Revista Psicología

El perverso narcisista

Por Mundotlp @MundoTLP
EL PERVERSO NARCISISTA
VIVIR SIN MIEDOS :  Hay Personas que se pasan la VIDA  justificando todas sus conductas y acciones con la triste realidad de además creerse las  Victimas eternas, incluso del dolor que provocan en los demás...


El discurso paradójico;  

DECIRLO TODO Y LO CONTRARIO DE TODO 

El uso difamatorio de la desvalorización, de la humillación, de la denigración como entretenimiento, de la polémica sistemática, de colocarse como mártir para salir indemne y victorioso.

 El discurso paradójico es una forma perversa de comunicación.... 
Los perversos narcisistas y otras  categorías de personalidades patológicas hacen un uso extenso de la misma. 

El discurso paradójico consiste en decir simultáneamente una cosa y su contraria, éste es el mecanismo de base...

Preámbulo: 

El discurso paradójico: «Una forma de mensaje paradójico consiste en sembrar la duda sobre los hechos más o menos anodinos de la vida cotidiana. El socio termina por ser sacudido y no sabe ya quien tiene culpa y quien tiene razón. Basta con decir por ejemplo que uno está de acuerdo con una propuesta del otro, mientras se muestra, a través de la mímica, que tan sólo es un acuerdo de fachada.». 
El perverso narcisista dirá por ejemplo que ha firmado en forma pero en desacuerdo con el fondo. 
Es interesante saber hasta que punto las personas consideradas equilibradas utilizan cotidianamente el discurso paradójico. Ejemplos: “Yo no quiero darte consejos, pero te los voy a dar aunque no estés de acuerdo”. “Si yo pudiera os ayudaría con placer, pero no puedo”. 
El discurso paradójico genera confusión a aquel que recibe simultáneamente los mensajes contradictorios. Al poner al otro en falso, el perverso adquiere una victoria; impone una derrota al otro. Lo pone en situación de fracaso. 
Pero el discurso paradójico, y más generalmente las técnicas perversas, no son el atributo exclusivo de los perversos auténticos, ya que puede ser utilizado por personas equilibradas. Lo que distingue por tanto a los perversos del resto de personas es que no conocen otro registro de comunicación. 
La ley con todo está representada por seres humanos, más o menos conscientes, más o menos concienzudos y más o menos engañados. Los jueces también pueden ser engañados. 
¿Saben por quién? pues por el manipulador. 
Cuando en un procedimiento se oponen una persona honesta y un perverso, si el juez siente que hay manipulación en el proceso, se da la paradoja que será de la persona honesta de quien va a dudar. 
Sólo si el proceso es de una cierta duración, podría ser que el juez comprendiera. Esta situación se da no porque el manipulador sea más astuto (que a veces lo es), sino porque, precisamente al no distinguir ninguna diferencia entre el bien y el mal, el perverso piensa siempre que tiene razón, en todo y convence. Y en cambio la víctima honesta llega a dudar de cómo ocurrieron las cosas y de su culpabilidad. 


  • Movimiento perverso narcisista: Manera organizada de defenderse de todo dolor y contradicción interna expulsandolos sobre otro y sobrevalorándose a costa de otros, y no solamente sin dolor sino también con disfrute. Es una manera particular de ponerse al refugio de de los conflictos internos haciéndose valer a costa del entorno.


Las señales características del perverso narcisista aparecen a medida del proceso de demolición iniciado sobre su víctima. Estas señales son múltiples y variadas, y son el reflejo en espejo de una desvalorización de sí mismo que la comparación con la víctima hizo estallar y que compensa con un narcisismo encaminado a aliviarlo y protegerlo. 
La perversión alterna con la perversidad. 
Las características dominantes y recurrentes en el perverso narcisista son: un espíritu vengativo, una tendencia a la mitomanía, a la paranoia, un poder de convicción pudiendo implicar numerosos daños colaterales, entre las que cabe destacar a las personas que se comprometen para él, un encarnizamiento importante. 
Además quiere dar la imagen de él de un mártir, perseguido por la persona a la que él ha determinado a eliminar definitivamente de las escenas sociales, privadas y profesionales. 
Es capaz de desplegar una energía desproporcionada que debe transgredir las tierras de su víctima, expoliar sus jardines secretos, sembrar las semillas de la discordia, de la sospecha en su ambiente, en definitiva practicar la política de la tierra quemada, para salir indemne y victorioso 


