Revista Economía
Este fin de semana hemos tenido que soportar oír a un viejo conocido de lo peor del Partido Popular, el mamporrero González Pons, patalear exigiendo al Banco Central Europeo (BCE) que intervenga en favor de España (léase, de su Gobierno actual) frente a los "ataques especulativos de los mercados". Así que para la extrema derecha gubernamental la crisis económica española ya no es culpa de Zapatero, sino de la conspiración de un puñado de especuladores financieros. Cosas veredes, amigo Sancho.
Esta súbita conversión no les va a servir de nada. Y es que el ataque de histeria del antaño portavoz mediático del PP se relaciona con la respuesta directa y sin ambages del presidente del BCE a los interesados cortejos del Gobierno español: el BCE está para velar por el euro y no para salvar países concretos, ha dicho Draghi, con contundencia poco habitual en esos círculos. Casi a la vez, los responsables de la economía alemana declaraban que el "rescate completo" de España es inevitable, y lo cifraban en trescientos mil millones de euros. Con lo que llevamos a cuestas, los cálculos más optimistas dicen que la broma de la crisis nos saldrá a cada ciudadano español por ochocientos y pico euros; imaginen cuando nos caiga encima el "rescate completo".
Todo parece indicar que el rescate se producirá a primeros de otoño, tras las vacaciones, tal vez hacia octubre o noviembre como mucho. Parece inevitable que tal circunstancia conlleve la caída del Gobierno actual y la desparición política de Mariano Rajoy, que sería substituido por Alberto Ruiz Gallardón o por un "técnico" con carnet del PP. Inmediatamente se intentaría un gran "pacto de Estao" con el PSOE, que deberá ser combatido desde dentro del partido socialista como la mayor traición a militantes y electores que pueda cometerse. Derribar este Gobierno y destruir políticamente al PP es ya una tarea de urgente salud pública para la ciudadanía de este país.