Una vereda sale desde la fuente hacia el río Jarama, situado a poco más de un kilómetro del casco urbano. Estrecha, incómoda, sin señalizar, transcurre bajo robles y quejigos, privándonos del paisaje pero dándonos sombra. Dan ganas de darse la vuelta… Pero no lo hagas… luego te arrepentirías.
Tomando perspectiva se observa que bajo el puente moderno hay otro viejo, de madera. Es el puente de los trillos que se ha querido conservar. Pero eso ya lo contaremos.
Lar-ami
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