Raro Bermúdez tiene veinticinco años y está en esa etapa de la vida en la que uno se siente perdido, sin motivaciones. Esa época en la que uno sabe que debe entrar a un nuevo periodo, más maduro y de mayor seguridad, pero sin saber cómo ni cuándo hacerlo. Ni su familia ni su trabajo le apasiona y sus relaciones sentimentales son un fracaso en la que muchas veces él es el único responsable.
En ese tiempo de inestabilidad le acompaña su amigo Sebastián Torrado, un guionista de éxito que vive tranquilo y sin vergüenza su segunda soltería. Sebastián anima a Raro a escribir una historia que pueda ser digna de ser filmada como cortometraje o como una serie de televisión. Raro ve en la escritura el medio para salir de su crisis existencial y pone todo su empeño para construir personajes y situaciones a partir del análisis de su propio entorno social.
Esta es la premisa en la que se desarrolla “Raro” la segunda novela de Renato Cisneros, una de las nuevas caras del periodismo en el Perú, poeta y escritor que se hizo famoso a partir de blog “Busco Novia” en las que contaba de manera divertida sus desventuras con las mujeres.
“Raro” es el resultado de una serie que Renato escribió a manera de posts en su página web durante casi un año. Agrupados en veinte capítulos, es una novela ligera, de fácil lectura, en las que creo que el autor ha intentado explorar, con éxito, algunas técnicas narrativas como la construcción de historias a distintos niveles de profundidad (Raro escribe una historia a su estilo que a su vez tiene un personaje que también escribe) exquisitos flashforward (la escena de los exactos doce minutos que cambiarán el rumbo de una noche cualquiera de Raro) y hasta un cameo como para reforzar que el personaje no tiene nada que ver con la vida del autor.
Tengo la suerte de conocer a Renato y haber compartido grandes momentos de cuando era el alumno brillante de Guillermo Giacosa, a quien acompañó en Radio San Borja en el matutino “Aldea Global” durante los primeros años del 2000. Los escuchaba siempre de camino al trabajo y de vez en cuando les enviaba un correo electrónico que el gentil Renato casi siempre lo leía en el aire. Organizaron un par de cenas para los oyentes a las que asistí con mi hermano y el bueno de Renato se sentó en nuestra mesa largo rato para conversar de música entre otros temas afines.
En una de esas cenas les manifesté a los locutores mis ganas de ir a visitarlos una mañana a la radio para ver cómo hacían el programa en directo. Mi deseo se hizo realidad una húmeda mañana de julio del 2002. Ingresé a la cabina de transmisión y me invitaron a sentarme en la misma mesa desde donde Guillermo comentaba las noticias internacionales mientras Carlos Bejarano y Renato Cisneros repasaban los titulares de la prensa local.
Con eso ya hubiera sido suficiente para mí, pero lo mejor vino después. Me hicieron participar en la última media hora del programa como un integrante más, durante una rueda de preguntas curiosas como “¿cuánto mide el ornitorrinco azul?” y comentarios sobre la “Balada para un loco” de Piazolla cantada por el polaco Goyeneche y un poema que Joaquín Sabina escribió sobre Rosario, la ciudad natal de Guillermo.
De haberlo sabido me hubiese preparado algo. Una amiga me regaló un casete con la grabación del programa y no me gustó para nada lo que escuché. La sorpresa y los nervios no me permitieron tener un discurso ni coherente ni fluido. Sin embargo es uno de los instantes de mi vida que recuerdo con más cariño y que me permitió vivir de cerca la magia de la radio.
A Renato no lo he vuelto ver ni he entablado mayor contacto que el de algunos comentarios en su blog o menciones en el facebook. Alguna vez nos hemos encontrado de casualidad en el Dragón de Barranco pero sin más tiempo que para un afectuoso saludo. Yo sólo espero terminar de una vez mi tan postergado libro de cuentos y enviarle el manuscrito con la pregunta “¿me lo puedes prologar?”. Me siento tan identificado con su manera de escribir que sería un verdadero lujo contar con su patrocinio.
Fotografía en los estudios de Radio San Borja desde donde se emitía Aldea Global en julio del 2002. A mi diestra el querido periodista Guillermo Giacosa y a mi siniestra un jovencísimo Renato Cisneros años antes del boom de Busco Novia. Completa la foto el serio y ocurrente Carlos Bejarano.
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