Los miserables es la novela histórica francesa por excelencia, escrita por Víctor Hugo y publicada en 1862. Enmarca su historia en el período de restauración de la monarquía francesa que tuvo lugar en la primera mitad del siglo XIX. La novela analiza los conceptos del bien, el mal, la ética, la justicia y la fe, examinando la naturaleza humana ante la adversidad.
El argumento de la obra se centra en Jean Valjean, condenado a prisión por robar una hogaza de pan para alimentar a sus sobrinos. Valjean reincide en el robo, al salir de la cárcel, pero bajo la guía de un sacerdote de buena voluntad reforma su vida, sin embargo el inspector Javert, un consagrado policía comprometido con la verdad y la justicia, se obsesiona con capturarlo nuevamente. Sin embargo estos personajes, tan diferentes el uno del otro, fueron de echo inspirados por una sola persona.
Eungene Francois Vidocq fue la inspiración de Victor Hugo para su obra maestra, Vidocq fue un exconvicto que se convirtió en un hombre de negocios muy conocido por su compromiso con las causas sociales, asemejando enormemente a Jean Valjean, quien en el transcurso de la obra se redime por las faltas cometidas, transformándose en un hombre de bien.
A la par Vidocq llegó a convertirse en el jefe de la Seguridad Nacional de Francia y fue el primer detective privado registrado. Instruía cuidadosamente a sus agentes, enseñándoles el arte del disfraz, para infiltrarse en los más complejos grupos criminales. A pesar de la gran popularidad que había alcanzado Vidocq nunca dejó de perseguir criminales personalmente y durante los años que estuvo presente en las fuerzas de seguridad francesas, París fue calificada como una de las ciudades más seguras del mundo, siendo esta faceta de su vida la que inspiró al escritor para crear la figura del inspector Javert, en su búsqueda constante de la justicia.
Ambos personajes nacieron de diferentes facetas de la vida de un mismo hombre, que mostraron claramente la posibilidad de redención de los seres humanos y apoyado en ellos Victor Hugo tejió una historia que desnuda una difícil dicotomía: las nociones del bien y el mal. Exponiendo el equívoco de Javert al hacer de las leyes un absoluto, cuando el absoluto verdadero es el bien, mostrando de esta forma que para el autor existía una diferencia significativa entre la moralidad, entendida como mero cumplimiento de las normas éticas y el amor, pues si la ley está concebida para el castigo, el amor y la fe están hechos para la rehabilitación.