Siempre ha insistido en que ahora es el momento inmejorable para ejercer el periodismo. Pero ¿cómo lograrlo en un contexto en el que las redacciones parecen prescindir de sus reporteros para abrazar la silla de oficina?
La situación no es buena para los periodistas, pero tampoco para el resto de profesiones. Por eso hay que estar en una continua formación, sobre todo en nuevas narrativas; reinventarse, ser emprendedor y apostar por los nuevos medios que están surgiendo. No vendrán a buscarte a no ser que puedas aportar algo, y ese algo es el 'valor añadido' que, finalmente, necesitarán los medios.
El periodista argentino Tomás Eloy Martínez decía que los datos impactan, pero que las historias son las que conmueven. ¿El futuro del periodismo está en el análisis de los datos o es hoy, más que nunca, necesario apostar por contar historias?
El periodismo de datos no es algo nuevo, es un complemento a una buena información. Además, hoy, tenemos una serie de herramientas como bases de datos y material que antiguamente no existía. Pero la aportación de datos para dar mayor credibilidad y veracidad lo han practicado Albert Camus, Víctor Ruiz Albéniz e incluso el propio García Márquez.
¿Entonces es realmente necesario tener un equipo de fact-checking en las redacciones? ¿Se ha roto el pacto entre el periodista y el lector que implicaba que el primero siempre contará la verdad?
El fact-checking se produce por la situación actual de los medios y de las redes: la desinformación, la manipulación, la especulación... es algo que está ahí. Para combatirla necesitas saber de dónde viene la información, cómo viene y quién la transmite. Antiguamente, en las redacciones, existían los editores. Eran profesionales con un largo recorrido y supervisaban las informaciones. Hoy esa figura, prácticamente, ha desaparecido para abaratar costes en las redacciones. El resultado final es que nos encontramos con hechos desagradables que después se demuestran que no eran verdad. Sí, hace falta un mayor control y supervisión de la información que se publica y, sobre todo, indicar la procedencia.
Los canales digitales -YouTube, por ejemplo- han hecho aun más delgada la línea entre el periodismo y el espectáculo. El ejemplo más evidente es el caso del streamer Ibai Llanos. ¿Qué deben tener presente los periodistas al momento de adaptarse a las complejas herramientas digitales dominadas hoy por la juventud?"Hay que preguntarse por qué Ibai Llanos ha llegado a la gente, sobre todo a los jóvenes"
Son tiempos de polarización política y social en los que el activismo parece estar más vivo que en la generación anterior. ¿Puede un periodista comprometerse con una causa o, por el contrario, resulta esto incompatible con el oficio?
Siempre se ha sostenido que el periodismo, como tal, se hace en la calle. ¿Por qué formarse en una carrera como esta?
"El periodismo es compromiso, lo que ocurre es que hay que saber diferenciar y no utilizar el periodismo para tus intereses personales"
A propósito de su nuevo libro, ¿por qué cree que es necesario destacar la importancia del periodismo en cuanto a la elaboración de la historia?
Reporteras como Clarissa Ward han estado cubriendo las convulsiones más recientes en sitios como Afganistán. Otros compañeros, como David Beriain y Roberto Fraile, perdieron la vida en el ejercicio de la profesión. Muchas piezas publicadas en los periódicos de hoy, sin embargo, se escriben al abrigo del calor y la comodidad de una redacción. ¿Es la sustitución del reportero por el redactor la imagen propia de la decadencia del periodismo?
Según el fotoperiodista Gervasio Sánchez, "las guerras no terminan cuando lo dice la Wikipedia. Éstas siguen vivas mientras sus consecuencias permanezcan". ¿Qué papel juega la prensa en unos momentos en que es posible encontrar tanta polarización política -y de opinión- en España?
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