Esta novela se compone de tres relatos: el primero, que da título al libro, es el más extenso y el que más interés me despertaba a la hora de comenzar a leer, ya que la fama de la película le precede. Pero, una vez finalizada la lectura, os comunico que no es ni mejor ni peor que los demás.
Todos ellos son autobiográficos. Empecemos por los otros.
Leñadores, proxeneteas y “Tu camarada, Jim” es en cierta manera el que menos me ha gustado, y también el más corto. Se centra en la figura de una persona con la que Maclean trabajó en su juventud como leñador: un chico llamado Jim. Este hombre debía de ser de acero y ambos compañeros tuvieron un verano bastante tenso debido a su mutua compañía…
Servicio Forestal de Estados Unidos, 1919: el guardabosque, el cocinero y un agujero en el cielo me ha gustado tanto como el relato que comentaré al final. Habla sobre el verano que el autor trabajó para el Servicio Forestal cuando tenía 17 años.
Muchas veces me pregunto de dónde sacará un escritor la imaginación para crear sus historias, pero es que Maclean no tiene que inventarse nada: puede valerse solamente de sus vivencias y de los parajes que ha visto para crear estas historias tan hermosas.
El relato se cimienta sobre dos hechos: uno, la estancia de dos semanas del autor y protagonista en el pico de una montaña, solo, con la única compañía de una tienda de campaña rota, un oso y una serpiente de cascabel. Debe ser impresionante estar en un bosque de Montana en absoluta soledad. El otro pilar del relato es el cocinero, con el que toda la cuadrilla piensa multiplicar los ingresos del verano gracias a sus habilidades jugando al póker… Lo cual terminará como el rosario de la aurora. No digo más.
El río Bernesga, a su paso por León
El río de la vida es, en efecto, la historia que narra la película homónima (que no introduce ni un ápice de los demás relatos). Pero si podemos pensar que es un libro que invita a la reflexión, que es dramático, etc, ideas todas ellas prestadas de la película, estamos totalmente equivocados: el autor tiene una manera de narrar de lo más divertida e irónica.
Todas las situaciones tienen su punto de humor, excepto el final, que es como es y no puede maquillarse. Maclean nos arranca sonrisa tras sonrisa mientras nos hace partícipes del virtuosismo de su hermano Paul con la caña de pescar, sufrimos con él cuando tres mujeres irlandesas le apuntan con sus armas (cuchillos para hacer los bocadillos) y le compadecemos en los momentos en que tiene que encargarse de ayudar a su “adorable” cuñado Neal.
Esto me dejó más deprimido aún. Yo creía haberlo hecho muy bien, tal y como mi hermano me había enseñado, pero él no me había dicho qué debía hacer cuando un pez trepa a un árbol. Juntarse con un maestro supone todo un problema: le pillas trucos -cómo lanzar a un arbusto, por ejemplo-, pero los pones en práctica justo cuando el maestro está haciendo lo contrario.
Os pondría el libro entero, de verdad, porque es una gozada ir con ellos de pesca, aunque sólo sea literariamente hablando.
Nadie ha visto un culo hasta que ha visto dos culos tostados por el sol en un banco de arena en mitad de un río. Casi todo el resto del cuerpo parece haberse evaporado. El cuerpo es como un gran culo rojo a punto de echar ampollas.(…) Dentro de unas horas, calentura.
Pese a ser autobiográfico y estar escrito en clave de humor, Maclean consigue perfectamente su fin último: homenajear a su hermano Paul, al que al final no pudo ayudar o no supo cómo hacerlo.
Una buena lectura para sentirse rodeado por la Naturaleza.
Vi la película apenas unos días después de terminar el libro y sólo he de decir que pierde todo el humor del relato de Maclean y que me ha parecido que no se entiende demasiado. No; no me ha gustado.
Título: El río de la vida Autor: Norman Maclean Editorial: Libros del Asteroide Encuadernación: Rústica ISBN: 978-84-92663-22-4Páginas: 336 Precio: 18′95€ RETO: 13 Caracteres