Revista Psicología

El perdón, la emoción liberadora

Por Centro Psiconet

Como humanos que somos, nos hemos enfadado muchas veces. También nos hemos sentido heridos, o con rabia. Incluso con rencor.

Existen aún numerosos mitos sobre las emociones que seguramente hayan contribuido a “sentirnos mal por sentirnos mal”. Para ayudar a entender por qué sentir emociones desagradables no tiene por qué hacernos sentir culpables, refresquemos algunas de estas falsas creencias:

Mito: las emociones desagradables son peligrosas e incontrolables

 

Mito: las emociones negativas no sirven para nada, son un estorbo, un sufrimiento

 

Mito: sentir ciertas emociones es de personas débiles

 

Mito: cuando siento cosas negativas a veces pienso que soy una mala persona

 

Mito: determinadas emociones me hacen sentir fatal conmigo mismo

Sentir rabia o enfado no es algo negativo. A pesar de experimentarlas con desagrado son necesarias.

Nos indican que algo ha salido mal, que no nos gusta, que nos parece injusto.  Nos informan sobre nosotros mismos y sobre el entorno.

Nos permiten tener intuición, planificar nuestro comportamiento.

Mientras sean adecuadas en intensidad y duración son una herramienta totalmente útil y sana.

El rencor

Esta emoción merece un capítulo aparte dentro del espectro de las emociones beligerantes… y es que sentir rencor significa no estar preparado en ese momento para afrontar las cosas de otro modo. Sin embargo, que sea una emoción común no significa que sea saludable.

El perdón

Por más preparación que se tenga para perdonar, hay momentos en los que es necesario sentirse molesto, pero reaccionar movidos por el dolor sólo ayuda cuando esto soluciona el problema.

Perdonar no es lo mismo que justificar, excusar u olvidar. El perdón es una respuesta moral conducida desde los valores individuales de cada uno de nosotros, pero no es lo mismo que reconciliarse con quien nos ha herido.

¿Por qué es sano perdonar?

Estudios realizados por R. Enright afirmaron que las personas que han sido gravemente heridas pueden llegar a sanar las cicatrices emocionales perdonando a su ofensor, permitiéndoles liberarse para seguir adelante.

¿Cómo podemos perdonar?

Desde el punto de vista psicológico, hay tres formas básicas de lidiar con la ira, que sería la respuesta emocional visible del rencor (la emoción más profunda):

  1. Negarla
  2. Expresarla de muchas maneras mientras disimulamos que no estamos ofendidos
  3. Perdonar

Para decantarnos por la tercera opción necesitamos cumplir una serie de procesos:

  • Tener disposición para aclarar o arreglar la situación
  • Buscar el momento más adecuado para hablarlo con calma
  • Pensar la manera de llegar a una solución
  • Escuchar con paciencia, buscando comprender los motivos
  • Exponer nuestras razones y llegar a un acuerdo

Para poder facilitar estos pasos puede sernos de gran utilidad visualizar la ira en forma de semáforo y realizar los trucos para intentar no llegar al rojo y explorar (como ya vimos hace varios meses en este blog).

Perdonar es más sencillo de lo que parece, todo está en buscar la forma de mantener una convivencia sana, de la importancia que le damos a los demás como personas y de no dejarnos arrastrar por reacciones “bomba”: aquellas que solo duran un segundo pero cuyas consecuencias negativas dejan un rastro visible duradero.

“¿Quieres ser feliz un instante? Véngate.

 ¿Quieres ser feliz toda la vida? Perdona.”


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