme camisetas de manga corta y no podía. Miraba mis brazos y me preguntaba ¿por qué a mí? Llegué a pensar que no tendría novio, ni me casaría, ni tendría un bebé", afirma Kim, quien asegura que logró superarlo "gracias al amor de mi familia y de Dios".
Una vez recuperada, su primer deseo fue volver a la escuela. Soñaba con ser doctora. Sin embargo, el Gobierno decidió convertirla en un icono propagandístico y tuvo que interrumpir sus estudios. "Los soldados venían a buscarme a clase para hacer entrevistas con periodistas extranjeros", explica.
Pero su deseo de aprender logró imponerse y obtuvo el permiso para seguir estudiando en la Universidad de La Habana, donde aprendió el español. Allí conoció a otro estudiante vietnamita, Bui Huy Toan, con el que se casó y se fue de luna de miel a Moscú. En su vuelo de regreso a la isla, la pareja desertó cuando su avión aterrizó en Canadá, donde actualmente residen con sus dos hijos, Tomás y Steven.
Embajadora de la paz
Una de las lecciones que ha aprendido con esta experiencia es a pedir perdón. Sólo al hablar de ello pierde la sonrisa. "Cuando leí la primer vez las palabras de Jesús 'amar a tus enemigos', no sabía como hacerlo. Soy humana, tengo mucho dolor, muchas cicatrices y he sido víctima mucho tiempo. Creí que sería imposible. Tuve que rezar mucho y no fue fácil, pero al final lo logré", afirma emocionada.
En 1996, la Fundación para la Memoria de los Veteranos de Vietnam la invitó a Washington y allí conoció a uno de los pilotos que participaron en el bombardeo de Trang Bang, su aldea. Kim Phuc le perdonó públicamente entre sollozos, convirtiéndose en el símbolo mundial de la reconciliación. "El perdón es más poderoso que cualquier arma del mundo", ha dicho.
Un año después fue nombrada Embajadora de Buena Voluntad por la UNESCO. En 1997 creó la Fundación Kim Phuc, que se dedica a ayudar con los niños víctimas de la guerra y la violencia en países como Timor, Rumanía o Afganistán, y a defender la educación como la mejor herramienta de futuro.
Según Save the Children hay 39 millones de niños afectados por conflictos armados que no reciben educación, a pesar de que una formación adecuada podría protegerles de males derivados de ella como las minas antipersona o los reclutamientos. La campaña de la ONG pretende proporcionar educación a 8 millones de niños antes de 2010.
La fotografía de Nick Ut
ha controlado la vida de esta mujer,
frágil como una flor de loto por fuera, pero con una voluntad interior de hierro.
Cansada de intentar escapar, Kim decidió trabajar con esta imagen.
"Mi foto es un símbolo de la guerra, pero mi vida es un símbolo de amor, esperanza y perdón".
que no ha dudado en entonar una melodía vietnamita, ante una audiencia estremecida por sus palabras. Por MARTA ARROYO en elmundo.es
El 8 de junio de 1972, un avión norteamericano bombardeó con napalm la población de Trang Bang. Allí se encontraba Kim Phuc con su familia. Con su ropa en llamas, la niña de nueve años corrió fuera de la población. En ese momento, cuando sus ropas ya habían sido consumidas, el fotógrafo Nic Ut registró la famosa imagen. Luego, Nic Ut la llevaría al hospital. Permaneció allí durante 14 meses, y fue sometida a 17 operaciones de injertos de piel. Cualquiera que vea esa fotografía puede ver la profundidad del sufrimiento, la desesperanza, el dolor humano de la guerra, especialmente para los niños. Hoy en día Pham Thi Kim Phuc, la niña de la fotografía está casada y con 2 hijos y reside en Canada. Preside la 'Fundación Kim Phuc', dedicada a ayudar a los niños víctimas de la guerra y es embajadora para la UNESCO.
Cuarenta años después, Kim Phúc es Embajadora de Buena Voluntad de la ONU y el napalm, una página roja en la historia de Vietnam. El agente naranja, por el contrario, sigue siendo una realidad. Todavía hoy, sus dioxinas contaminan el agua y el suelo, y han marcado a una generación de vietnamitas, que ha visto nacer a miles de niños con malformaciones genéticas. Estados Unidos nunca ha asumido su responsabilidad. Tendría que hacer frente a reclamaciones millonarias. Pero a través de fundaciones privadas, se ha comprometido a limpiar las zonas más contaminadas del país, como el aeropuerto de Dannang.
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