Muchos son los pintores que han pasado a la historia con un sobrenombre o mote, no siempre elegido ni querido por los propios artistas. Pero en el caso de Alessandro di Mariano di Vanni Filipepi, Botticelli, este caso clama al cielo, pues es un apodo despectivo por causas heredadas.
Autorretrato de Botticelli – Noticias – Totenart
Botticelli nació en 1445 en un barrio obrero de Florencia, en el seno de una familia de peleteros. Era el más pequeño de cuatro hermanos, entre ellos se llevaban una gran diferencia de edad. De hecho con el primero de los hermanos se llevaba 25 años, Giovanni, el primogénito se dedicaba al comercio.
Dada la avanzada edad de los padres se cree que fuera éste corredor de comercio el que realmente adoptara y educara a su hermano menor. Era sabida la afición de Giovanni a la bebida, además era bajito y reconocido por su tremenda gordura se le conocía con el nombre de Botticello que significa “botijo o tonel”.
Al pobre Botticelli se le conoció durante toda su vida y evidentemente, se le sigue conociendo siglos después de su muerte, por un sobrenombre que ni siquiera hace referencia ni a su físico ni a sus aficiones. Son las de su hermano con las que el creador de El nacimiento de Venus tuvo que lidiar.
¿Os imagináis tener que cargar con un apodo así toda la vida y ser recordados hasta la eternidad por ello? Tal vez debiéramos honrar la memoria del genio del quattrocento aprendiéndonos su nombre completo: Alessandro di Mariano di Vanni Filipepi, ¿no os parece?