Revista Bebidas y Cócteles

El regreso del “Amargo Obrero”, aperitivo peronista y rosarino

Por Fabianscabuzzo @fabianscabuzzo
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Tengo un fuerte recuerdo del “Amargo Obrero”,primero porque lo embotellaban a pocas cuadras de la casa de mi infancia, en “Tacconi y Cia”,que estaba por Lavalle al 400, cerca de “Inelro”, otro emblema rosarino fabricante de televisores y combinados.  Hoy en esas cuadras están un supermercado mayorista, MicroPack, y el LEM, laboratorio medicinal de la Municipalidad.

En casa de mis abuelos y de mis tíos estaba siempre esa botella, con una presencia más fuerte que cualquier vermuth. En lo de mis nonos se bebía Amargo Obrero y Hesperidina, de la que hablé en otro artículo publicado en “El Periodista en su Laberinto”.  Con sorpresa me encontré con la novedad de su relanzamiento en un artículo de El Cronista de hoy:

El regreso del “Amargo Obrero”, aperitivo peronista y rosarino

El “Amargo Obrero” se publicitaba como el “Aperitivo del Pueblo”

Nació en Rosario, Santa Fe, a finales de 1800, como una reacción a las bebidas dulces que tomaban las clases burguesas. Creado por el anarcosindicalismo fue tomado por el peronismo porque desde su etiqueta alude a las raíces del movimiento obrero. Hoy, en manos de Cepas Argentinas, desde su slogan asegura es el aperitivo del pueblo argentino.

Desde 2003, la cultura de lo nacional y lo popular fue ganando espacio.

Ligado al histórico discurso del peronismo, el kirchnerismo y sus diferentes agrupaciones políticas plantearon nuevamente la dicotomía entre lo nacional y lo extranjero, lo popular y la cultura de elite.

Reaparecieron imágenes que forman parte de la historia de los argentinos, como Mafalda y el Eternauta; los políticos volvieron a citar a pensadores que en la década de los 90 ellos mismos habían olvidado, como Jaureche, pero todo con un toque del nuevo siglo. Eso también se le imprimió al juego de palabras que pasó a ser Nac&Pop.

Pero este contexto de vintage político también llegó a los empresarios, que encontraron en ese revival discursivo el camino para reflotar negocios.

Aparecieron cadenas de comida rápida, bares temáticos en donde hasta se puede tomar un café con una foto de Juan Domingo Perón y ahora, volvió con renovada imagen, la bebida más peronista de todas.  Amargo Obrero presentó su nuevo packaging basado en lo que siempre lo diferenció del resto, su pasión por ser argentino.

Según explicaron desde la compañía dueña de la marca, la bebida que nació hace 125 años en Rosario y desde entonces viene acompañando a los barrios bargentinos, y fiel al momento histórico que vivimos, apela al discurso Nac&Pop predominante en los últimos años.

Es una bebida laburante, hecha por y para laburantes, asegura la empresa, a través de un comunicado. Es la que defiende lo importante, la búsqueda por los ideales de valor verdadero, representa la lucha por la dignidad, los afectos y los momentos compartidos, agrega.

Pero no se queda en eso y propone su propia disyuntiva entre lo propio y lo ajeno ya que afirma que su máximo esfuerzo está en defender la cultura nacional y en vivir la vida como vale la pena, y en la nueva etiqueta, lo refleja al asegurar que es el aperitivo del pueblo argentino. Una especie de Charly García de la guerra de los vermuts.

Es cierto que el Amargo Obrero es señalado históricamente como la bebida peronista, ya que nació como la reacción a las bebidas dulces que tomaban las clases burguesas. A esto se le suma que desde la etiqueta hace alusión al movimiento obrero con un puño, una maza y una oz. Sus raíces populares lo ponen por encima del fernet y del vino, ya que ese vaso espumoso que se forma cuando se le pone soda formaba parte de la rutina de los peones y obreros, tanto como hoy la tienen los hombres de negocios con los pubs del microcentro. Sin embargo, a pesar de haberse convertido en un símbolo peronista, los colores rojos y negro de la etiqueta de esta bebida hoy propiedad de Cepas Argentinas hacen referencia a las cooperativas anarcosindicalistas que, junto a los panaderos anarquistas de finales del 1800, bautizaron facturas con el nombre de vigilante y cañoncitos de dulce de leche, dejando otra huella más en la vida cotidiana de los argentinos.

El sitio rosarino “Club del Vermuth” nos cuenta sobre este recordado aperitivo:

Ya desde la etiqueta podemos ver la clara alusión a las raíces del movimiento obrero argentino, con los colores de la etiqueta en rojo y negro. Etiqueta que décadas atrás tenía en su impresión una mano alzando una hoz, con un sol de fondo, señal del nacimiento de una nueva Nación.
En aroma se puede trazar una comparación con el fernet, pero en boca resulta más dulce que el aperitivo mas tomado del país. Con fuertes notas a hierbas serranas como la carqueja, la manzanilla o la muña-muña (¿a que huele la muña-muña? ¡¡¡a un te digestivo de la marca del burrito!!!) este aperitivo de color bien oscuro, tiene una graduación alcohólica de no mas del 20 por ciento (19.9 % exactamente).

El Amargo Obrero, otrora fabricado y distribuido por Calatroni & Taconi, ahora forma parte del portfolio de productos de Cepas Argentinas, la empresa mas grande de productos macerados del país, dueña de marcas como Gancia y Terma, entre otras de segundo eslabón.

Un dato a rescatar, es un aperitivo creado en Rosario, nuestra ciudad. Los datos mas antiguos que se pueden rescatar de la bebida es en las publicidades en los radioteatros de radio locales de 1939.



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