Imagen de Neptuno tomada por la sonda de la NASA Voyager 2 en 1989. Crédito: NASA
¿Impactó un cometa en Neptuno hace dos siglos? Esa es la hipótesis que está surgiendo a partir de las últimas mediciones de los gases en la atmósfera del planeta azul gigante.
En una reunión celebrada esta semana de la Sociedad Astronómica Americana en Miami, Florida, Paul Hartogh, científico del proyecto para la misión Herschel, el Observatorio espacial infrarrojo de la Agencia Espacial Europea, expuso los primeros resultados de la misión sobre el Sistema Solar. Estos resultados incluyen las mediciones de niveles anormalmente altos de monóxido de carbono en la estratosfera de Neptuno, el rastro del posible impacto de un cometa.
Emmanuel Lellouch, un astrónomo del Observatorio de París, publicó por primera vez sobre esta idea hace cinco años, a partir de mediciones menos fiables realizadas con el radiotelescopio de 30 metros del Pico Veleta en España. "Tenemos datos cada vez más fiables", señala Lellouch, coautor con Hartogh de un futuro artículos sobre los resultados del Herschel en la revista Astronomy & Astrofísics.
Una posible explicación para la abundancia de monóxido de carbono es que Neptuno tiene un depósito profundo y estable de gases que poco a poco escapan de su interior. Pero en sus mediciones anteriores, Lellouch midió el doble de monóxido de carbono en la estratosfera que en la troposfera. Debido a que la estratosfera es mayor en la atmósfera del planeta, la hipótesis de una fuente interna parece menos probable.
"Estamos seguros ahora de que debe haber una fuente externa de monóxido de carbono", dice Leigh Fletcher físico planetario de la Universidad de Oxford en el Reino Unido, que no participó en esta investigación. A principios de este año, Fletcher publicó un estudio que describía las abundancias más altas de monóxido de carbono de la atmósfera de Neptuno, medidas por la misión japonesa infrarrojo AKARI. "El método más espectacular es que el planeta sufriendo impactos cometarios", señala.
Pero Fletcher afirma que existe una segunda fuente externa posible de monóxido de carbono: la lluvia constante de polvo y micrometeoritos que sufren todos los planetas. Cuando estas partículas erosionan la atmósfera de Neptuno, es probable que aporten el agua que contienen, junto con pequeñas cantidades de monóxido de carbono. Sin embargo, Lellouch ha descubierto que la estratosfera de Neptuno está mucho más enriquecida de monóxido de carbono que de agua, lo que habla en favor de la teoría de los cometas. Esto es así puesto que la temperatura de un impacto de un cometa es mucho más alta que la alcanzada por los micrometeoritos. Los impactos de cometaas proporcionan un entorno para una "química de choque", en la que el oxígeno ligado a los hielos del cometa son liberado para formar monóxido de carbono.
Aunque Fletcher dice que la química de estas interacciones es aún poco conocida, Lellouch apunta al evento del cometa Shoemaker Levy 9, que en 1994 se estrelló contra Júpiter y que enriqueció su atmósfera con monóxido de carbono más que con agua.
Lellouch dice que para las mediciones sean coherentes Herschel con sus cálculos iniciales, en los que proponía que un cometa de 2 kilómetros de diámetro impactó el planeta hace 200 años, un tamaño y un período de tiempo que permite que el monóxido de carbono se distribuya en los niveles que vemos ahora en la estratosfera.
Debido a que Neptuno es más pequeño, no tiene la atracción gravitatoria de Júpiter, pero su proximidad al Cinturón de Kuiper, un conjunto de desechos helados en el sistema solar exterior, significa que los grandes cuerpos helados tienen más probabilidades acercarse, sostiene Lucas Dones, un científico planetario en el Southwest Research Institute de Investigación en Boulder, Colorado. Dones sugiere que un cometa de 2 kilómetros podría golpear Neptuno cada 2000 años en promedio más o menos, lo que implicaría que sucedió un impacto en los últimos 200 años, algo sorprendente, pero "perfectamente plausible".
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Publicado en Odisea cósmica¡Suscríbete Ya!