La perversión es una de las adaptaciones sobre el tronco común de los 
Estados límite. Se distingue, del estado "normal" o "neurotico" corriente, por la 
parte que toma el impulso de muerte. Cita: "Numeroso son los psicoanalistas 
que reivindican una parte de perversidad normal en cada individuo:" ¡"Somos 
todos perversos polimorfos!" "Hacen referencia a la parte perversa que existe 
en todo y que le permite defenderse." Un perverso narcisista sólo se construye 
apaciguando sus impulsos destructivos. (Marie-France Hirogoyen, "el Acoso 
Moral", página 125) "."
El perverso narcisista (término del psicoanalista Paul- Claude Racamier) es la 
personalidad quien Otto Kernberg describe bajo el término de narcisismo 
patológico. Los perversos narcisistas se consideran como psicoticos sin 
síntomas, que encuentran su equilibrio descargando sobre otro el dolor que no 
experimentan y las contradicciones internas que se niegan a percibir. Para 
Hirigoyen ellos "no hacen mal adrede", sino que hacen mal porque no saben 
hacer otra cosa para existir. Ellos mismos fueron heridos en su infancia e 
intentan mantenerse así en vida. Esta transferencia de dolor les permite 
valorizarse a costa de otros. ("el Acoso Moral", página 126). La perversión 
narcisista consiste en la instauración sobre una personalidad narcisista de un 
funcionamiento perverso. ("el Acoso Moral", página 127). 
El perverso narcisista practica la confusión de los límites entre sí y otro. 
Incorpora las cualidades del otro, se las asigna grandiosamente, para atenuar 
su debilidad. Estas cualidades convenientes, son las que niega a su verdadero 
dueño. La seducción es un aspecto crucial de esta estrategia. 
La seducción perversa se hace utilizando los instintos protectores del otro. 

Esta seducción es narcisista: 
se trata de buscar en el otro el único objeto de su fascinación, es decir la imagen amable de uno mismo. A través de una seducción de dirección 
única, el perverso narcisista pretende fascinar sin dejarse tomar. Para J. 
Baudrillard, la seducción conjura la realidad y manipula las apariencias. No es 
energía, está en el orden de las señales y de los rituales y de su uso maléfico. 
La seducción narcisista hace que la realidad se vuelva confusa, borra los 
límites de lo que es uno mismo de lo que es el “otro”. No se trata de una 
seducción amorosa, ya que ésta se instaura en el registro de la enajenación – 
en donde la idealización enamorada, para mantener la pasión, se niega a ver 
los defectos o los fallos del otro -, en cambio la seducción perversa está en el 
registro de la incorporación con el fin de destruir. La presencia de otro se vive 
como una amenaza, no como una complementariedad. (Marie-France 
Hirogoyen, el Acoso Moral, página 94). 

La comunicación perversa está al servicio de esta estrategia. 
En primer lugar se hace de falsas verdades. En consecuencia, en el conflicto abierto, el 
perverso recurre de forma manifiesta y sin vergüenza, a la mentira más gruesa. 
Sea lo que sea lo que se diga, los perversos encuentran siempre un medio de 
tener razón. Mientras que la víctima, ya desestabilizada no encuentra, al 
contrario de su agresor, ningún placer en la polémica. El desorden inducido en 
la víctima tiene como consecuencia la confusión permanente entre la verdad y 
la mentira. La mentira en los perversos narcisistas sólo se vuelve directa en la 
fase de destrucción, como podremos verlo en el capítulo siguiente. Es entonces 
una mentira menospreciando toda evidencia. Es ante todo y sobre todo una 
mentira convencida que convence otro. Sea cual sea la enormidad de la 
mentira, el perverso se cuelga y termina por convencer al otro. Verdad o 
mentira, eso importa poco para los perversos: lo que es verdadero es lo que 
dicen en el momento. Estas falsificaciones de la verdad son a veces muy 
próximas a una construcción delirante. Todo mensaje que no se formula 
explícitamente, incluso si es transparente, no debe ser tenido en cuenta por el 
interlocutor. Puesto que no hay rastro objetivo, eso no existe. La mentira 
corresponde simplemente a una necesidad de ignorar lo que va contra su 
interés narcisista. Es por ello se ve los perversos rodear su historia de un gran 
misterio que induce una creencia en el otro sin que nada se haya dicho: ocultar 
para mostrar sin decir. (Marie-France Hirogoyen, "el Acoso Moral", página 94). 

