Revista Cine

‘El Quinto Elemento’ – Multipase

Publicado el 14 septiembre 2013 por Cinefagos

El-quinto-elemento

Una de las mejores decisiones en la carrera de Bruce Willis fue interpretar a un policía metido en apuros, que se tenía que valer de su instinto y sus métodos poco ortodoxos para salir airoso de la situación. No creo equivocarme si afirmo que la frase anterior sirve para reseñar gran parte de los trabajos del actor, hasta tal punto que últimamente, en casos como The Expendables, se limita a ser él mismo y a pasárselo bien, cobrar el cheque, y salir corriendo para casa.

Ahora que ya nos ha quedado claro a todos que La Jungla: Un buen día para morir no merece la pena ni el tiempo invertido en su visionado, echamos la vista atrás a otros ejemplos de Bruce Willis salvando el día (y el mundo, dependiendo de la situación). Y es cuando nos acordamos de El Quinto elemento’.

1284518331-728-fifth-element-528x219

Esta película francesa dirigida por Luc Besson pegó el pelotazo en los cines allá por 1997, con una inusual mezcla de ciencia ficción, humor, acción y escenarios que parecían sacados de la mismísima Blade Runner, pero con un poco menos de lluvia y mucho más color. La historia nos sitúa en un futuro en el que, cada cinco mil años, un portal se abre en el universo dejando pasar al mal absoluto, y sólo una raza conocida como los Mondoshawan pueden detenerlo utilizando un arma que incluye los cuatro elementos principales (tierra, aire, agua y fuego) alrededor de un quinto. Un ser perfecto.

Pero, por supuesto, todo sale mal y es a Bruce Willis, un taxista de Nueva York y militar retirado, a quien le toca ponerse manos a la obra para salvar el mundo.

El planteamiento es interesante, y es fruto de la imaginación de Besson, quien tuvo esta idea para una trilogía, pero que finalmente vio cómo su idea quedaba reducida a un único film que, en mi opinión, le sentó bastante bien. Aún no estábamos cansados de las megafranquicias de Hollywood, pero se sigue agradeciendo un entretenimiento de calidad individual, sin comprometernos a aguantar mediocres secuelas o ideas alargadas para hacer caja.

El quinto elemento es una película colorida y extraña, no apta para los puristas que piensan que el cine tiene que cumplir una función social, sino que es un vehículo para el entretenimiento del público y el lucimiento de Bruce Willis, quien comparte protagonismo con una jovencísima Milla Jovovich, que saltó a la fama con este papel y que, de paso, empezó una relación con el director. No entraré en el curioso detalle de que, muchas veces, actrices que quieren despuntar acaban saliendo con el director de su película, porque eso ahora no nos importa demasiado, aunque sea interesante (Milla está casada en la actualidad con Paul Anderson, el director de Resident Evil, que ya va por su sexta entrega). Lo cierto es que Milla cumple con creces su papel de “trozo de carne” enfundada en unos trajes de Jean Paul Gaultier, tan estrafalarios como reconocibles, que tiñeron la película de naranja, amarillo, camisetas interiores sucias, camisas que se rompían y un extraño “bikini” que recuerda al que llevaría Borat muchos años después. Gaultier seguro que también fue el responsable de que Gary Oldman luciese el peinado más esperpéntico de toda su carrera, adornado con un trozo de plástico que nos dejaba claro que era el malo de la película. Por no hablar de Chris Tucker, en el papel de un locutor de radio que se parece muchísimo al hermano gemelo perdido de Prince (por lo visto, Prince estuvo considerado durante algún tiempo para el papel), y que fue nominado al Razzie por su interpretación, pero que aporta el contrapunto gracioso a Willis, que es de las veces que menos solo está cuando se enfrenta al enemigo.

6B9521F56166E46BB287D64872B2

Todos ellos se embarcan en un viaje espectacular a través de un Nueva York futurista, de un aeropuerto repleto de trabajadores que se quejan de sus condiciones salariales y luchando con malos a ritmo de ópera rock y artes marciales. Se trata de una película palomitera y entretenida, de las mejores diversiones que puede proporcionar Willis, repleta de chistes y momentos épicos. No sólo el Multipase, sino el show de Plavalaguna, las escenas simultáneas de Oldman y Jovovich explicando la ubicación de las piedras, la musiquilla árabe en medio de una persecución… todo está pensado para entretener y para sorprender en un panorama en el que una historia así, si no está basada en un best seller adolescente, es automáticamente imposible de vender. En cambio, en las manos del director francés, esta mezcla de alienígenas, cucarachas espías y escenas histéricas encontró el punto perfecto para rodar una de esas películas que no han envejecido con los años, sino que han ganado, convirtiéndose en todo un referente en la carrera de su protagonista pese a que no aportaba nada nuevo a ella, y que nos permitía evadirnos una y otra vez aprovechando los puntos fuertes del cine de acción y sin caer en ninguno de sus defectos. Poco o nada importa que no entendamos qué relación tiene Zorg con el Mal Absoluto, y que nosotros sólo vemos como un asteroide cabroncete flotando en la inmensidad del universo. Todo es genial y, cuando la película acaba, te entran ganas de ponerla otra vez, y eso, a día de hoy, es cada vez más difícil.


Volver a la Portada de Logo Paperblog