Hoy celebramos el Día del Padre, en la festividad de San José. Ser madre es un don natural que posee la mujer. Ser padre, en cambio, es algo que uno hombre debe ganarse, por propio mérito! Como todo lo importante en esta vida, no es gratis! Ser padre significa mucho más que ayudar a la mujer a traer un hijo al mundo! Ser padre es un privilegio que pocos hombres tenemos, valoramos y ejercemos! Ser padre es la fortuna de adquirir la sabiduría de un maestro permanente que es un hijo. Ser padre es ser capaz de enseñar y aprender de tu hijo, cada día de tu vida desde su nacimiento! Ser padre es darte cuenta de que, a la vez que llegas a ser padre, automáticamente eres consciente de que un día también fuiste un hijo!
Yo fui padre mayor, a mis 40 años. Quizás nunca antes tuve el valor de llegar a serlo y a comprometerme a esta misión -y vocación- vitalicia, personal e intrasferible. Tal vez evité la ingenuidad de mi juventud y me condené a la plena consciencia madura de la paternidad! Y más allá de la presunta falta de energía de una cierta edad, mi añeja paternidad me permitió disfrutar del placer de vivir plenamente y de sentir intensamente a mi hija, desde el primer momento! Y eso es posible porque a esa edad uno deja de preocuparse solo por los demás y empieza la senda hacia uno mismo…
Y ser padre es una fantástica manera de iniciar esa senda de luces y sombras que es la vida de y hacia uno mismo! Ese camino a ratos lleno de felicidad y de infelicidad a partes iguales, que te llevan a donde debes ir! ¿Y qué mejor que hacerlo junto a un maestro de vivir el aquí y ahora que en realidad es cualquier niño? Para caminar por la vida solo necesitamos esa confianza infantil en la propia vida y deshacernos de los andado aprendiendo de ello y ser capaces de pensar, sentir y vivir el ahora, tal como llega! Y si algo saben los niños es vivir este ahora y mantener a cada instante esa capacidad de sorprenderse e ilusionarse ante cada nueva ocasión que se presenta en la vida!
Seguirá…
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