Hace un rato he leído en eldiario.es que el portavoz adjunto del PP en el Congreso, Rafael Hernando, responsabiliza a la República de haber causado un millón de muertos. Hay que ser malnacido. Supongo que esta es la memoria histórica para los herederos no ya de la CEDA, sino del franquismo más crudo.
Este indecente que se disfraza de demócrata, como hacen de forma recurrente sus compañeros de secta, se vuelve a mear en el dolor de las miles de víctimas que todavía se preguntan (sus descendientes, claro, porque los represaliados no sabemos dónde están y los de la gaviota, o el águila, que para el caso es lo mismo, no quieren que se sepa) qué crimen cometieron para ser vilmente eliminadas.
El PP ha puesto en marcha una vergonzosa campaña de criminalización de los símbolos republicanos. Después de que sus “cachorros” se hayan quitado definitivamente la careta y muestren orgullosos en público su inequívoca ideología fascista, lejos de condenar tales actitudes (que en Alemania serían motivo de cárcel), sus mayores las llaman “chiquilladas”, atacan a la República y equiparan los símbolos de un régimen democrático y legal, el que había en España en el momento del golpe de Estado fascista, con los de la dictadura genocida que sumió al país en las tinieblas que ahora añoran y reivindican.
Dice el tal Hernando, y siendo portavoz entiendo que habla en nombre de su partido, que la bandera tricolor republicana es tan ilegal e inconstitucional como la del aguilucho. Palabras que suenan a rabieta porque las leyes no les dejan ondear la bandera que de verdad les gustaría, si bien cada vez más afiliados, dirigentes y simpatizantes lo hacen con total desFACHAtez.
No vale la pena intentar explicarles nada, porque el PP ha entrado en una espiral en la que reescribir la historia es parte de su misión reeducadora. Para qué molestarse en intentar hacerles entender que la República y, por tanto, su bandera, eran tan legales, o más, que el gobierno actual, y que los responsables de tanta muerte y dolor injustificado fueron los golpistas y quienes les apoyaron, igual que en Alemania no fueron los judíos los responsables del genocidio.
Las cartas están sobre la mesa. El partido del gobierno, con su política tecnócrata, está transformando el sistema de garantías sociales en un sistema en el que los débiles quedan apartados y relegados a subsistir gracias a la caridad. Paralelamente, está aprovechando para resucitar el ideario reaccionario que, lamentablemente, en realidad nunca desapareció.
Aún estamos a tiempo de pararles los pies. Los potenciales votantes del PP deben tener en cuenta que dar su apoyo al partido que aprueba un 18 de julio, sin pestañear, la restauración del ignominioso valle de los Caídos significa asumir el ideario franquista. Ya no hay medias tintas.
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← Bielsa – 26 de agosto de 2013 (9.15 horas)