Pero sí debemos decir a nuestros hijos lo que son y serán capaces de ser con voluntad.
Si en algo creo es en lo poderoso que puede ser el cerebro del ser humano. Poderoso y plástico, con lo que todos a lo largo de nuestra vida podemos moldearlo a través de la voluntad para determinar la forma en la que ver, sentir y comprender. El ser madre me lo ha demostrado aún con más fuerza.
Observar el crecimiento de mis hijos me hace ver el poder que tenemos para aprender y ser geniales en nuestro crecimiento. A veces no nos paramos a visualizar el nuestro propio, pero sí cuando el que vives es el de alguien que nació indefenso. Y te fijas en cada detalle de su evolución y te sientes inmensamente maravillada del milagro de la vida, y de cómo son capaces de aprender tanto y tan bien en sus pocos años (incluso meses) de vida.
Pero sé por experiencia que el cerebro es también muy cómodo, y tiende a adaptar la realidad a aquello que le interesa y que nos permite “sobrevivir”. En cambio… ¡con voluntad, todo es posible! Y no me digáis que no… pero los niños en sus primeros años de vida son muy voluntariosos. ¿Cómo si no consiguen tan grandes logros? Andar, hablar, interpretar emociones…
Y sin embargo es en su primera infancia cuando también se percibe ese acomodo cerebral del que os hablaba, y sobre el que los padres debemos trabajar: su voluntad. Si no consiguen resolver alguna actividad hábilmente, enseguida tienden a desecharla, ¿verdad? Que algo me lleva más tiempo del que tenía pensado para realizarlo… lo dejo para luego; que no me sale una cosa… lo dejo para otro día; que no he pintado algo como quería, rompo el papel y lo abandono; pero como quiera algo… ¡ahí sí son capaces de insistir, e insistir, y volver a insistir con toda clase de artimañas para tratar de conseguirlo! La voluntad es la llave que abre la puerta que quieras abrir.
Ayer observaba a mi hija jugar. Decidí ofrecerle algo a lo que nunca suele hacer caso: los peluches. Pero ya sabéis cómo son los niños… encontró más divertido jugar con el suero monodosis.
Se empeñó en introducir todas las unidades en una caja la mitad de pequeña que la que los guardaba, con el consiguiente cabreo porque no le entraban todos. Pero creo que con 17 meses casi, la voluntad de los niños sigue siendo más poderosa… decidí quitarle a escondidas alguno en lo que iba metiendo los nuevos sin que se diera cuenta (porque si me pillaba también se cabreaba), así que no cesó en su empeño hasta que vio que no le quedaba ninguno fuera (estaban en mis bolsillos)
Sin embargo, para conseguir que mi hijo ahora pueda hacer sus deberes solo, y hacerlos con el orgullo que supone hacerlos por sí mismo, sí hemos necesitado de mucha educación emocional.
He tenido que trabajar mucho la voluntad de mi hijo a lo largo de estos años para hacerle ver lo poderoso que supone tener control sobre ella. Si tuviera que darte unos consejos serían:
- Nunca dejes que abandonen algo. La paciencia y la persistencia son buenas cualidades que han de desarrollarse poco a poco.
- No les exijas cosas para las que no están preparados; asegúrate de ir poco a poco, y de menos a más. Pero no les dejes demasiado tiempo en una zona de confort, porque pueden acostumbrarse a “sobrevivir” en ella.
- Valora el desarrollo siempre, por encima de cualquier resultado. Es ley de vida que estos lleguen cuando se ha perfeccionado el método para alcanzarlos.
- Ayúdales con la suficiente distancia para no hacerles tú un trabajo que ellos deben hacer. Ellos tienen un camino que recorrer que no puedes hacer tú por ellos. Siempre tienes dos opciones: allanarles el camino o enseñarles a que lo hagan ellos por sí mismos. Esta segunda opción es más lenta, pero los fortalece en su voluntad.
- Céntrate en lo que consiguen y déjalos equivocarse. Si no encuentran obstáculos nunca podrán descubrir lo fuerte que es el poder de su voluntad para superarlos.
¿Creéis importante trabajar la voluntad de vuestros hijos? ¿Qué logros han conseguido gracias a ella?