Brota por el cuello una cascada color rubí. Seducidos los labios se acercan. La nariz se satura, la boca se inunda y una ola de placer se desliza por la lengua. Al final los ojos se cierran, la boca sonríe y la mente recuerda.
¿Me besas o brindamos?
¿Difícil escoger?
No entiendo por qué.
Bebe un sorbo mientras lo piensas. El vino aclara las ideas, no sé si el champán también.
No te rías.
Soy feliz. La cabeza me da vueltas.
Ummm, estás muy cerca.
¿Te molesta?
¿Qué pretendes?
¿Tú que crees?
Te veo las intenciones.
Sólo te ayudo a escoger.
¡Ah, se trata de eso!
¿Quizá quieres ambas cosas?
Sí, no...Tienes razón, el brindis sabe mejor si compartimos la copa.