En 14 y medio han publicado una entrevista a Luis Alberto Barbería, en la que habla de su nuevo disco, del comentario discriminatorio y desinformado de Amaury Pérez en su entrevista a Carlos Varela, de las razones que lo hicieron volver luego de su largo paseo.
(PD: El disco en cuestión, A full, me parece que es un disco entretenido, para pasar el rato, pero nada más. Me parece que no fue el mejor regreso que un hijo pródigo pudo hacer).
por Luz Escobar
Luis Barberia grabó el pasado año A full, un nuevo disco en que se suma a músicos estelares del panorama nacional y mezcla su peculiar voz grave con la de las chicas del Sexto Sentido. Pero para el músico cubano de la antológica agrupación Habana Abierta, el disco ha supuesto, sobre todo, el regreso a una disquera cubana (EGREM) después de 20 años grabando en el exterior.
Pregunta. Dices que este fue un disco cocinado “a fuego lento”, después de 20 años colaborando con disqueras internacionales: ¿cómo llega EGREM a interesarse por tu proyecto?
Respuesta. En realidad soy yo el que llega a EGREM. Cuando llevaba en Cuba un tiempo me dije: “Coño, llevo aquí seis meses y no tengo ningún proyecto”. En España siempre estaba activo o por Internet buscando cosas. Y de pronto llamaba a Dublín y cuadraba un concierto allí. Cuando no, estaba trabajado con otros artistas. Suman ya 40 discos en los que he participado. Cuando me di cuenta de que no estaba desarrollando ningún proyecto de disco ni de un videoclip me puse a pensar. Allá afuera aprendí a dedicar el mínimo tiempo a la cuerda depresiva y más a la solución, así que se me ocurrió hablar con Lissette Barrios, directora de archivos de la EGREM, para preguntarle como estaba por ahí el tema de grabar. Ella me dijo que la cosa estaba difícil porque no había presupuesto y le respondí: “Ya el ‘no’ lo tenemos, vamos por el sí”.
Redactamos el proyecto, en que que explicábamos mi propuesta. Yo tenía muy claro en mi cabeza el disco que quería hacer. Sobre todo un disco de música, pensado por y para la música. Yo siempre digo que Cuba es el único país donde podemos hacer el disco que queremos sin la dictadura del mercado donde te dicen: “tú tienes que hacer un tema así”, y te ponen pautas. Mira, yo podía haber estado grabando un disco de polka, nadie pasó por el estudio nunca para supervisar lo que yo estaba grabando. Tuve total libertad.
Volviendo al tema, cuando fui a ver a la persona de la EGREM que tenía que ver con la presentación del proyecto, le dije: “A mi me importa poco vender o estar pegao, quiero hacer un disco que sea un referente para escuchar dentro de 30 años, un disco atemporal. Y además lo voy a hacer de todas formas, sea como sea”. Lo aprobaron por mayoría y a la semana ya me estaban dando el estudio. Fue una locura porque yo tenía planificado un viaje a Miami para unos conciertos, pero ella me dijo: “Tú tranquilo, en cuando vuelvas me llamas y entras en el estudio a grabar”. Al final fueron tres meses en eso.
P. Tú dices: “Veo la música un poco maltratada por un sector que se cree por encima de todo y al que solo le interesa estar pegao” ¿Crees que ese fenómeno pueda afectar a la expresión de artistas como tú?
R. Al contrario. Si nosotros no nos corrompimos allá afuera, donde hay que pagar muchas facturas, ¿cómo vamos a venir a perdernos aquí? Yo no me preocupo por ese público que persigue al más pegao. No hay miedo ni hay competencia, son un universo aparte. Este es un disco para dar ánimos a la gente que tiene cosas interesantes que decir en la música y, al no salir adelante, se ha dicho: “¿Para que?” Yo sí pienso que hay espacio para todos.
P. Hace unos días, en el programa televisivo Con 2 que se quieran, su conductor, Amaury Pérez, hizo referencia a “un grupo de trovadores” que se fueron a España detrás del éxito del CD de Carlos Varela Como los peces. Yo entendí, por lo de “grupo”, que se refería a Habana Abierta. ¿Tú también? Me gustaría escuchar de tu voz cómo surge realmente esa brecha entre Cuba y Madrid.
