Una taxónoma de la biblioteca del Jardín Botánico de Missouri descubre The florist, el primer libro de colorear para adultos, publicado en 1760 en Londres.
Habíamos hablado anteriormente sobre la reciente la moda de los libros de colorear para adultos. Sin embargo, esta relajante práctica resulta no ser tan actual como parecía. El descubrimiento de la taxónoma Amy Pool, cuando investigaba otro libro sobre la historia de la ilustración botánica, demuestra que este ejemplar de la editorial Robert Sayer es probablemente el primer ejemplar de libros de estas características. Salió a la luz un siglo antes que The Little Folks’ Painting Book, un libro de colorear para niños publicado en 1880 en Estados Unidos por la editorial McLoughlin Brothers, ilustrado por Kate Greenaway, que hasta ahora se había considerado el primero del mercado.
The florist es una colección de 60 láminas de distintas flores -violetas, peonías, anémonas, narcisos, iris, girasoles, etc.- destinada “para el uso y la diversión de los caballeros y señoras“, como se indica en la página de su título. Se acompaña de minuciosas instrucciones sobre la mezcla de pigmentos y las técnicas para aplicarlos adecuadamente, “tal y como son en la naturaleza”. La teoría de Pool, acerca de la publicación de un libro de este tipo, es que a mediados del siglo XVIII, época de grandes exploraciones y descubrimientos científicos, la gente estaba muy entusiasmada con la historia natural.
Para la biblioteca del Jardín Botánico de Missouri es un misterio cómo llegó el ejemplar a su colección. Parece que su dueño nunca tuvo tiempo de colorearlo. Sus páginas fueron utilizadas para prensar plantas -se aprecian manchas residuales-, y el nombre de Albert está escrito el reverso de la portada. En el libro también aparecen garabatos, aparentemente hechos por un niño, además de unas cuantas palabras escritas al azar. No cabe duda de que este libro esconde, como todos, una curiosa historia personal tras sus páginas. Quizás alguien la escriba algún día.