Mucho de vosotros vivís o habéis vivido en un piso compartido con otros estudiantes. Dentro de esa categoría de pisos se encuentran dos tipos: el piso de estudiantes homolago y el de pega.
El piso de estudiantes de pega es aquel piso cómodo, perfectamente decorado y equipado y que parece una casa familiar normal y corriente. Ese no vale, un piso de estudiantes es aquel que cuando se entra lo primero que se pregunta es: Es de alquiler, ¿verdad?
Y si aún no tenéis muy claro en qué categoría se encuentra el vuestro, vamos a hacer un repaso por las características principales:
El salón
Cualquier piso de estudiantes homologado tiene un salón cuya principal característica es que el número de asientos cómodos es inferior al número de inquilinos y el número de sillas siempre será insuficiente para traer invitados y no tener que sentarlos en el banquetito de la cocina.
Para los que no son andaluces: el banquetito es un taburete bajito que no resulta cómodo para ningún tipo de mesa.
La cocina
La cocina es otro punto de referencia y conflicto en cualquier piso de estudiantes, casi siempre será de gas y a nosotros el gas nos pilla un poco antiguo por lo que los accidentes a la hora de encenderlo serán bastante frecuentes al principio. Las cocinas siempre tienen algún truco para encenderlas y el frigorífico tendrá una distribución poco óptima para almacenar la comida: Si sois 4, habrá 3 bandejas; y si sois 3, habrá 4 bandejas.
El baño
En mi anterior piso la ducha era bastante curiosa. Tenía las típicas cortinas que no impedían el paso del agua y daba igual donde te colocaras a la hora de ducharte porque siempre se salía el agua y se inundaba el baño. En otros pisos el mayor problema es el regulador de temperatura, que suele ser una locura.
La habitación
Templo sagrado por excelencia de la intimidad personal donde nadie puede entrar sin permiso expreso. Nuestro dormitorio es nuestro refugio, donde nos vamos a hablar por teléfono, donde llevamos a las visitas especiales ¡y donde el wi-fi llega mal!
La decoración
Y por último, algo común a todos los pisos de estudiantes es esa decoración deprimente-cutre-horrorosa que está estratégicamente diseñada para que no te de pena vomitar sobre ella tras una competición de chupitos.
Yo debo confesar que mi nuevo piso es de pega, lo siento pero me vendí por un sofá en forma de L y una terraza donde se puede torear. ¡Es lo que tiene vivir en la ciudad más especial del mundo!