Revista Cultura y Ocio

El PP te ayuda a pagar el alquiler

Publicado el 12 junio 2013 por Benjamín Recacha García @brecacha
escrache González Pons

Heino Kalis / Las Provincias

Las medidas del PP para ayudar a las familias que no pueden pagar la vivienda ya están dando resultados bien visibles. Gracias a la sensibilidad del partido que lleva las riendas del país la gente humilde no tiene que preocuparse más porque las dificultades económicas le impidan hacer frente a la hipoteca o al alquiler.

Recientemente nos hemos enterado de un caso que demuestra la gran sensibilidad de los populares y la eficacia de la nueva legislación. Se trata de Esteban González Pons, vicesecretario de Estudios y Programas, número cuatro del partido y diputado por Valencia (es quien, entre otras cosas, aseguró en campaña que aspiraban a crear 3,5 millones de puestos de trabajo).

Este esforzado político está obligado a vivir en Madrid, cosa que, lógicamente, el Estado le compensa con la a todas luces razonable cantidad de 1.823 euros mensuales. Pero, claro, dónde va a vivir el buen hombre con ese dinero, independientemente de que ingrese otros 173.500 euros anuales entre su sueldo de diputado y lo que le paga el PP. Su partido, ejemplo único de solidaridad y comprensión, le aporta además otros 1.455 euros al mes a través de la empresa Everland (que elementos malintencionados cuya única pretensión es perjudicar a la “Marca España” relacionan con la trama Gürtel) para que pueda hacer frente, en mejores condiciones, a los gastos en vivienda. “Indemnización” llama él a la ayudita… Total, que además del sueldo, González Pons recibe casi 40.000 euros libres de tributación para costearse el alquiler…

Mientras tanto, al Parlamento Europeo no se le ocurre otra cosa que premiar a una organización filoetarra que se dedica a acosar a los legítimos representantes del pueblo (incluido González Pons, comprensible, pues, que no haya acudido al acto de conciliación con la Plataforma de Afectados por la Hipoteca por el escrache nazi del que fue víctima), a agredir a los cuerpos de seguridad del Estado, y a violar el sagrado derecho a la propiedad privada…

Vale, no cuela. Además, he agotado las dosis de cinismo, así que no me va a quedar más remedio que soltar hiel antes de que me produzca una úlcera…

Ya está bien. ¿Hasta cuándo vamos a seguir aguantando que se rían en nuestra cara? Lo de González Pons es una vergüenza, pero es que esa “indemnización” por ser diputado de fuera de Madrid la reciben muchos más, igual que disponen de bebida y comida subvencionada, o desplazamientos en avión a discreción y parking gratuito en el aeropuerto… Bueno, gratuito porque se lo pagamos todos. Y no podemos obviar que el 95% de los ingresos del PP provienen de subvenciones del Estado, de manera que esos sueldazos con los que obsequia a sus dirigentes también los pagamos nosotros.

Los privilegios de sus señorías huelen a feudalismo, a Antiguo régimen, a monarquía absolutista… Mientras escribo estas líneas estoy escuchando la ‘Obertura 1812’ de Tchaikovski y suenan los acordes de ‘la Marsellesa’. La connotación en la pieza del genio ruso no es la misma, por supuesto, que impulsó su composición en 1795. La letra del himno que arengaba al pueblo francés contra el invasor austríaco tampoco es de aplicación literal en la actualidad, pero haciendo un ejercicio de adaptación no resulta difícil imaginar quién es el enemigo al que hace referencia:

“Contra nosotros la tiranía/ el estandarte sangriento se ha alzado/ ¿Escucháis vosotros en las campiñas / rugir a esos feroces soldados?/ ¡Ellos vienen hasta vuestros brazos/ a degollar a nuestros hijos y compañeras!”

“¿Qué pretende esa horda de esclavos/ de traidores, de reyes conjurados?/ ¿Para quién son esas innobles trabas/ y esas cadenas tiempo ha preparadas?”

La tiranía del capital, del déficit cero, de la estabilidad presupuestaria… Esos feroces soldados de traje, corbata y maletín… Vienen no a degollar, pero sí a desahuciar, a arrebatar hasta la última posesión material e incluso las esperanzas de futuro… Esa horda de políticos corruptos, de tiburones financieros, de grandes empresarios y banqueros sin escrúpulos… ¿Para quién son las cadenas? La respuesta es evidente, ¿verdad?

No oculto mi ideología. Al contrario, basta leer un par de posts de este blog para hacerse una idea bastante clara de cómo pienso. Pero lo que está pasando en nuestra sociedad hoy en día no es que la derecha esté perjudicando a la izquierda o a la clase trabajadora, no. Lo que está pasando nos perjudica a todos, al 99% de la población: progresistas, conservadores, anarquistas, liberales, comunistas, moderados, trabajadores, empresarios, autónomos… En definitiva, a todas las personas decentes que contribuyen con su esfuerzo, más allá de sus afinidades políticas, a que las cosas funcionen. Los intereses de una minoría minúscula pero acaparadora nos están conduciendo a la miseria. A todos. A los pobres y a los no tan pobres, los que han conseguido prosperar a base de esfuerzo. Quienes nos hunden un día tras otro, cada vez más hondo, no saben lo que significa trabajar para ganarse el pan. No han tenido que luchar en la vida por nada. Nacieron privilegiados y no tienen intención alguna de perder esos privilegios. Igual que Luis XVI y su pléyade de cortesanos en 1789…

¿Cuántos alquileres más vamos a pagar, cuántas pensiones millonarias vitalicias, cuántos rescates bancarios a costa de nuestros ahorros? ¿Cuántos recortes más en derechos sociales estamos dispuestos a soportar? Supongo que unos cuantos, hasta que llegue el momento en que tomemos verdadera conciencia colectiva de nuestro poder para decir basta.


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