“¿Cómo puedes contar que la infanta Cristina dice que en su casa solo se ocupa de los niños y esas cosas sin que te salga la sonrisa?”, así defiende el autor, Ezequiel Teodoro, que en su obra haya trazos de humor e ironía
Por: Tania J. Baeza
Fuente: Youtube
¿Cómo surge Corrupción en España. Los trapos sucios?
Surge como consecuencia de mi propia ignorancia ante el cúmulo de casos que se iban acumulando en los juzgados, y mis ganas de saber qué estaba pasando en nuestro país. ¡Cómo yo, periodista, podía estar ajeno a lo que estaba sucediendo y sucede! De modo que me propuse leer todo lo que se había publicado, y si no he leído todo, me he acercado bastante, jeje.
En su libro habla de 15 casos de corrupción, lamentablemente la actualidad informativa dice que hay muchos más. ¿Qué criterios siguió para la selección de los casos sobre los que escribir?
Lo primero que hice fue acudir a internet, donde hoy está todo o casi todo. Y reuní unos cien casos. Tuve que hacer una gran criba. Quería que fuesen casos relevantes a nivel nacional, que se conocieran, y en los que estuvieran implicados políticos con mucho nombre. Pues el libro, además de ser una obra divulgativa, quería mostrarlo como un espejo de lo que ocurre en nuestra sociedad.
¿Estamos ante un análisis documentado de la corrupción en España o la opinión crítica de un ciudadano?
Tiene un poco de las dos cosas. Es un análisis documentado porque para escribirlo tuve que leer más de 6.000 noticias, que no son pocas. Buceé durante tres meses ocho horas diarias para conocer hasta el último detalle de los 15 casos más relevantes, y esa documentación se nota. Pero también contiene una crítica mordaz sobre nuestra sociedad y los políticos que tenemos, no los que nos han tocado, como dirían algunos. Son los que tenemos porque los hemos puesto nosotros.
Y, ¿cuánto tiempo le llevó componer un libro de estas características?
Alrededor de cuatro meses. La parte más difícil no fue escribirlo, como podría pensarse, sino la documentación.
En la sinopsis se afirma que todo en el libro está contado con un toque de humor. ¿Cómo ha conseguido casar esos elementos de humor en un libro sobre corrupción?
Más que humor es ironía y mordacidad. ¿Cómo puedes contar que la infanta Cristina dice que en su casa solo se ocupa de los niños y esas cosas sin que te salga la sonrisa? ¿O hablar de un político que usaba la tarjeta de crédito para ir a Rusia de putas, y además colar las facturas porque pensaba que al estar en cirílico nadie se iba a dar cuenta? A veces la corrupción es tan cutre, que tienes que reírte, y otras contiene un tinte tan sinvergüenza que te llegas a sonrojar.
En la portada aparece un toro partido en dos. ¿Por qué esa imagen? ¿Barajó otras portadas?
Esa fue decisión de la editorial. Creo que trataban de mostrar una España partida por la corrupción, y una imagen que hacía pensar en esa idea de España era el toro, aunque cada vez menos.
Suponemos que, a través de las redes sociales o en las presentaciones, ya ha podido conocer la opinión de los lectores. ¿Qué le comentan?
Se sorprenden de las interioridades de los casos, pues de todos ellos se habla muy por encima en los medios de comunicación, quizá porque son tantos las diferentes corruptelas y tantos los detalles en cada una, que es difícil contarlo. Y también me cuentan que se enganchan a la historia, pues parece una novela negra, aunque lamentablemente todo es real.
La obra está dedica a su hija, con el deseo de dejarle un país mejor. ¿Ve factible ese deseo después de escribir un libro como este?
Sí, sigo creyendo que el ser humano tiene un parte luminosa y otra parte oscura, muy oscura. Pero que la primera es mayor. Es cierto que hay muchos políticos imputados, pero existen muchísimos más que hacen su trabajo honradamente, y no son noticia porque, al fin y al cabo, hacen su trabajo.
En su libro, por ejemplo, afirma que “la corrupción está instalada en la base de la sociedad”. ¿Cada uno delinque en función de sus posibilidades?
Creo que muchos delinquimos si nos dan la oportunidad. No hablo de grandes delitos, hablo de no pagar el IVA, de enchufar al cuñado en la empresa del jefe, de aceptar una botella de vino de un proveedor, y cosas por el estilo. Todo empieza ahí.
En Corrupción en España. Los trapos sucios nos recuerda que la actitud defraudadora es algo que viene de lejos. La literatura lo llama picaresca y lo encontramos desde el Lazarillo. En su opinión, ¿el ser una especie de tradición rebaja la gravedad?
En absoluto. Pero nos explica cómo somos. Creo que todas las sociedades que han avanzando tecnológicamente y humanísticamente, se han ido refinando. Y también ocurre con el delito. A medida que nos refinamos, menos pícaros somos. Hace veinte años nadie se ponía el cinturón en el coche, y hoy es lo primero que hacemos. Antes incluso se
Hablemos ahora de su futuro literario. Esta es su tercera obra, ¿está trabajando ya en la cuarta? De ser así, ¿qué nos puede desvelar?
Sí, estoy trabajando ya en una nueva novela. Sería la tercera, pues esta última obra ha sido un ensayo. Y vuelvo a mis orígenes, se trata de una novela con ciertas reminiscencias históricas y mucho de fantasía. Voy lentamente, eso sí, pues hace seis meses montamos la editorial Avant, y exige una enorme dedicación.
También queremos saber de usted como lector. ¿Qué busca cuando se sumerge en un libro?
Yo suelo dejarme llevar por el instinto. No suelo buscar, prefiero que sea el libro el que me encuentre. Y no me ciño a géneros, lo mismo leo histórica que negra o romántica. Uno de los últimos libros que más me han gustado ha sido Mil soles espléndidos, la segunda novela de Khaled Hosseini, y la siguiente que leí fue La marca del meridiano, de Lorenzo Silva.
¿Tiene algún género predilecto? ¿Alguno que no le atraiga?
Me gusta especialmente la histórica, es cierto, y de hecho comencé a escribir novela histórica. No he leído mucha novela erótica, salvo excepciones, como La pasión turca o Las edades de Lulú; es un género que no me atrae demasiado.
Por último, ¿qué libro recomienda a nuestros lectores?
Mil soles espléndidos; como he dicho, ha sido el libro que más me ha gustado en los dos últimos años.