A horas de que comience la 17ª jornada del fútbol argentino, los equipos ya tienen un objetivo fijado para finalizar el torneo con una sonrisa. ¿De dónde vienen los objetivos? Probablemente del presente que el equipo atraviesa a partir de los últimos partidos.
El problema ocurre cuando las metas son impuestas por factores externos y perjudican al objetivo real e inicial de un equipo. Por otra parte, se suele hablar antes de que comience el torneo y en relación al certamen anterior, sin tener en cuenta que estamos en un fútbol efímero.
El principal factor externo (no el único) son algunos periodistas. Con su opinión y su importancia frente a la sociedad, erosionan el pensamiento del hincha y acompañan la locura. Piden un fútbol organizado, de transparencia y de nivel, pero viven del escándalo.
No se trata sólo de #elprogramadefantino. Hay otros tantos que se disfrazan de serios y que hacen lo mismo. Terminan perjudicando a los equipos y jugadores debido a que instalan un tema y una opinión que luego es complicada de revertir. En algunos casos, las expresiones apocalípticas terminan siendo reales, pero otras veces, no.
El caso más notorio es el de Independiente. Perdió sólo tres partidos y no tuvo un comienzo bueno (dos empates y dos derrotas), pero estando cuatro puntos arriba de River y alrededor de siete del primer equipo en Promoción, se hablaba de lo comprometido que estaba.
Y en un fútbol efímero –como decíamos antes-, el rojo ganó tres partidos, perdió uno de los últimos doce y podría remotamente ser campeón. Pero más allá que no lo sea, debería estar pensando en los puestos de arriba. En este caso, fue perjudicado, etiquetado con “pelea la promoción” y en el único partido en el que podría haber caído en zona de riesgo, habría sido junto a River y a cinco fechas del final.
River también viene al caso. Pasó de ser el campeón de la prensa al equipo de la promoción. En ningún momento había dejado de estar en la zona baja, pero cuando se dieron cuenta que la punta quedaba lejos y dejaba de ser creíble, arremetieron nuevamente con el tema del promedio.
Hicieron que el partido con All Boys sea como una final, cuando aun no estaba tan comprometido. De hecho, después de ese partido no volvió a ganar y aun así sigue dependiendo de sí mismo. O sea, que no era un partido de seis puntos como muchos lo planteaban.
La situación tornó diferente un tiempo después cuando River entró en zona de Promoción. Es más, me animaría a decir que las actitudes de Almeyda y Carrizo son relativas a la presión generada por estos periodistas.
Todo es magnificado por este tipo de periodistas y al consumidor es lo que más le afecta. Se habla de “ojo que X equipo quedó en Promoción” cuando tal vez quedan quince fechas y es lógico que suban y bajen por ganar o perder un partido. Ningún equipo en la historia de los torneos cortos estuvo toda la temporada 17º, 18º, 19º o 20º en los promedios.
Puede sonar insólito y hay quienes dirán: “¡cómo le vas a echar la culpa de los jugadores a los periodistas!”, pero esto ocurre. Luego, se sientan en la mesa, piden proyectos de largo plazo y empiezan a tirar bombas y a lavar cabezas indirectamente. Ese es el periodismo que fermenta.