R. Blanco y en botella es leche. Para mi, y para muchos, quedó claro que eso fue con nuestra generación, aunque él no mencionara ningún nombre. Y lo que tengo que decir es sencillo, si nosotros nos fuimos detrás de alguien, fue de Pavel y Gema. Y ni siquiera fue detrás, fue de la mano de ellos. Yo creo que ese fue de los gestos de altruismo más grandes que yo he vivido. No tenían por qué. Ellos estaban viviendo en España y, en vez de preocuparse por su carrera, fueron y hablaron con una disquera independiente, consiguieron el dinero y vinieron a Cuba a reunirnos a todos nosotros, que estábamos por ahí desperdigados, en un disco. Lo grabamos en una casa, eso fue tremendo cabo que nos tiraron Gema Corredera y Pavel Urquiza. Ellos vinieron a buscarnos aquí, nosotros no fuimos corriendo detrás de nadie. A los meses de estar allá, era el año 96, BMG-Ariola nos ficha. Y el resto de la historia ya es bastante conocido.
La base de un periodista es la información verdadera. Como comunicador, tú no puedes por querer dar un golpe de efecto decir una mentira. Si Habana Abierta no llegó más lejos, yo creo que ha sido por culpa de nosotros mismos. Por inmadureces que hemos tenido, porque somos irreverentes, indomables, por no querer entrar por el aro del mercado. Queremos entrar solamente por el aro de la música que sentimos.
P. ¿Cómo vivieron ustedes el éxito que tuvieron en Cuba a finales de los noventa y el hecho de estar tan lejos justo en el momento en que habían alcanzado aquí esa popularidad? ¿Sabían que en cada fiesta de esa época se bailaba incansablemente con sus temas?
R. Muy sencillo, no lo vivimos. La verdad es que estábamos por allá en la lucha y no nos enteramos. Tuvo que venir Habana Abierta aquí en el 2003 y dar ese concierto en La Tropical, con 10.000 personas coreando nuestras canciones, a comprobarlo. Y luego, casi 10 años después, en 2012, cuando pensamos que ya había pasado la furia, vuelve a pasar lo mismo con gente que entonces eran niños. En un mes pasamos por todos los públicos, El Sauce, El Maxim Rock y el Don Cangrejo, y en todos encontramos el mismo entusiasmo.
P. ¿Tu regreso tiene algo que ver con el florecimiento de nuevos espacios para la música que interpretas o simplemente lo necesitabas?
R. No, yo lo necesitaba. Llegó el momento en que yo colapsé en Madrid y me retiré para un pueblecito donde vivía en una montaña frente al mar. Era un sitio en el que yo sabía que nadie podía encontrarme y ahí compuse muchas canciones de las que están en este nuevo disco.
Estando ya instalado ahí, decidí venir para Cuba. El latigazo me vino viendo el primer Callejeros Viajeros que pusieron de Cuba. Cuando ponen eso y empiezo a ver Cuba por dentro… Yo siempre venía, pero del Aeropuerto José Martí directo a Pinar del Río, a estar con mi familia. Imagínate que hacía el viaje hasta sin guitarra. Ese episodio de Callejeros… estaba muy enfocado en el tema del arte y estaban X Alfonso y Kelvis. Y yo, viendo al público, ahí me dio el golpe, “¿qué hago yo aquí? Si yo salí a dar un largo paseo”… (pausa) Y ya regresé.
Cada vez que he salido de un país no he dejado nada atrás, no he sentido pesar, siempre es pa’ adelante. Y volví con todas sus consecuencias y sabiendo lo que iba a encontrar. Fíjate si no he venido por oportunidades de lugares para tocar, que en Cuba es donde menos toco. Aquí preparo un concierto al mes nada más, no me gusta repetirme.
P. ¿Qué planes inmediatos tiene Habana Abierta como proyecto?
R. El año que viene cumplimos 20 años y estamos preparando algo grande para celebrarlo. Queremos grabar un disco en vivo en un lugar abierto, que quepa mucha gente. Quiero grabarlo también con la EGREM, que vengan los que han pasado por Habana Abierta y quieran venir.
(Tomado de 14 y medio)
Archivado en: Arte, Cuba, Cultura Tagged: Habana Abierta, Música