Javier Rico
Creo que ya os hemos contado alguna vez que le tenemos un especial cariño a la comunidad escolar del colegio Nuestra Señora de la Almudena. Fue el primero con el que el 12 de diciembre de 2012 (sí, doce del doce del doce) iniciamos la aventura de Aver Aves. Por este motivo, recorrer el Retiro con escolares y profesorado de este centro tiene un aliciente especial. Aliciente al que esta vez se quiso sumar un cernícalo vulgar, a falta del animal más veloz del mundo.
Los escolares del CEIP Nuestra Señora de la Almudena, ubicado muy cerca del parque del Retiro madrileño, son unos a los que se les desencaja el gesto cuando les decimos que a partir de estas fechas tienen como vecino al animal más rápido del mundo. Algo que os sucede a muchas vecinas y vecinos de Madrid. Sí, tenéis a vuestra vera a una rapaz de gran valía: el halcón peregrino.
Es el momento en que las ocho parejas que nidifican en plena ciudad de Madrid comiencen sus escarceos amorosos. En esas andábamos con las alumnas y alumnos de sexto de primaria, mirando al cielo y en las azoteas de los edificios más altos que rodean al Retiro por si teníamos la suerte de divisar al halcón, cuando apareció un “primo” suyo.
Sobre una de las cornisas de una iglesia un cernícalo vulgar se solazaba a la par que, seguro, estaba atento a llevarse al ojo y luego al gaznate a alguna presa. Admiración total por parte de la chavalería, más aún cuando un par de urracas quisieron echar a la rapaz de tan privilegiada atalaya para ponerse ellas o simplemente para evitar un competidor en la captura de alimento.
El cernícalo se movió ligeramente de sitio y los escolares más aún, para una y otra vez contemplar por el telescopio la escena, que lógicamente era la primera vez que tenían ocasión de vivir. Como ocurre con estos “puntos calientes” de las aulas en los parques que abrimos en Aver Aves, cuesta mucho despegarles del telescopio, pero otras aves y árboles nos esperaban.
Decimos árboles porque ir al Retiro a aves y no hacerlo también a árboles es un delito. Lo primero de todo por la interacción tan importante que ejercen unas con otros y lo segundo por la gran variedad de estos últimos, que suman casi 20.000 ejemplares de más de 300 especies si añadimos a los arbustos. Por eso nos detenemos en un laurel, y en un tejo, en una encina, árbol del amor, ciprés del pantano… Para aprender con ellos y de ellos.
Lógicamente, estas paradas entre la vegetación más señera casi siempre tienen premio ornitológico, sean con el reclamo de un petirrojo, el nervioso ir y venir de un herrerillo común, la más apacible estancia de una pareja de palomas torcaces o las escaladas tronco arriba de un pito real.
Como el Retiro también tiene un estanque bien hermoso que ahora en invierno es muy frecuentado por las gaviotas sombrías, toca otra ración de sorpresa para entender por qué razón en Madrid, sin playa ni un metro de costa, tenemos aves marinas.
De sorpresa en sorpresa, así se pasan nuestros pajareos urbanos con escolares y familias, siempre al lado de sus coles y casas, y siempre con la garantía de que las aves no nos fallarán, podrán ser más o menos, pero siempre aparece un cernícalo, un alcaudón, una agachadiza, un martinete, un bisbita o, cómo no, los más comunes gorriones o petirrojos en sus más variados comportamientos. Y siempre para alegrarnos cada ruta.
Infórmate sobre nuestras rutas para colegios, institutos y ampas por parques y jardines de la Comunidad de Madrid.