El Políptico de la Adoración del Cordero Místico, también conocido como Políptico de Gante o Altar de Gante, es un retablo formado por 12 tablas pintadas al óleo por ambos lados, obra de los hemanos Hubert y Jan Van Eyck, para el altar mayor de la Catedral de San Bavón de la ciudad de Gante. El altar de Gante es una de las obras maestras de la pintura flamenca y significa un gran cambio en la historia de la pintura: supuso el paso de las formas medievales al moderno Renacimiento nórdico....
Son muchas las obras de arte que a lo largo de la historia han sido pretendidas por personajes poderosos. Ya sea por motivos económicos, simbólicos o de prestigio. Ejemplo de ello son autores como El Bosco y su Jardín de las delicias. Esta pintura ha escondido durante siglos mensajes ocultos, secretos de alquimia, sectas heréticas y un sinfín de incógnitas. Hasta el punto, de terminar por convertirse en una de las mayores obsesiones de Felipe II.
Misteriosas también son la obras de Leonardo Da Vinci, el genio más profundo de todos los tiempos. El pintor italiano, consiguió poner en jaque a gran parte de la comunidad de expertos científicos, devotos, investigadores e historiadores del arte, con sus pinturas: La Gioconda y La Última cena.
Menos popular quizá es el políptico de la Adoración del Cordero Místico o Políptico de Gante, una obra que guarda también ambiciones ocultas, y que ha sido objeto de deseo de figuras tan relevantes de la Historia como Napoleón Bonaparte o el mismísimo dictador alemán, Adolf Hitler.
Los secretos que esconde
Cuando los hermanos Van Eyck terminaron su obra jamás pensaron que sería la más robada de la Historia del Arte. Cierto es que el Políptico de Gante está considerado un hito en la historia de la pintura, por la forma de representar el espacio pictórico y la perspectiva. Además de ser una pintura revolucionaria. Es la primera realizada al óleo y obra maestra por excelencia de la pintura flamenca .
Pero dejando a un lado los aspectos técnicos, es incuestionable el misterio que alberga la obra. Deja prendado a todo aquel que la contempla, y no precisamente interesaba por sus cualidades artísticas, sino por lo que representa. Ostenta el récord de ser la más robada de la historia: hasta en trece ocasiones.
Superando a La Mona Lisa, a las obras de Vermeer o El Grito de Munch, el Políptico de Gante ha sido la más robada. Sufriendo además diversas desmembraciones. Ha sobrevivido a las guerras de religión, cayó en manos francesas con Napoleón, y fue reclamada en la Segunda Guerra Mundial por los nazis. En la actualidad, hace más de cincuenta años que descansa en su lugar de origen, la catedral de San Bavón. Eso sí, una de las tablas es una copia, porque la original fue saqueada.
Robos y mutilaciones
Un siglo después de su finalización, el retablo fue desmontado del altar de la catedral para ponerlo a salvo de los ataques iconoclastas calvinistas. Hubo que esconderlo durante años en el Ayuntamiento de la ciudad.
Apenas había comenzado el siglo XIX, cayó en manos de las tropas napoleónicas como botín de guerra. Los paneles laterales se fragmentaron para ser vendidos y los del centro acabaron en el Museo del Louvre. Vencido Napoleón, los paneles volvieron a la Catedral de Gante.
Unos años después, el vicario de San Bavón decidió robar y vender algunos de los paneles laterales del Políptico de Gante a un famoso marchante belga llamado Nieuwenhuys. El marchante los vendió al coleccionista inglés Edward Solly que acabó trasladándolos a Berlín. Posteriormente, el rey de Prusia Federico Guillermo III compró la colección que estaba en Berlín y los paneles del retablo se expusieron en el museo de dicha ciudad. Los paneles del retablo de Gante se expusieron en el Museo Kaiser Friedrich de Berlín.
