Continuando con la mala costumbre de opinar, pienso que el cambio de Gobierno ha cogido descolocado a más de uno (véase el sudor sin maquillaje del avejentado Rajoy de ayer). No cabe duda que José Luis Rodríguez Zapatero se reinventa, en eso sorprende a casi todos, asume que es necesario el Post-Zapaterismo pero con él, claro. Asume todo lo que se le decía, cambia, y por tanto da a entender que lo que le importa es realmente sacar el barco de la varada accidental, sin importarle el rumbo que haya que tomar para enmendarlo. Yo creo sinceramente que la política económica no va a cambiar pero si va a cambiar cómo nos la van a vender desde Moncloa (Rubalcaba y Jáuregui nos venderán la moto). Seguiremos con las directrices del Fondo Monetario Internacional, de hecho el equipo es el mismo, y en todo caso corregiremos algo la reforma laboral. Lo que más me fastidia de esto es que determinadas políticas de derechos civiles, de igualdad, que tanto se enarbolaban por Zapatero ahora se dejan caer, si era necesario un Ministerio de Igualdad o de Vivienda, era necesario, y por tanto no tiene sentido eliminarlo. Parece como una penitencia, un castigo, para que San Elecciones nos bendiga y nos vuelva a dar cuatro años más de Gobierno. A pesar de este planteamiento tan maquiavélico, creo que es un poco Cuento de la lechera, mejoro el Gobierno, quito a Pajín del PSOE, ahora la crisis mejora, ahora tengo dos felipistas de pro en Palacio, ahora acabo con ETA, ahora mejoro las encuestas, en menos de dos años vuelvo a ganar las elecciones generales,...