Revista Ciencia

El qué, el cómo y el porqué de las fosas sépticas

Publicado el 24 septiembre 2013 por Codisoil Medioambiente @Codisoil

 

Una fosa séptica es un artilugio para el tratamiento primario de las aguas negras domésticas. Normalmente está compuesta por dos cámaras herméticas hechas de fibra de vidrio, PVC o plástico, adaptadas para el almacenamiento y tratamiento de aguas negras y grises, es decir, para el tratamiento de aguas residuales.

 

Las fosas sépticas pueden construirse in situ o encontrarlas prefabricadas, teniendo éstas últimas un menor tamaño con una capacidad de mil litros aproximadamente. El tamaño es muy importante en una fosa debido a que su funcionamiento depende mucho de él. Una fosa es más efectiva cuanto más tiempo permanezcan las aguas usadas en ella, por eso deben hacerse del mayor tamaño posible.

 

En cuanto a su construcción, ésta debe de tener como mínimo 1 metro de profundidad y dos cámaras separadas sea cual sea su tamaño, para así separar adecuadamente cienos y espumas. La primera cámara siempre debe tener, como mínimo, el 50% del largo del total de la fosa séptica. Esto es así porque la mayoría de los sólidos se asientan en la primera cámara y un separador, ayudado por una tubería en forma de T, previene que la espuma y los sólidos pasen a la otra cámara.

 

Dentro de la fosa séptica el líquido fluye al tanque y las partículas pesadas se depositan en el fondo, mientras que la espuma (aceites y grasas) flotan hacia la superficie. Con el tiempo, los sólidos que se sedimentan en el fondo se degradan anaeróbicamente. Sin embargo, la tasa de acumulación de residuos es mayor que la tasa de su descomposición, por eso se deben eliminar los lodos acumulados cada cierto tiempo. Estos residuos deben ser transportados a un lugar donde puedan ser tratados totalmente.

 

En consecuencia con las directivas de protección del ambiente de la CE, las fosas sépticas deben ser revisadas y vaciadas con cierta periodicidad. Generalmente se deben vaciar cada 2 – 5 años, aunque deben ser revisadas anualmente para asegurar que son herméticas y para monitorear los niveles de espuma y lodos, y así saber si está funcionando bien. Este proceso debe ser realizado por compañías especializadas que estén dotadas de las certificaciones y autorizaciones necesarias, y se realiza, habitualmente, mediante una bomba que los absorbe al depósito de un camión para luego transportarlo.

 

Normalmente no es necesario entrar en la fosa séptica. Si se llegara a hacer por cualquier necesidad, hay que tener en cuenta que el ambiente de una fosa séptica está saturado de gases orgánicos y, por lo tanto, los niveles de oxígeno son reducidos. Por tal razón, no se debe entrar en ellas sin antes dejarlas ventilar y siendo obligatorio el uso de medios auxiliares de respiración (máscaras de oxígeno autónomas o bombas de aireación).

 

Los residuos recogidos de la fosa séptica han de procesarse en las secadoras de lodos y en las depuradoras, y los residuos finales deben eliminarse de una forma regulada por los organismos oficiales relevantes. Actualmente existen depósitos acondicionados adecuadamente, pero esta solución no es permanente ya que puede resultar modificada por nuevas ordenanzas municipales, autonómicas o estatales.

 

Por último, decir que el tratamiento en las fosas sépticas sólo es moderado, ya que se trata de una forma sencilla y barata de tratar las aguas negras. De ahí que las fosas sépticas estén indicadas “a priori” para zonas rurales o residencias situadas en lugares aislados, ya que las estaciones depuradoras de aguas residuales suelen encontrarse en ciudades con alcantarillado.

 

Fuentes:

https://es.wikipedia.org

http://akvopedia.org


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