Revista Opinión

El progresismo, la marca blanca del marxismo

Publicado el 10 noviembre 2009 por Crítica
El progresismo, la marca blanca del marxismo Del socialismo sólo puede afirmarse con certeza que es una ideología del siglo XIX que demostró su fracaso en el siglo XX.
A pesar de las evidencias y los muchos ejemplos, es llamativo que aún se siga postulando que de alguna manera aún por determinar, y sin duda rocambolesca, el socialismo todavía es la respuesta para alcanzar la ansiada 'Justicia social'. Lamentablemente para la humanidad esto vuelve a estar muy lejos de ser así.
Después de la caída del muro de Berlín, Occidente pudo averiguar la extensión de la infamia de la decena de regimenes socialistas que hubo en Europa. En los 90 se abrieron los archivos de la Stasi y del resto de los aparatos represivos de los países socialistas: la SB polaca, la Securitate rumana, etc., revelando el verdadero alcance de un sistema despiadado, al que sólo dotaba de legitimidad una represión política que llegaba a fiscalizar todos los aspectos de la vida ordinaria de los ciudadanos de esos países.
Sin embargo, con el socialismo no ha pasado como con el nazismo o el fascismo que excitó la imaginación de numerosos autores occidentales durante decenios; lo que ha ayudado a popularizar la enorme perversidad de esos regimenes y que supone un estigma para quien todavía los defiende. Paradójicamente con el socialismo no ha habido una creatividad en este sentido, y no por falta de material. Casi podría decirse, ya con un poco de perspectiva histórica, que al socialismo parece que se le perdona todo.
El socialismo se impuso en Europa del Este con un 100% de cumplimiento de los objetivos de cualquier programa socialista concebido y fracasó: fracasó ceconómicamente, fracasó políticamente y fracasó socialmente. Pero no sólo fracasó en Europa donde, a diferencia de la situación de otros lugares del mundo, contaba con un gado de industrialización que sin duda era la base idonea para el desarrollo exitoso de su modelo social. Fracasó en el mundo entero.
Peor les fue en Asia, máxime tratandose de países atrasados con una influencia campesina determinante: China, Camboya, Vietnam, Corea del Norte. Aquí es donde se han dado las mayores brutalidades para imponer el sistema socialista siempre por la fuerza.
Por supuesto, el socialismo también ha fracasado en África: tras la Descolonización, prácticamente toda ella cayó bajo el influjo de la “prédica del fracaso”, que no es otra que el socialismo. Para las nuevas castas gobernantes, autodeclaradas marxistas o socialistas, iban integros los beneficios generados por el comercio de materias primas, mientras que las tierras cultivables, al pertenecer a la comunidad, no incentivaban a que nadie hiciera más que otro por sacarlas adelante, pero sí para explotar al máximo lo que podía sacarse en el momento aunque fuera a costa de los demás; o sea, el modelo de las fábricas de los países socialistas europeos pero exportado al campo.
En América latina el socialismo triunfó en pocos países: Cuba, Nicaragua, receintemente Venezuela, así como algunos años en Chile y Argentina. Lo cierto es que en general se mantuvo bajo la órbita occidental, ya que geográficamente no deja de ser el "patio trasero" de los Estados Unidos, expersión de muy mal gusto, pero bastante explicativa. En cualquier caso la falta de acceso al poder gubernamental excitó el nefasto fenómeno del terrorismo político, recientemente sustituido por el narcoterrorismo.
El fracaso del socialismo es evidente para cualquier observador medianamente desapasionado y objetivo. El problema, ha sido que allí donde el socialismo no había impuesto su modelo social: o sea, en las democracias occidentales; sí que había creado una densa red de relaciones políticas e institucionales que funcionaban autónomamente del otro lado del telón de acero, con el fin de acercarse al objetivo, más o menos declarado, de trasformar una sociedad democrática occidental en una sociedad socialista. Esta red formada por centenares de miles de cargos políticos, jueces, funcionarios, periodistas, intelectuales, etc., no iba a quedarse de la noche a la mañana sin su trabajo, o sin su influencia, sólo porque aquello que los había puesto allí no funcionara.
Durante estos 20 últimos años, los socialistas europeos han tratado de encontrar todo tipo de subterfugios para desvincularse de la experiencia del socialismo real. Ecologismo, feminismo, pacifismo, indigenismo y derechos de los pueblos; doctrinas que hasta los años 90 habían sido las marcas blancas del marxismo para influir en occidente (ninguna de las cuales tenía cabida en los países socialistas), a partir de la caída del Muro pasaron a ser el principal soporte del socialismo en los países occidentales. Estos adoptaron el progresismo, una corriente política del decimonónica, como un cliché para definir a este socialismo post-sovietico.
El socialismo surge tras la Revolución Francesa. Las masas de despojados que participaron del Terror revolucionario, experimentaron el goce del poder absoluto. Además tomaron conciencia de su capacidad de organización política. Habían conducido a un monarca y cientos de aristócratas al cadalso y se habían librado de ellos; aunque a la postre fuera para sustituirlos por la burguesía. Esa experiencia iba a marcar a muchas generaciones, siendo la semilla de un socialismo, que halló en las condiciones de trabajo de la posterior Revolución industrial, el motivo para tomar verdadera conciencia política y organizarse. _El socialismo ha tenido dos vertientes principales en su historia. La más importante es la marxista/comunista o revolucionaria y es la que se ha impuesto en todos los casos en donde el proletariado ha tomado el poder. La otra vertiente importante del socialismo es la fabiana/socialdemócrata o evolucionaria, que siendo en esencia la misma doctrina, difería del marxismo en los aspectos tácticos. El socialismo para ambos significaba la nacionalización de los medios de producción, la abolición de la propiedad privada, el laicismo, y la destrucción de las clases sociales; hechos que una vez conseguidos conducirán naturalmente a la Justicia social y a la Igualdad. _Para el marxista, el socialismo es la fase previa del comunismo, postulandose ellos mismos como vanguardia revolucionaria para llevar a cabo la consecución de este Estado socialista ("a cada cuál según su trabajo") que debería ser una fase transitoria que conduciría per se al estado comunista. ("a cada cuál según sus necesidades"). Para dar este paso los marxistas empujaban a que el obrero usase los medios violentos que tenía en sus manos: huelgas, terrorismo y por fin la revolución.
