Revista Coaching

El primer principio: simplicidad

Por Falcaide @falcaide
El primer principio: simplicidadEn más de una ocasión hemos citado aquí a Ángel Gabilondo quien decía: "Hay que saber mucho para ser sencillo" (ver post La alegría es un desafío y Otra mirada de los políticos). Sólo quien de verdad domina algún tema sabe descomponerlo en sus partes y presentarlo de manera limpia, clara, sin estridencias, todo lo contrario a aquel que sabe poco, que para aparentar suele caer en el barroquismo, en la retórico, en la complicación extrema. 
En otro post La sencillez es la suprema sofisticación ya hablamos largo y tendido de ello. E igualmente hemos analizado el libro El poder de lo simple, de Jack Trout, en el que se recogen muchas y variadas frases que apelan a la fórmula KISS (Keep It Simple Stupid), ya que como apuntaba Andy Grove, «hay muchos traficantes de confusión». El propio Trout decía: «Uno de los secretos de los gurús es empezar con una idea obvia, simple y sencilla, y luego complicarla». El propio Bill Gates en una visita a la Harvard Business School sentenciaba: «El problema con ustedes es que lo que llaman examinar el entorno yo lo llamo hablar con la gente».
Jack Welch, directivo de referencia en las últimas décadas al frente de GE, afirmaba en una entrevista en la Harvard Business Review: «Los directivos inseguros crean la complejidad. Los directivos asustados y nerviosos utilizan libros de planificación muy gruesos y complicados, y diapositivas llenas de todo lo que han aprendido desde su infancia. Los líderes de verdad no necesitan confundir. La gente debe tener la confianza en sí misma para ser clara, precisa y estar segura de que cada persona en su organización, desde la más importante a la menos, entiende cuál es el objetivo básico del negocio. Pero no es fácil. Es increíble lo difícil que es ser simple para la gente; cuánto miedo le da ser sencilla. Les preocupa el hecho de que si son simples, los demás pueden pensar que son tontos. En realidad, claro está, es justo al revés. La gente con la mente más clara y preparada es la más simple».
Para los cinéfilos, en la película El silencio de los corderos (1991), se da un interesante diálogo entre una estudiante de policía, Clarice Starling (Jodie Foster) y el Dr. Hannibal Lecter (Anthony Hopkins), en la cárcel-psiquiátrico, donde está este último. Allí va Clarice a intentar sacar información del psicópata. La conversación es así:
Hannibal: He leído los expedientes. Lo que necesitan para encontrarlo está ahí, en esas páginas.
Clarice Starling: Dígame cómo.
H.L.: Primeros principios, Clarice, ¡Simplicidad!
C.S.: ...
Hoy sólo os quiero dejar este excelente vídeo, en clave de humor, que resume todo lo comentado:

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