Empleo de la paradoja: Al bloquear la comunicación por mensajes paradójicos, 
el perverso narcisista coloca el tema en la imposibilidad de proporcionar 
respuestas convenientes, puesto que el interlocutor no comprende la situación. 
El receptor de la paradoja, se agota intentando encontrar soluciones, las cuáles 
son en cualquier caso inadecuadas y, cualquiera que sea su resistencia, no 
puede evitar la aparición de la angustia o la depresión. (Marie-France 
Hirogoyen, "el Acoso Moral", "la comunicación perversa", página 111). 
El perverso narcisista se distingue del perverso sexual por el lugar de la 
negación. En el caso de los perversos sexuales, hay una negación del sexo de 
la mujer. En cambio los perversos narcisistas, niegan a la mujer toda entera 
como individuo. Encuentran placer en todas las bromas que vuelven a la mujer 
objeto de burla. Eso puede ser fomentado por la complacencia de los testigos: 
En un talk-show de la cadena americana NBC, una joven pareja debía discutir 
en público del siguiente problema: "no me soporta porque no soy una top 
model." El joven hombre explicaba que su amigita - la madre de su niño - no era como la habría deseado: delgada, sexy, y que sus dientes y sus senos eran 
imperfectos, y por tanto no era deseable. Su modelo de referencia era Cindy 
Crawford. Se mostró tan despreciativo que su mujer se fundió en lágrimas. No 
tuvo entonces la menor emoción, ni un movimiento hacia ella. (Marie-France 
Hirogoyen, "el Acoso Moral", página 106). 
Principio de realidad. El perverso narcisista no se interesa por la realidad, sino 
por el puro juego de las señales lingüísticas. Para él, la ley es la de su deseo, 
en el momento. El perverso narcisista, lo dijimos, gusta de la controversia. Es 
capaz de apoyar una opinión un día y de defender las ideas opuestas el día 
siguiente, justamente para hacer renacer el debate o, deliberadamente, para 
chocar. (Marie-France Hirogoyen, "el Acoso Moral", página 108). 
Como ejemplo de esa alteración del principio de realidad hay que decir que la 
lingüística moderna que expulsa el referente parece darle todos los derechos al 
manipulador. Eso le permite todas las negaciones, las negativas a ver (en los 
textos históricos o míticos) a las víctimas, reconocer las masacres, los 
genocidios y a los cabezas de turco. 
Esta desaparición contemporánea de lo real, es aprovechada por el perverso y 
favorece la "banalización del mal". Hay una introyección de la culpabilidad en la 
víctima: "todo es mi culpa", y, para el perverso narcisista, una proyección fuera 
de sí mismo rechazando la culpabilidad y poniéndola sobre el otro: "es su 
culpa". (Marie-France Hirogoyen, "el Acoso Moral", página 112). El otro sólo 
tiene existencia en la medida en que se mantiene en la posición de doble que 
se le asigna. Se trata de destruir, negar toda diferencia. El agresor establece 
esta relación de influencia para su propio beneficio y en detrimento de los 
intereses del otro. La relación con el otro se coloca en el registro de la 
dependencia, dependencia que se asigna a la víctima, pero que quien la 
proyecta es el perverso. Cada vez que el perverso narcisista expresa 
conscientemente necesidades de dependencia, se las arregla para que no se 
pueda satisfacerlo: o la demanda supera las capacidades del otro y el perverso 
aprovecha, entonces, para señalar su impotencia, o la demanda se hace en un 
momento dónde se no se puede responder. El perverso solicita el rechazo ya 
que eso lo tranquiliza de ver que la vida es exactamente para él como siempre 
había sabido que era. (Marie-France Hirogoyen, "el Acoso Moral", página 115). 
En la fase de influencia, la acción del perverso narcisista sobre su víctima es 
esencialmente inhibir su pensamiento. En la fase siguiente, él provoca en ella 
sentimientos, actos, reacciones, por un mecanismo de prescripción. Si el otro 
tiene suficientes defensas perversas para jugar el juego de la escalada, se 
establece una lucha perversa que sólo se terminará por la rendición del menos 
perverso de los dos. El perverso intenta impulsar a su víctima a actuar contra él 
para a continuación poder denunciarla como "mala". Lo que importa, es que la 
víctima parezca responsable de lo que luego le va a ocurrir. (Marie-France 
Hirogoyen, "el Acoso Moral", página 122

