El problema ya no son las descargas
Puedes llamarlo un problema, pero lo cierto es que también ha creado un público acostumbrado a ver contenido en internet. Nosotros ofrecemos una alternativa mucho más sencilla e inmediata que buscar un torrent. En Holanda teníamos una situación parecida. Era un país con un elevado índice de piratería. Y pasaba lo mismo en Canadá. En ambos somos un servicio de éxito. Podemos pensar en esto como en el negocio del agua embotellada. El agua de grifo se puede beber y es gratis, pero aun así hay un público que demanda agua embotellada.”
Reed Hastings, fundador de Netflix.
“Reed Hastings, Web 2.0 Conference”. Licensed under CC BY 2.0 via Wikimedia Commons
El próximo mes de octubre el servicio de televisión en streaming y a la carta de Netflix llegará por fin a España. Y lo hará después de tener que lidiar con un problema muy gordo para su subsistencia. Y ese problema no es la piratería, por mucho que nos digan desde esos medios de comunicación afines a una industria que ha visto como sus ganancias han ido disminuyendo año tras año desde la llegada de Internet y, sobre todo, de Napster; ese problema que ha hecho que Netflix se lo pensase mucho para llegar a España han sido los derechos de autor y las exigencias de las asociaciones que gestionan esos derechos. De ahí que la buena noticia no será tal para muchos de nosotros hasta no saber qué condiciones tendrá finalmente el servicio (en cuanto a catálogo y precio fundamentalmente) teniendo en cuenta el acuerdo al que habrá tenido que llegar con las industrias españolas de contenidos para poder ofrecer su servicio. De primeras ya sabemos que Netflix llegará a nuestro país sin su buque insignia House of Cards, debido a que los derechos de emisión los tiene actualmente Canal +.
El éxito de servicios como Netflix o Spotify son la muestra palpable, como bien argumenta Enrique Dans en este artículo, de que el problema no es la piratería; después de más de 15 años de descargas (no voy a entrar en el debate de si son legales o ilegales, eso da para mucha discusión) y la aparición de alternativas como las mencionadas, está claro que el problema ha derivado hace ya tiempo hacia las industrias que pretenden mantener su statu quo en un mundo que es muy diferente al que las vio nacer y las llevó a monopolizar (y a apropiarse sin nuestro permiso) de términos como cultura o entretenimiento. Nuestra sociedad pasó de consumir cuándo, cómo y donde la industria quería a consumir cuándo, cómo y donde el consumidor quiere. Es por eso que las descargas no van a desaparecer -por muchos métodos que utilicen las industrias y por muchas leyes a la carta que promulguen los gobiernos- y es por eso que las ventanas de explotación (la publicación geográficamente escalonada de contenidos para aumentar los ingresos) ya no tienen sentido; ni siquiera el bloqueo geográfico de algunos vídeos de Youtube o de canales de televisión como RTVE tienen sentido cuando existe software capaz de saltarse ese bloqueo sin demasiado esfuerzo. A día de hoy no sabemos si Netflix triunfará en España, pero casi todo parece indicar que sí. Y lo hará porque ellos (como Spotify o Amazon) han sabido ver lo que otros todavía no quieren aceptar: dejan que el consumidor acceda a sus contenidos de manera fácil y barata, cuándo y cómo el consumidor quiere.