¿Por qué pongo (des) entre paréntesis? De eso va éste post. Quizás si no tienes un blog, quizás si no tienes una personalidad en alguna red social (sin importar que sea más vieja que el Atari porque todos alguna vez tuvimos ICQ, Myspace y Messanger) no entenderás la locura que significa virtualizarse. ¡Y mucho menos lo que significa des-virtualizarse!
La primera vez que me conecté a Internet mediante ese zumbido del handshake -ese famoso Bzzzzz prrrrrrr piiiiin beeeeeep que sonaba mientras te conectabas- fue a los 16 años. Me conecté gracias a esa Enciclopedia que se llamaba Encarta para dar un viaje por Egipto. De ahí descubrí -por el ojo de Horus- el poder de la “conexión”. No me acuerdo ni cómo fue pero me bajé una instalación llamada ICQ y comencé a “chatear” con extraños. ¡A LOS 16 AÑOS ESO SIGNIFICA DESOBEDECER LA REGLA MÁXIMA DE LA INFANCIA: NUNCA HABLES CON EXTRAÑOS! Y cree mi primer “avatar”.
Recuerdo que hablaba sobre filosofíá, la vida, unicornios, intensidades de la pubertad ¡y hasta fui a una fiesta que organizaron los colegas conectados con el fin de “conocernos”! ¡Obviamente no le dije a mi madre que era una fiesta de interneeeeee! Pero dejé el ordenador abierto y en el momento que llegué a la fiesta a los cinco minutos sonó el tronco-móvil (esos celulares que no cabían en el bolsillo trasero del pantalón vaquero) y me dijo: ¡AHORA MISMO VIENES A CASA! ¿En qué estabas pensando? ¿Estás loca?
Si.
Hoy un poco más de quince años de eso vuelve a suceder lo mismo. Una fiesta bloguera-maternal junto a más de 300 blogueras madres con ganas de echar desmadre y celebrar que la maternidad hay que verse con humor. De eso se trató #Laparty24M
En mi caso, ésta era mi cuarta desvirtualización allende los mares así que uno va más “hecho”, con “más maña” a sabiendas que es imposible saludar a todas las que te gustaría, imposible tener conversaciones largas como las que tenemos en nuestras noches tuiteras o en los whatsapps o en los posts pero aún así hay UNA MAGIA INCREÍBLE.
Si a veces también hay decepciones no nos hagamos tontas. A estas alturas muchas ya saben que mi pelo no es rosa y eso puede ser un motivo de decir ¡Bah si no se parece a su avatar entonces no es como dice ser! O mi favorito (porque tiene mucho de real) es “La Desmadres es mucho bla bla bla y poco glu glu glu”). ¡En efecto! Ese es el ENORME poder de las (DES)virtualización.
Cuando somos pequeños, como nuestras bestias, es taaaan fácil socializar que yo me quedo alucinada cada vez que veo como Critter llega al parque y dice “Hola, mira tengo un moco en el dedo” y ¡TRIUNFA! todos se ríen y comienzan a jugar. Yo lo he intentado y no es tan fácil.
Pero en las redes ¡todo es mágico! No hay prejuicio alguno. Cada quién pone entonaciones a lo que lee y curiosamente, como bien me dijo Laura en Paris, es como si vieras que “Las princesas de Disney SI existen en carne y hueso“. ¡Poco tenemos de Princesas pero oiga todas estábamos divinas de la muerte! (No por nada algunas se maquillaron, otras se peinaron, otras fueron en busca del mejor vestido y habemus otras que nos propusimos como meta bajar algunos de los kilates postparto para entrar en un vestido y poder asistir discretamente al evento :=) #eymeconocen
A pesar de estar más “curtida” en desvirtualizaciones me encantaba ver como algunas eran clavadas a su avatar como Sara Benavent, Batmami, MamáRioja y otras cuyo avatar no les hacía justicia como Una Mama en la Cocina y Laura en Paris.
Me encantaba esa magia de decir “Hola yo soy la desmadrosa” y que te dijeran “pues yo soy En Paro Biológico, o la mamá de 2 melliz” y ver la cara de sorpresa al “descubrirnos” físicamente y “reconocernos”.
Disfrutar del equipo mañanero que no falla para desmadrear en tuiter como Todo Mundo Peques, el Lobo y la Estresada.
Hacer selfies hasta que el móvil te dice “no cabe ni una cara más” y tener que recurrir a borrar una que otra foto de las 2500 que tengo en el móvil de mis bestias. O_O
Saludar a alguien que te diga “yo no soy blogger soy runner y sólo tengo twitter” pensando que no la ubicarías y resulta que ¡por supuesto que la ubicas porque no tuiteo al aire o por cumplir o por tener más followers! Me gusta “conectar”. Y en esa conexión compartimos cables para cargar los móviles y conocidos familiares en común ¿verdad Marta?
Momentos únicos como: que Yo y mis mini yos secuestrara al conejo Nona de Nonabox, que el #buenHugo quisiera poner stop en el momento del baile y nos dejara sin música, yo implorando agua y Peineta un San Francisco de frutas sin alcohol. Hacer el monguer con las “caneleras” en el photocall, vivir una “despedida de soltera” o que secuestraran La Leona y la Maña mi diploma y yo creyese que por primera vez no había sido la empollona de la clase.
Pero la cereza del pastel final fue llegar a casa y al contarle a Semenator todo el resumen de las #malasmadres las despedidas de soltera, los copazos de Gin Tonics (no sé si estoy fuera de forma o eran ENOOORMES) y al mostrarle unos regalitos que me hicieron A MANO mis amigas blogueras aquí la foto (gracias Irene More, Remorada, Begobolas no tengo como darles las gracias)y me dijo algo que me dejó sin palabras: ¡Yo flipo! ¿Cómo saben los de los barcos? ¿Los colores de los cuartos de las bestias? ¿Por qué son tan detallistas? ¡QUE AFORTUNADAS SOIS, TANTOS DETALLES NO SE LOS HAGO NI A MI HERMANO! pero lo más bonito es que ¡NO ESTÁN SOLAS!
Y si al final del día un blog es sólo el pretexto, la virtualización el método y la (des)virtualización el poder de encontrar a grandes personas y que se conviertan en amigas “reales”.
Gracias. Por leer, por estar, por echar desmadre y por estar “acompañada” en la maternidad.
Y mi gran tip de cierre sería:
“La ficción supera la realidad: Las #malasmadres son buenas pero cuando son malas son ¡mucho mejor!”.