Por eso nadie duda de que el mejor equipo olímpico estadounidense hasta 1984 fue el confeccionado en 1960 para los Juegos de Roma a pesar de que de su lista se cayeron dos jugadores del nivel de John Havlicek y Lenny Wilkens, dos de los 50 mejores jugadores de todos los tiempos y miembros del Hall of Fame del baloncesto. La exclusión de "Hondo" y Wilkens se debió únicamente a aspectos "burocráticos". En 1960 la NCAA y la AAU (la Amateur Athletic Union) mantenían una lucha interna en ver quién decidía qué jugadores formaban parte de la Selección Americana. Para decidir el equipo se llevaron a cabo unos entrenamientos y torneos formado por 8 equipos e incluía a la Universidad de Ohio State, un combinado de los mejores jugadores de la NCAA y otro de los mejores jugadores de la NAIA y al equipo campeón de la AAU League, entre otros. Ver qué equipo ganaría el torneo daba derecho a que su entrenador fuera quien dirigiera al combinado en "La ciudad eterna". Los All-Stars de la NCAA vencieron y su entrenador, el mítico Pete Newell fue el seleccionador elegido. El que fuera campeón con la universidad de California en 1959 fue el precursor de conceptos tan básicos como el juego de pies o la anotación tras pérdida de balón, aspecto en el que aseguraba que "un balón perdido suponía 1'5 puntos al equipo contrario". Una de las mentes más privilegiadas del baloncesto que se retiraría tras el oro de Roma.A la hora de elegir a los jugadores, los problemas entre NCAA y AAU supusieron que el equipo estuviera compuesto por siete estrellas de la NCAA, cuatro de la AAU y el mejor jugador del US Armed Forces. Al estar limitado el número de jugadores universitarios, Newell decidió que fueran Wilkens y Havlicek los que quedaran en casa. Sin embargo, esto no quitó de la plantilla que presentó Estados Unidos estuviera plagada de jugadores del nivel de Oscar Robertson, Jerry West, Walt Bellamy o Jerry Lucas, pero también Bob Boozer, Terry Dischinger, Darral Imhoff o Adrian Smith, MVP del All-Star Game de 1966, jugadores que tuvieron grandes temporadas en la NBA e incluso llegaron a ser All-Star. Como anécdota, Burdette Haldorson fue el único que también compitió en los Juegos de 1956 en Melbourne junto a Bill Russell.
Ya en competición, Estados Unidos arrasó a todo rival que se puso por delante. Jugadores de la Selección Española presentes en Roma admitieron que nunca ha habido tanta diferencia entre el baloncesto norteamericano y el del resto del Mundo. Vencieron por 42 puntos de diferencia media a sus rivales y sólo Brasil, total dominadora del baloncesto mundial a finales de los 50, y la URSS, que lo sería a partir de entonces, recibieron diferencias menores a los 30 puntos (27 y 24 respectivamente). Los máximos anotadores fueron Oscar Robertson y Jerry Lucas con 17 puntos por partidos, mientras que Jerry West (13'8), Terry Dischinger (11'8) y Adrian Smith (10'8) también estuvieron por encima de los 10 puntos de media. Jerry Lucas anotó 25 puntos en la final frente a Brasil y el equipo recibió una media de 59 puntos por partido.Luego llegaría el equipo de Los Ángeles 84 o el de Barcelona 92, ya con jugadores NBA en sus plantillas. Pero el primer equipo olímpico estadounidense al que se pudo considerar un verdadero Dream Team fue el de Roma 1960, donde al menos cuatro de sus jugadores han sido incluídos en la lista de los 50 mejores jugadores de la historia de la NBA y son miembros del Salón de la Fama, al igual que Pete Newell, el hombre que diseñó aquel equipo de ensueño. Hoy día, equipos estadounidenses como el de Pekín 2008 podrán estar repletos de grandes jugadores, de estrellas de la Liga, pero en Roma formaron un verdadero equipo, muy al estilo de los conjuntos de Newell.
Esta misma noche 13 de Agosto de 2010, el equipo Olímpico Norteamericano de Roma 1960 será incluído en el Salón de la Fama del baloncesto. Los focos irán hacia jugadores como Karl Malone, a Michael Jordan hablando sobre Scottie Pippen, las inclusiones póstumas y muy tardías de Dennis Johnson y Gus Johnson y sobretodo del Dream Team Original de Barcelona 92, pero el primer gran equipo olímpico, el primer equipo de ensueño también estará allí. Y Pete Newell podrá volver a entrenarlo y reunirse con sus chicos en Springfield por un día, observando fíjamente desde el Cielo del Baloncesto.