"Los comunistas no tienen por qué guardar encubiertas sus ideas e intenciones. Abiertamente declaran que sus objetivos sólo pueden alcanzarse derrocando por la violencia todo el orden social existente. Tiemblen, si quieren, las clases gobernantes, ante la perspectiva de una revolución comunista. Los proletarios, con ella, no tienen nada que perder, como no sea sus cadenas. Tienen, en cambio, un mundo entero que ganar. ¡Proletarios de todos los Países, uníos! " Manifiesto Comunista. Marx. 1948
El socialista fabiano, por el contrario, no cree en la iniciativa revolucionaria para conseguir ese ideal socialista. Para él es la propia lucha obrera por sus derechos la que debería convencer por sí misma y hacer caminar a la sociedad hacia el socialismo de un modo natural a través de la propaganda de sus éxitos sociales y de su influencia en la legislación. La Sociedad Fabiana nació en Inglaterra a finales del XIX y fue la base del Partido Laborista británico. Hoy en día los fabianos vuelven a tener una importancia muy notable en el parlamento de Londres. La socialdemocracia nació en Alemania antes que la Sociedad fabiana pero en general aceptó las tesis marxistas, y siempre fue tibia con la URSS y las dictaduras socialistas de postguerra.
Entonces: ¿son los fabianos o la socialdemocracia la respuesta al hundimiento del socialismo? Evidentemente no; y no porque no sea interesante su postura y hasta moralizadora del socialismo, sino porque si sus principios fundamentales, como son la abolición de las clases y la nacionalización de los medios de producción son inabordables hoy en día (por demostradamente fracasados). El resto de lo que queda de lo que podría llamarse socialismo es la tutela estatal, la planificación, la propaganda y la burocracia; en definitiva el ‘Estado proverbial’ sin objetivos ulteriores. Esto, hasta para un observador poco avezado, es todo lo contrario de avanzar en la democracia y en los Derechos individuales, así como en los Derechos Humanos efectivos.
Pero lo cierto es que los fabianos pueden vanagloriarse de haber influido en muchos de los logros sociales conseguidos para trabajadores en Occidente: subsidio de desempleo, sanidad básica universal, abolición del trabajo infantil... También pueden jactarse de que ellos no tienen a sus espaldas las brutalidades y las salvajadas cometidas por los comunistas en nombre de la utopía socialista.
Supuestamente, dentro de la línea socialdemócrata (tacticista) tenemos a los actuales progresistas españoles, el problema es que los socialistas han llegado a la socialdemocracia por necesidad, no por convicción. Por tres motivos: perdieron una guerra en la que apostaron decididamente por el marxismo; España quedó geográficamente a este lado del telón de acero tras la SGM, o sea, bajo la influencia norteamericana; y, finalmente, porque se les cayó el muro de Berlín encima y tuvieron el tiempo justo para apartarse.
Con estas credenciales al socialismo sólo le quedaba apostar por la cáscara de la nuez para seguir flotando; usar los medios propagandísticos con los que se pretendía minar a las democracias occidentales (las marcas blancas subvencionadas por Moscú), para crearse un programa 'alternativo' que no hable de la propiedad privada ni la abolición de las clases: el programa progresista.
Mezclar el Antiamericanismo, con el pacifismo, con el proarabismo y hacer un programa de política exterior. Juntar el feminismo y el laicismo hacer todo un programa social. Mezclar el tercermundismo con el internacionalismo y crear un programa laboral. Con el ecologismo un programa económico. Con el feminismo y el antifascismo un programa para la Justicia. Un ‘totum revolutum’ a la desesperada. Y recalco a la desesperada, porque en el momento que la gente se canse de este ‘programa’, o vea que es decididamente incapaz de crear justicia, prosperidad y seguridad, el socialismo se quedará sin eso y además sin los fundamentos de base; o sea, que su destino será desaparecer como otro subproducto desechable de la Historia.
Pero eso no quiere decir que el socialismo tenga intención de desaparecer por las buenas. Tenemos sobrados ejemplos de como la ideología se pliega a los dictados de los gobiernos cuando éstos tienen el poder absoluto en sus manos: El comunismo en China es lo que el Partido Comunista diga que es, y si el Partido Comunista chino dice que el Estado capitalista es parte del comunismo, lo será. Lo mismo pasa en Cuba, por ejemplo, con el turismo y las divisas. Incluso Corea del Norte permite que empresas occidentales deslocalizen sus producciones para fabricar allí a un coste aun más bajo que en China. _En general en Europa Occidental, y concretamente en España, el problema es que hemos puesto en manos de los partidos políticos mayoritarios mucho más poder del que el Pueblo podrá recuperar cuando se vea despojado de su tutela. Efectivamente, lo que se calla el socialismo es que transige con la propiedad privada de los medios de producción (no pone en cuestión el patrimonio de los ricos y los riquisimos) pero a cambio de controlar todos los resortes económicos de la nación: o sea, avanzar decididamente en la economía planificada y en el culto al Estado: control de los bancos, nacionalizaciones de la industria, control de la vivienda, control de la energía, control de las subvenciones, control de la salud, etc.. Eso sí, permitiendo que la clase media, a medida que se proletariza, por la vía de la desincentivación de la iniciativa privada y la ausencia de meritocracia, vaya disfrutando de una ficción de propiedad que cada vez será más limitada.
Como colofón sólo añadir que seguramente ya es tarde. Hoy ya estamos padeciendo los efectos de un gobierno socialista sin futuro que busca perpetuarse a toda costa. La izquierda radicaliza su discurso en la medida de su propio fracaso de gestión. De hecho, empieza a exigirse a sí misma un giro hacia las esencias, que no va a pasar por retomar las riendas ideológicas de un socialismo acabado, sino tomando las riendas del poder. Que lo intente mediante la agitación constante buscando la reacción de la derecha; mediante el caudillismo populista como en Venezuela, o, incluso, mediante el pronunciamineto militar al estilo de la Sublevación de Jaca es algo que queda para el futuro. Lo que es seguro es que hoy la democracia tiene un enemigo declarado y éste tiene un plazo._* La foto del tarro. Los agentes de la RDA guardaban los aromas de los sospechosos interrogados por si tenían que buscarlos en el futuro con perros. Una forma común de salir de la RDA era cruzar escondidos en huecos inverosímiles los puntos de control como el famoso "Check Point Charlie"._

