Revista 100% Verde

El rol femenino en la conservación ambiental

Por Everde @BlogEverde
Todas las mujeres velan por la PachamamaDurante la década de los ochenta el ecofeminismo logró protagonismo en Europa y Estados Unidos con movimientos en contra de armas nucleares, pesticidas, ingeniería genética, afectación de aguas, conservación de bosques y otros temas ambientales
medioambiente
En todo el mundo son muchas las mujeres que día a día y tras un esfuerzo callado lideran organizaciones d diversa naturaleza dedicadas a proteger el ambiente y por ende a la humanidad entera
A lo largo del desarrollo de la historia, la mujer ha ocupado posiciones importantes y ha luchado por lograr la igualdad de percepción en sus capacidades directivas por parte de la sociedad. La defensa del ambiente es un ámbito que no ha pasado desapercibido, al respecto, son muchas las representantes que han dejado su nombre grabado en los libros de los logros y en la construcción del movimiento llamado ecofeminismo. El año pasado el mundo vio partir a Wangari Mathai, ganadora del Premio Nóbel de la Paz, reconocida por sus esfuerzos en la defensa de los bosques y por cambios políticos en Kenia, su país natal. Creó el movimiento Cinturón Verde cuyo objetivo era sembrar millones de árboles en su territorio. Fue profesora universitaria, diputada y ministra del Ambiente. Como ella, muchas otras activistas van dejando su legado.
Rachel Carson. Conocida como la pionera del ecofeminismo esta bióloga publicó en 1962 su ensayo La Primavera Silenciosa, con el cual denunció por primera vez la utilización masiva de productos agroquímicos, que bajo la excusa de garantizar la seguridad alimentaria, atentaba contra la vida del ser humano y la conservación del ambiente con los efectos perjudiciales que dejaba el uso de sustancias altamente nocivas para la existencia. Esta investigadora llamó a los pesticidas biocidas, ya que sus efectos raramente se limitaban a los insectos que intentan erradicar y vaticinó que muchas especies podrían desarrollar resistencia a los productos químicos usados para combatirlas. Carson puso la investigación científica al servicio de su compromiso de la exigencia de una explotación racional de los recursos agrícolas.
Lois Marie Gibbs. La carrera de esta mujer comenzó en 1978 cuando descubrió que la escuela donde estudiaba su hijo estaba edificada sobre un vertedero de desechos tóxicos y más tarde que todo su vecindario, Love Canal, lo estaba. Empezó así a liderar una campaña contra autoridades municipales y estadales, hasta que logró la evacuación de más de 800 familias y la limpieza del lugar. Sus esfuerzos lograron la creación de la Agencia Norteamericana de Protección Ambiental, que se encarga de vigilar la disposición de los desechos tóxicos de ese país. La labor de Gibbs abarca libros sobre este tema y su vida ha sido objeto de una película difundida en 1982.
Bina Agarwal profesora de Economía del Instituto de Desarrollo Económico de la Universidad de Delhi. Se ha desempeñado también en universidades norteamericanas. Considera que la responsabilidad de la mujer en la economía familiar es lo que se refleja en lo que sienten con relación a la naturaleza. Ella ha comentado que las mujeres pobres serían las más afectadas por el cambio climático porque dependen más de la agricultura que los hombres, quienes se han volcado a otra clase de trabajos. A su criterio, la conservación ambiental depende notablemente de la composición en género de los grupos que gerencian la producción de los bosques. Algunos estudios que ha llevado a cabo han arrojado que en aquellos que poseen un mayor porcentaje de mujeres en sus comités ejecutivos, se ha obtenido una mayor mejoría en la condición de los bosques (menos deforestación).
Petra Kelly. Aunque su carrera se relacionó en principio con la defensa de los derechos civiles y la búsqueda de la paz en Estados Unidos, fue en Alemania, de donde procedía, donde fundó el partido Los Verdes. En la década de los ochenta organizó protestas antinucleares y fue sometida a arrestos por ello. Recibió el Right Livelihood Award. Pero murió bajo causas poco claras en 1992. Existe una fundación con su nombre que forma parte de otra, la Heinrich Böll, la cual desde el 98 otorga el premio Petra Kelly para los derechos humanos, la política y la ecología. Su forma de pensar la refleja en estas palabras: “nuestro ecosistema es el universo. No lo dividamos en fragmentos y caigamos en la falsa creencia de que nos basta con entender una pequeña parte para entender también el todo. Respetémonos a nosotros mismos y a nuestro entorno. La tierra y yo tenemos las mismas raíces. La tierra la hemos tomado prestada de nuestros hijos”.
Ivonne Gebara. Brasileña, monja que afirma que “estamos en una cultura de desastre ambiental y la justicia pasa por la justicia ambiental”. Aunque confiesa que el tema del ecofeminismo lo ve más como un debate atractivo, piensa que las luchas de hoy entre hombres y mujeres por la dignidad, tienen que incluir la dignidad del planeta. Esta idea la ha planteado en su libro “Intuiciones Ecofeministas” que busca las interrelaciones del feminismo con la ecología. Gebara afirma que la justicia social implica también la eco justicia.
Vandana Shiva. Esta licenciada en Física y filósofa de la India, formada en Canadá, creó en 1982 la Fundación para la Investigación Científica, Tecnológica y Ecológica. Algunos de los objetivos de esta organización son el impulso y difusión de la agricultura ecológica, el estudio y mantenimiento de la biodiversidad y el fomento del compromiso de las mujeres con el movimiento ecologista. Ha recibido reconocimientos como el Premio al Sustento Bien Ganado, el del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y el Premio Internacional del Día de la Tierra. Su libro “Manifiesto por una democracia de la tierra” tiene como eje central el concepto de la democracia de la tierra como una alternativa ante el capitalismo. Esta mujer que en los setenta se abrazaba a los árboles para evitar que los talaran, dijo en alguna entrevista a un medio latinoamericano: “…sea cual sea el cambio será un cambio ecológico y sostenible. No es ninguna utopía vacía. Es un imperativo ecológico y un imperativo social”.
Por Heidy Ramírez@ideagenialMiembro de la red Periodismo ante el Cambio Climático

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