Estando en la colección real prusiana, los seis paneles laterales comprados al coleccionista inglés se separaron. Fue para exhibirlos en el mismo plano, anverso y reverso. Era una época donde importaba más la utilidad exhibicionista que la integridad misma de las obras y la pintura fue nuevamente mutilada.
Durante esta odisea, tuvo que hacer frente también a un incendio en la catedral, que puso en peligro los paneles que quedaban. Y por si fuera poco, limpiando los daños del fuego se desmontó un marco. Este marco revelaba por primera vez la inscripción de Hubert Van Eyck como coautor de la obra. Lo cual causó un gran revuelo. Aún a día de hoy hay dudas de si la inscripción es original o falsa.
El siglo XX comienza con el retablo totalmente desintegrado. Los paneles centrales en San Bavón, los laterales de Adán y Eva en Bruselas y el resto en Berlín. Es cuando estalla la I Guerra Mundial y tras la guerra, la iglesia de Gante recuperó los paneles laterales gracias al Tratado de Versalles en 1919, que obligaba a Alemania a devolver esta y otras obras como reparación de guerra a sus legítimos propietarios.
En abril de 1934 uno de sus paneles inferiores, el que representa a Los Jueces Justos fue robado de la Catedral de San Bavón. El sacristán y el custodio de la colección de arte avisaron a Scotland Yard, que alertó a los principales servicios policiales europeos. El ladrón era un desconocido, que devolvió el reverso, una figura de San Juan Bautista, pero pidió por carta al obispo de Gante, Monsignor Coppieters, un rescate de un millón de francos belgas por el panel. Después de 13 cartas, sin embargo, no aceptaron la oferta. Se cree que el ladrón fue Arsène Goedertier, que meses más tarde confesó antes de morir que él sabía donde estaba Los Jueces Justos, pero no lo desveló. Lo único realmente cierto es que todavía no se ha recuperado la tabla original. En 1945 se sustituyó por una copia realizada por Jef Vanderveken, conservador del Museo de Bellas Artes de Bruselas.
El expolio nazi
Durante la II Guerra Mundial, el Altar de Gante se enfrentó al expolio nazi, la prueba más importante de su larga historia. El simbolismo de la obra atrajo poderosamente a Hitler, que anhelaba tener en su poder el políptico, ya que estaba convencido que en él se escondía un mapa para encontrar los conocidos como Arma Christi, los instrumentos que fueron utilizados en la pasión de Cristo, y que él creía eran fuente de poderes ocultos y sobrenaturales. De hecho, en el panel central del retablo podemos observar que los ángeles que rodean el trono del Cordero los llevan en sus manos: la lanza, la cruz, la corona de espinas...
En 1940, el llamado Informe Kümmel (que toma el nombre de su redactor, el director general de los museos nacionales de Berlín), establece un inventario de las obras que los nazis consideraban alemanas por derecho, pero que les habían sido arrebatadas desde el 1500. Este registro, encargado por Hitler, reúne todas las obras de artistas con ascendencia alemana y austríaca, aquellas obras encargadas o terminadas en Alemania y las de estilo germánico.
Cuando las tropas aliadas entraron en Berlín, trataron de encontrar los tesoros robados. Una pista les llevó a los lugares donde se escondían las obras. El retablo vuelve a aparecer al termino de la II Guerra Mundial en las famosas minas de sal austriacas de Altaussee. Se encontraba junto a varios miles de obras de arte saqueadas por los nazis por toda Europa.
La vuelta a casa de la obra, dirigida por el general Eisenhower fue épica. Los belgas lo recibieron como a un héroe nacional. Aunque antes de llegar, sufrió también un aterrizaje forzoso en Bruselas, por problemas mecánicos del avión que lo transportaba. A día de hoy, el Políptico de Gante puede contemplarse en la ciudad belga de Gante, alejado ya de todo aquello que vivió durante más de seis siglos.
Fuentes: KronosHistoria // GrandesRobosdelaHistoria