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LOS COMENTARIOS (5)

Por  Similitud Gobierno - MB
publicado el 17 julio a las 16:16
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Como ejemplo de lo que es una marcas blancas podemos ponerperfectamente como ejemplo el Gobierno actual, es de mala calidad, mienten por un tubo, hacen publicidad de que son inteligentes y que trabajan para nosotros, pero los unicos que se forran son ellos. Clarisimo como las marcas blancas.

Por  Isa
publicado el 30 junio a las 11:32
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A día de hoy calidad y precio solo los ofrece la marca de toda la vida.

Por  Belen
publicado el 31 mayo a las 11:19
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Las marcas siempre investigan y desarrollan productos. No así las marcas blancas.

Por  Antonio
publicado el 19 mayo a las 13:25
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Yo ya sabía que tenenmos un Gobierno de marca blanca (poca calidad, engaño publicitario etc) hasta que nos quitemos de encima a estos elementos no podremos consumir más que lo que nos dan marcas blancas y si seguimos mucho tiempo con estos acabaremos con cartillas para ir a comprar a los economatos que abriran los chicos de PSOE para todos los que estaremos parados o ganando 800 euros al mes. Tenemos que espabilar ya.

Por  Manu Tojil
publicado el 22 marzo a las 11:15
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Las marcas blancas han ido imponiéndose en los mercados con sus bajos precios y sus bajas calidades.

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