Revista Arte
EL Madrid más popular y pintoresco se encuentra en este mercadillo cuyos orígenes se remontan a los siglos XVI y XVII. Las antigüedades, la bisutería, los libros, los cachivaches más variados y para los más diferentes usos se encuentran aquí. El Rastro los domingos se convierte en el lugar de reunión de cientos de personas que recorren sus calles a paso procesional, sintiendo el calor humano como en ningún otro lugar, pues enlatados y embutidos en la muchedumbre, el roce y el contacto corporal forma parte del ritual.
El Rastro lo forman Cascorro, La Ribera de Curtidores, las calles aledañas, los vecinos, los venidos de otros lugares de Madrid o de España ( se puso de moda hace unos años entre los jóvenes venir desde otros puntos de España a tomar el aperitivo en las tabernas de la zona) o del resto del mundo, los vendedores y todo aquel y aquello que quiera unirse a esta liturgia dominguera.
En esta zona existía un matadero donde se sacrificaban los animales que dejaban "rastro" al ser conducidos por la fuerza de los corrales al lugar del sacrificio.
El Rastro era el lugar de ventas de trastos usados, pero útiles, y el "ropavejero" el comerciante que como mago fabuloso, sacaba de su saco "chistera", los cachivaches más prodigiosos que extendía en el suelo.
En el siglo XIX comenzaron a abrirse las primeras tiendas, entre las que destacan las de antigüedades que constituyen la versión más "chic" de este lugar de encuentro.
Para sumergirnos en este mundo aparte de sonidos, objetos, gentes, colores y olores procedentes de antiguas tabernas y tascas, ubicado en el distrito de La Latina, podemos hacerlo desde diferentes lugares, pero el lugar más habitual de acceso y punto de quedada es la salida del metro La Latina en la plaza de la Cebada, donde se encuentra el antiguo mercado de abastos más grandes de Madrid, hoy convertido en un moderno centro comercial.
Desde esta plaza nos adentramos en otra que lleva el nombre de Cascorro, dedicada a Eloy Gonzalo, madrileño criado en la inclusa de este barrio y héroe en la guerra de Cuba, una estatua realizada por Aniceto Marinas recuerda la hazaña de Gonzalo que con una lata de gasolina, se dirige hacía los sublevados en la isla. Llegamos a La Ribera de Curtidores, calle principal del mercadillo, que en tiempos pasados era el lugar elegido por los curtidores de pieles que procedían del matadero y de la plaza de Vara del Rey. Otras calles típicas de la zona son la Carlos Arniches que conserva un corralón, Carnero, Mira el Rio Alta, Mira el Rio Baja y San Cayetano un museo al aire libre donde los pintores exhiben sus obras apoyadas en las paredes y en los bordillos de las aceras, más tiendas de antigüedades, más cachivaches, todo tipos de cacharros configuran junto con sus gentes ,la estética y el ambiente de este singular sitio.
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