En nuestro mundo de hoy, donde abundan las cámaras fotográficas y teléfonos inteligentes, los selfies han ganado una popularidad innegable y hay muchos que a toda hora están capturando la propia imagen en diferentes poses y escenarios.
El primer selfie del que se tiene evidencia está fechado en 1839 y muestra la figura de Robert Cornelius, un químico de Filadelfia, especializado en chapado en plata y pulido de metales. Su oficio y estudios le llevaron a familiarizarse con la investigaciones de Louis Daguerre , sobre las capturas fotográficas, que lo cautivaron y motivaron a tomar sus propias fotografías.
De todas, la más transcendental fue esta en la que se muestra impasible, con los brazos cruzados, la mirada desafiante y el cabello desaliñado. Para lograr este primer selfie Cornelius tuvo que permanecer como mínimo cinco minutos completamente inmóvil.
Enamorado del arte de la fotografía, inauguró dos de los primeros estudios fotográficos de Estados Unidos y aunque más tarde decidió abandonar este mundo para dedicarse enteramente a la empresa de iluminación a gas de su familia, que lo convirtió en un hombre muy solvente, su nombre e imagen pasaron a la historia plasmados en el primerísimo de los selfies.