Es claro que las circunstancias actuales (2 victorias, 1 empate, 4 derrotas, posición 14 en la tabla general) ya no dan espacio para que Ricardo La Volpe siga como director técnico del América. De inmediato salen comunicadores y medios deportivos a decir que La Volpe no es nada desde lo que hizo con la Selección Mexicana en 2006, cuando lo primero sería preguntarse cómo ha repercutido en su ánimo el perder una final que ya casi tenía ganada, o bien, ser más precisos y cuestionar cómo es que ha pasado por la dirección técnica de 11 clubes del futbol mexicano.
El estilo desaparecido
Me parece lamentable ver cómo alguien que ha creado un estilo propio a partir de la táctica y la estrategia -eso tan demeritado por la gran mayoría de directores técnicos, periodistas deportivos y aficionados en general- apenas y pueda agredir a su rival -a veces con tan sólo 3 o 4 futbolistas de ataque, como mucho: sus dos delanteros y algún volante ofensivo, junto a un lateral-volante.
Esto, que puede sonar intrascendente, es vital para un técnico que se inclina por un futbol de ataque, como es Ricardo La Volpe, quien hace jugar a sus equipos de un modo único, como en el traslado de balón o las variantes para atacar. Sin embargo, esto no se ha visto sólo en los juegos del América, sino que es una particularidad tanto en Chiapas como en Atlante -sus últimos equipos dirigidos en México-. Una inconsistencia por mantener éstas características ofensivas, además de las inexplicables decisiones que toma durante un partido.
La ausencia de Silvio Romero en el clásico contra Chivas debería ser tan discutible como la permanencia de Oribe Peralta durante casi todos los juegos, quien ahora es entrega y sacrificio, dejando de lado su técnica y la intuición de gol. Esto ha sido tan resaltado por varios comentaristas y analistas que, en serio, ya se debería de ver a Peralta no como delantero, sino como medio de contención. Silvio Romero, goleador de la Liga durante dos torneos consecutivos -con Chiapas y América, bajo el mando de La Volpe- y creador de jugadas en cuanto entra al campo, ha sido ocultado. Esto no sería raro si en Chiapas sucedió lo mismo con Diego de la Torre, pieza clave para el funcionamiento del medio campo que fue olvidado tras el segundo torneo, donde el equipo terminó en el último lugar de la tabla general.
Ricardo La Volpe explotó como nadie más las características del futbolista mexicano en un juego dinámico, creativo y técnico. Habría que subrayar que esto lo consolidó con una Selección, no con un club. Con la libertad de elegir a los mexicanos que deseara hizo un equipo que jugaba como él quería. Preguntémonos, ¿qué futbolistas de sus últimos clubes se parecen a Rafa Márquez, a Salcido, a Osorio, a Guardado, a Pavel Pardo, a Ramón Morales, a Sinha, a Jared Borgetti? Ninguno. Nunca ha vuelto a tener esos futbolistas para hacer ese futbol deslumbrante. Ahora, tan absurdos han sido quienes insisten en calificarlo en base a la Selección Mexicana de 2006, como el mismo Ricardo La Volpe que anuncia hará un futbol semejante con cada equipo que asume como director técnico, cuando no tiene las mismas herramientas. Con América no fue la excepción.
La Volpe se perdió junto al sistema del futbol mexicano
Se especula que Ricardo La Volpe se quedará en el América hasta el termino de su contrato. Y qué mejor que así sea para que pueda levantar tanto al equipo como a él mismo. Porque si algo sería terrible es ver que La Volpe acabara su carrera como técnico en este momento. Con el recuerdo de la Selección Mexicana de 2006 y las críticas que abundarían tras reprocharle su único título ganado y sus 11 clubes mexicanos dirigidos, emblema también del llamado "lavolpismo" -donde Ruben Omar Romano lidera con 12, Sergio Bueno con 11 y "El Profe" Cruz con 7-. Obviamente, no se podría ignorar que dejó una de las ideologías más interesantes del futbol mexicano en su historia, aunque quizá también la única.
De lo anterior, tan culpables han sido los mismos directores técnicos mexicanos, como los directivos de los clubes y los mismos dirigentes que han manejado la Federación Mexicana de Futbol (quienes han estado desde la desaparición de los torneos largos: Juan José Leaño, Raul Borja, Alberto de la Torre, Justino Compean, Decio de María). Porque eso de que los directivos se juegan algo importante en la Liga si no se dan resultados, es un chiste que se cuenta solo. Sólo algunos miles de pesos y por ahí millones si clasifican a la Liguilla y son campeones, porque para descender es claro que deben hacerse varios malos torneos, los cuales darían para mantener a los técnicos y que éstos no saltaran de un equipo a otro.
Ricardo La Volpe no lidera más que un sistema que obliga a los clubes en centrarse en las ganancias económicas, en lugar de la proyección deportiva. Claro que es criticable el nulo compromiso de él y varios técnicos para identificarse con la historia de un club y cambiar de uno a otro como si de calcetines se tratara. Aunque también ha sido la misma Federación la que impide que nuevos y desconocidos directores técnicos mexicanos aparezcan en la Primera División, ya que para qué impulsar si es mejor mantener a nombres ya reconocidos y consolidados en la mente de los aficionados.
Aún más, justo por éstas razones, la Federación Mexicana de Futbol hizo a un lado al único entrenador que ha estado todo un proceso de 4 años con la Selección, quien dio argumentos en la cancha y provocó la exportación de jugadores a Europa. El mismo Ricardo La Volpe que, como la Selección Mexicana, perdió el rumbo.