Los pozos de nieve, para conservar frescos los alimentos y disponer de hielo en verano, tienen su origen en Roma, año 200 a.c. Pero no fue hasta el Renacimiento, siglo XVI, cuando se extendió su uso por los nobles más refinados y poderosos de Castilla. Como el Duque de Medinaceli en Cogolludo
En una ladera umbría se construía un pozo, de 6-8 mts de profundidad, suelo firme y 5 mts de diámetro. Una capa de nieve de 50 cms, se apisonaba para convertirla en hielo y se cubría con una capa de paja, como aislante. La operación de repetia hasta que la nieve (la ultima capa de paja) llegaba a ½ metros de la boca. Sobre ella, un travesaño con polea y tablado para sacar el hielo, que a su vez protegia la nevera del exterior.
El maestro Juan Luis Perez Arribas, en su libro “Cogolludo, su historia, arte y costumbres” nos cuenta que la nevera de Cogolludo está situada al noroeste del castillo, a 150 mts, en la ladera umbría del Lomo. Tiene 5 mts diametro y unos 8 de profundidad. Los muros son de caliza y calicanto, cubierta por una bóveda falsa; en el fondo un desaguadero que vertía el agua al arroyuelo próximo. La entrada, situada al oeste, tiene 1,50 de alto x 0,90 mts de ancho, con un sillar como dintel, rodeada por un zócalo de sillares.
Es él unico pozo de nieve que se conserva en la Sierra Norte de Guadalajara, de ahi su importancia. El Catastro de la Ensenada (año 1.752) lo menciona, por lo que suponemos que fue abadonado tras la marcha de los Duques de Medinaceli (finales siglo XVIII). Recientemente el Ayuntamiento ha procedido a su limpieza y restauración. En breve será visitable, sumándose a los muchos encantos de Cogolludo.
Lar-ami, gerente de CR La Vereda de Puebla, entre cárcavas y olivos milenarios. Todo sobre Actualidad, Costumbres, Fiestas, Mundo Rural y Paisajes y Lugares de la Sierra Norte de Guadalajara.