La originalidad y la desdicha del narcisismo patológico vienen de que este 
narcisismo exacerbado se construye sobre un vacío. El perverso va a odiar y a 
destruir lo que le gusta y busca intensamente. El problema del perverso 
narcisista consiste en remediar su vacío. Para no tener que enfrentar este 
vacío (lo que sería su curación), el Narciso se proyecta en su contrario. Se 
vuelve perverso en el primer sentido del término: ya que se desvía de su vacío 
(mientras que el no perverso se enfrenta este vacío). De ahí su amor y su odio 
hacia una personalidad maternal, la figura más explícita de la vida interna. El 
Narciso tiene necesidad de la carne y la sustancia del otro para llenarse. Pero 
es incapaz de alimentarse con esta sustancia carnal, ya que no dispone de un 
principio o mínimo de sustancia que le permitiría acoger, apropiarse y hacer 
suyo la sustancia del otro. Esta sustancia se convierte en su peligroso 
enemigo, porque le revela el vacío a sí mismo. Los perversos narcisistas 
experimentan un deseo muy intenso respecto a las personas que parecen 
poseer las cosas que ellos no tienen o que simplemente obtienen placer de su 
vida. La apropiación puede ser social, por ejemplo seducir a un socio para que 
la presente e introduzca en un medio social que se envidia: alta burguesía, 
medio intelectual o artístico... El beneficio de esta operación es poseer a un 
socio que le permita acceder al poder. Una vez conseguido eso, combaten a 
continuación el aprecio a sí mismo del socio y la confianza en sí del otro, para 
aumentar su propio valor. En definitiva, se apropian del narcisismo del otro. 
(Marie-Francia Hirogoyen, "el Acoso Moral", página 132


Algunas señales relativas a la personalidad y del perfil perverso narcisista

1) VICTIMIZAR 
Hacer de otros su víctima para aumentar la imagen defectuosa que tiene de sí 
mismo: tanto si es masculino, como si es femenino, el proyecto de este sujeto 
son las apariencias engañosas. Este sujeto, por otra parte maestro en el arte 
de la seducción y del misterio, organiza, a través de un trabajo de zapa 
psicológico, la demolición mental del otro, ya que es incapaz de respeto de la 
dignidad humana. 

2) HUMILLAR 
Sus medios son los propios de la desvalorización, la humillación, la 
denigración, y también del discurso contradictorio y paradójico, de la polémica 
sistemática. El recurso a la alusión, a lo no dicho y al sobrentendido es 
frecuente. 

3) CULPABILIZAR 
Es difícil para el acosado de tomar conciencia que esta siendo manipulado, en 
la medida en que el "verdugo" se arregla para no ser nunca tomado en 
flagrante delito y así, hacer pasar otro como culpable. Acosar, es saber invertir 
las situaciones, acusar a otros de todas las culpas y de todos los males, es 
arreglarse para desempeñar siempre el mejor papel. 

DEFENDERSE 
Es necesario saber que todo debate frontal con el perverso será perdido por la 
víctima, en la medida en que el perverso narcisista hace fuego de todo argumento y 
genera dolor. Por ello, toda crítica emitida debe ser muy precisa y limitarse a lo indispensable. 
Para protegerse hay que saber evitar alegar los propios éxitos, saber prodigar 
algunos cumplidos convenientes cuando sea necesario (lo que es una forma de 
manipulación pero "permitida" para protegerse, o incluso defenderse). También 
hay que controlar las propias emociones y seguir estando vigilantes, ya que el 
acosador sabe explotar las emociones y sabe simular perfectamente la 
generosidad hacia su objetivo. Hay que evitar reaccionar ante las 
provocaciones, seguir protegiéndose en el futuro y preparar las pruebas.
Retrato del verdugo: (el perverso narcisista) puede a veces hasta ser 
encantador al primer momento. Luego su tono se hace monocorde, su discurso 
condescendiente, su aire superior. Siendo sus armas favoritas: aislar, 
descalificar, rechazar la comunicación, vejar. Es inútil razonar con él o ella. No 
prueba la culpabilidad de la víctima (ante la ley puede hacer lo mismo). Su 
talento: tapar aquello que hace mal y hacerse pasar él mismo como víctima de 
las pretendidas incompetencia o malevolencia de su víctima a modo de cabeza 
de turco. Cuando el objetivo decide retirarse a sus asaltos y someterse, puede 
demostrar amabilidad (para atraerla en sus redes), entonces se busca otra 
presa. 
Retrato de la "víctima". Dotada, concienzuda, afable, da el mejor de sí misma. 
Estas son cualidades que el perverso desea. La víctima es viva y extravertida, 
que expresa sus éxitos y su felicidad. Generosa, no puede resignarse a la 
perversidad y no es raro que busque excusas a su verdugo. Lo que, en verdad, 
aumenta su vulnerabilidad, es su sentido de la responsabilidad y su propensión 
a culpabilizarse. La víctima es una persona que admite demasiado fácilmente 
la crítica y se mata a dar satisfacción 

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