14 JUNIO 2006. José Vasconcelos dedica a los lectores de El Universal Ilustrado una fotografía firmada de su puño y letra.
gmc rescate digital/ archivo histórico El Universal.
Promover la lectura no es cosa fácil desde el punto de vista oficial, ni de los particulares. Claro que ha habido esfuerzos importantes en el sector público para que los mexicanos leamos más y mejor, como también los ha habido en el área privada: empresas editoriales, escritores, maestros, periodistas interesados en el progreso del país.
Sin embargo, vemos que al final de cuentas, luego de 200 años de independencia nacional, los mexicanos somos uno de los pueblos que menos lee en el mundo. Qué diera yo por ver a mis paisanos con libros, periódicos o revistas en la mano durante sus viajes en autobús, tren o avión, como lo hacen otros pueblos de la Tierra, los alemanes y japoneses, entre otros.
Hace poco leí en “El Informador” de Guadalajara este encabezado: “Abandonan salas de lectura en Jalisco”. Dice la nota que en dos años se han reducido en casi a la mitad estos espacios por falta de recursos públicos y de promotores de la lectura. En otras palabras, el Programa Nacional de Lectura, nacido hace 20 años, ha perdido fuerza en Jalisco y en otros estados.
No iremos lejos por la respuesta a esta crisis: La promoción de la lectura en México, abandonada lamentablemente por algún sector del gobierno, es hoy problema de líderes. José Vasconcelos, por ejemplo, fue un secretario de Educación que impulsó hace casi un siglo, como ningún otro, la lectura de los clásicos, pero Vasconcelos, con todo respeto, era un “garbanzo de a libra”.
javiermedinaloera.com
Artículo publicado en la revista México Rural en su edición de octubre de 2015.