Un profesor llega a un colegio especial, en una localidad algo aislada, al que asisten niños sordomudos. Muchos, tienen unas condiciones familiares muy graves. Los niños no solo acuden a las clases allí, sino que residen en ese lugar. Pronto, el profesor descubrirá que algo va mal: hay castigos desmesurados contra los alumnos en forma de golpes (o directamente, palizas bastante brutales). Pero, además del maltrato físico, el profesor descubrirá que sufren otro tipo de abusos.
La película no da muchos rodeos y en seguida se mete en materia, por eso he contado el argumento. A mí no me gusta saber de qué van las películas si puedo evitarlo, pero aunque hubiera sabido esto no me hubiera molestado porque esto es solo el comienzo de la película. Es más, en este caso creo que es conveniente saber de qué va, porque igual alguno piensa que se enfrenta a un tipo de drama quizá habitual, y esta película no cumple esa norma. El argumento es crudo, como lo es la película. Pero la dureza se vuelve más extrema cuando sabes que está basado en hechos reales. Y, aunque no lo estuviera, piensas en la cantidad de actos terribles que comete el ser humano. Muchos los desconocemos.
No es un tema sencillo de tratar. Es muy fácil caer en el morbo, o en el sentimentalismo barato que solo busque la lágrima, tratando que el espectador sienta pena por los niños y poco más. Pero esta película consigue tratar el tema sin caer en esos trucos. Y eso que emplea recursos que creo que pueden favorecer a que una película patine, como el hecho de ser una película bastante explícita. Vemos los golpes, e incluso más. Sin embargo, yo no tenía la sensación de que fuera una forma fácil de impactar o, como ya he dicho, que cayera en el morbo. Está todo tratado de una manera que esas escenas provocan impacto, dolor o impotencia. Pero no sé, no considero en ningún momento que sobren, ni se me pasó por la cabeza mientras veía la película que debería haber sido más sutil.
Silenced consigue en más de una ocasión poner los pelos de punta, y durante todo el metraje sientes una impotencia terrible. Casi duele. Al fin y al cabo, no es solo la historia (real) de unos niños que sufren, sino que es una muestra sobre cómo muchas veces aquellos con el poder se aprovechan de los débiles. Esos monstruos que sienten que están por encima de otras personas, y hacen con ellas lo que les parece. Creen que tienen ese derecho. En este caso, además, los que sufren pertenecen a un grupo muy marcado: son niños, pero además, sordomudos. Por lo tanto, no hay solo una crítica al sufrimiento de los niños. También hay una crítica a cómo a veces la sociedad margina a ciertos grupos, los deja desamparados. Nadie se preocupa por ellos. No tienen voz, y la sociedad ayuda a silenciarlos, con el aislamiento y la marginación.La trama al final acaba por combinar el género drama y el subgénero de los tribunales. En esa parte de la película, se seguirá sufriendo, aunque no voy a desvelar cómo acaba la cosa; y la película no pierde el ritmo. Además de esta historia principal, tenemos otros temas como la inocencia, la ilusión, las ganas de sobrevivir y de luchar, un pequeño drama familiar personal del protagonista... Todo esto con unas actuaciones muy buenas, y destaco sobre todo las de los niños. Están impresionantes. Y, antes de acabar, quiero darle una mención especial al niño protagonista. Su personaje, su interpretación, su historia... Es el mayor recuerdo que me llevo de esta película. Ese personaje me partió el alma. Toda la película te rompe un poco, pero la historia de ese personaje me llegó especialmente.
En fin, aunque sea una película un poquito dura, es una buena película y creo que merece la pena verla. La recomiendo a cualquiera, no solo a los amantes del cine coreano y/o asiático.
Nota: 7'5