Revista Ciencia

El regreso de nofler de Gaia III

Por Nofler @nofler8

 

 

El regreso de nofler de Gaia III

El hechizo del druida

Volviendo al camino desde Murias hasta Foncebadón acompañados siempre por el CUCO, pasando cerca del campanario de Castrillo de Polvazares, más tarde después de una gran tormenta de granizo llegaríamos con la ropa empapada a Sta. Catalina, el siguiente pueblo es El Ganso, todos son pequeños pueblos que conservan el encanto de antaño  y que sobreviven por la vida que se mueve en el camino de Santiago. Pasamos por Rabanal de Camino para llegar al fin a Foncebadón, donde se ubica la taberna de Gaia, obligada parada para abastecer necesidades gastronómicas y entablar un lazo con un pasado celta, un buen homenaje al cuerpo y alma.

 

En la carretera que va a Cruz de Ferro encontraras dos pueblos después de Rabanal del Camino, Somoza...., que son preciosos y como no pasa el camino no son tan nombrados y conocidos pero conservan todo el encanto de un pasado no tan lejano. En realidad todos son preciosos , maravillosos, espectaculares, todos guardan el alma del recuerdo en sus calles, en sus piedras, en su barro, en sus pocas gentes que se resisten a ir a la gran ciudad y viven del esfuerzo, del frio y de la buena vida que es vivir en un pueblo, nofler lo sabe bien...

 

Dicen que prácticamente estaban todos los pueblos vacios, abandonados por sus gentes que lucharon por un porvenir mejor para sus hijos y estos viven ya en las ciudades, llevándose después a los mayores a residencias de ancianos, salvo a algunos tercos que no dejarían jamás su terrón y su hogar por nada del mundo...

 

Pueblos como Foncebadón donde un hombre de aspecto sabio y fuerte, apariencia de un guerrero celta, o un druida cuyo hechizo cayó en pleno corazón de nofler transportándola a un mundo mejor, un mundo sabio y todavía respetuoso con la naturaleza. Quizá su aspecto era de un caballero de la orden de los templarios, todo un caballero del temple, con su alma atrapada en otra época cuya vestimenta hace honor a los medievos, nos quiso ofrecer su sabiduría en forma de manjares recuperados del baúl de la abuela, recetas de comidas caseras que guardan el secreto mágico de una buena mesa, pero siendo siempre actuales y vanguardistas, satisfaciendo a el paladar más exigente. Manjares que siguen enriqueciendo día a día tanto el alma como el cuerpo, somos lo que comemos.

 

Es evidente que es un don el apreciar la degustación de manjares en la mesa, saborear y al mismo tiempo disfrutar, sólo con el simple hecho de comer, pudiendo hacerlo de mil maneras diferentes, con mil sabores y sensaciones envueltas en un entorno mágico y de fondo esa maravillosa música celestial.

 

Es de bien nacido ser agradecido por ello gracias a la Taberna de Gaia, Foncebadón comienza a tener forma de pueblo donde los peregrinos son bien acogidos. Un lugar casi perdido en ruinas y la magia de un guerrero del temple que quiso resurgir a esta aldea de las cenizas.

 

No puedo terminar de contar nuestra aventura en el camino sin mencionar la luz celestial que encontré indicando......continuará................

Utrella!!!


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