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El "sacrificio gladiatorio" durante el "tlacaxipehualiztli" en el México Antiguo

Publicado el 27 febrero 2014 por Víctor Barrera Alarcón

Sacrificio ritual (Códice Tudela)

Muy probablemente una de las primeras imágenes que acude a nuestra mente cuando pensamos en la sociedad de los antiguos mexica es la de las celebraciones religiosas y los rituales donde los sacrificios estaban a la orden del día. Esos sacrificios donde los prisioneros eran llevados hasta lo alto de los templos para, una vez en la cima, encontrar la muerte a mano de los cuchillos de obsidiana sacerdotes quienes hábilmente extraerían el corazón de los cautivos para ofrecérselo a Tonatiuh, el dios solar.
No obstante, el tema que voy a abordar ahora rompe un poco con la imagen anterior, grabada en el imaginario colectivo gracias a las extensas descripciones que realizaron los españoles de estos ritos con su llegada a la que con el paso de los años acabaría siendo el Virreinato de la Nueva España. Tal y como he dicho, rompiendo con esa imagen, hoy voy a dedicar unas cuantas líneas a hablaros del "sacrificio gladiatorio" azteca.

Xochimiqui (víctima de sacrificio) 
desarmando y derrotando a un 
cuahupilli (guerrero águila) en un 
combate gladiatorio

El sacrificio gladiatorio se daría normalmente en la festividad conocida como Tlacaxipehualiztli (desolladura de hombres) y se trataría de un sacrificio especial, reservado para una clase determinada y en los que la participación en éstos (ya fuese como ejecutor o como ejecutado) suponía un grandísimo honor. Normalmente suele estar asociado con el culto con el dios Xipe-Totec (nuestro señor el desollado) o el "Tezcatlipoca Rojo", no obstante, si leemos a Bernardino de Rivera (conocido como Bernardino de Sahagún tras entrar en la orden franciscana) podemos llegar a encontrar que estos sacrificios también estaban dedicados al honor de otra deidad: "Huichilobos" como lo conocieron los españoles, el dios Huitzilopochtli de los mexica.
Podemos suponer la repercusión social de un evento como el sacrificio gladiatorio que muy seguramente llegó a convertirse en un verdadero espectáculo de masas llegando a convocar a espectarodes de muchos de los rincones del Anahuac. También podemos imaginar las importantes repercusiones políticas que este evento supondría ya que se enfrentaban en combate singular algunos de los mejores guerreros de entre los enemigos capturados. 
"[Este acto] era la culminación de los ritos guerreros; la gran prueba de valor individual que constituía el máximo espectáculo para el pueblo, el que acudía a ver luchar a sus mejores guerreros contra los mejores hombres de los enemigos, aunque éstos estuvieran en desventaja. El Estado promovía esta celebración, que era la reafirmación de la grandeza mexica" (Véase GONZALEZ, 1985: 228)

Xipe-Totec (Códice Borgia)

Algo que ha llamado bastante mi atención es la simplicidad con la que se trata de explicar este ritual en muchos rincones de internet, sorprendiéndome de no encontrar bien descritas cada una de las fases de este hecho. El ritual del sacrificio gladiatorio no sería tan simple como el enfrentar a dos hombres en combate singular, sino que respondería a unos rigurosos patrones religiosos que habrían de tenerse muy en cuenta en todo momento.
El ritual del desollamiento de hombres o Tlacaxipehualiztli (del que insisto, el sacrificio gladiatorio formaría parte) puede ser dividido en cuatro etapas muy bien diferenciadas y que darían comienzo mucho antes del propio enfrentamiento entre los paladines, más exactamente cuarenta días antes.

Huitzilopochtli (Códice 
Telleriano-Remensis)

En esa primera fase presenciamos los ritos de purificación de los guerreros mediante el ayuno y los autosacrificios (derramamiento de la propia sangre). Estas acciones permitirían a los guerreros crear un vínculo con la deidad (Xipe-Totec o Huitzilopochtli si tenemos en cuenta las palabras de Bernardino de Sahagún) de quien obtendrían el beneplácito para representarlo en los próximos actos que estarían por suceder. A esta primera fase de derramamiento de sangre de los guerreros vencedores también hemos de sumarle el derramamiento de sangre de los vencidos, ya que por la noche (normalmente en la noche del 20 al 21 de marzo) los guerreros (que ya habrían entrado en comunión con la deidad y por lo tanto actuarían en su honor) encenderían una hoguera y, bañados por su luz, arrancarían algunos cabellos de sus prisioneros, guardándolos como reliquias-trofeo ya que contendrían el coraje y el honor de los sacrificados.

Xochimiqui con macuahuitl emplumado,
 escudo y vara. Todas las protecciones 
que posee están hechas con plumas.
Atado a él está el temalacatlsobre el
que combatiría (Códice Magliabechiano)

La segunda fase (normalmente se daba en la mañana del 21 de marzo) se correspondería con lo que podemos denominar el martirio de los prisioneros. Muchos de los cautivos serían sacrificados de la forma ordinaria (extracción del corazón) y, una vez ejecutados, se procedía a un "rito postsacrificatorio" en el que los cuerpos eran desollados y sus pieles serían vestidas por los guerreros bendecidos por la deidad.
La tercera fase se correspondería con un combate fingido entre dos fuerzas: los guerreros que habían recibido la bendición de la deidad, ataviados con las pieles de sus enemigos, y los guerreros del pochcalli (escuela militar para los hijos de las capas sociales inferiores). Se trataría de una teatralización en la que dos mundos se enfrentarían: por un lado el mundo de los dioses y los difuntos, el mundo sobrenatural (representado por los guerreros ataviados con las pieles de los sacrificados) y por el otro el mundo de los vivos, el mundo terrenal (representado por los cadetes del pochcalli).

Xochimiqui enfrentándose a un ocelopilli

La cuarta fase de la ceremonia se correspondería con el cénit del espectáculo, el combate gladiatorio propiamente dicho en el que los mejores guerreros enemigos capturados se enfrentarían a los mejores guerros mexicas. Para el combate una soga uniría el tobillo del preso con la plataforma pétrea sobre la que se llevaría a cabo el duelo (temalacatl), lo cual ya suponía una primera desventaja debido a la limitación de movimientos por parte del reo, si a ello le sumamos ademas la panoplia de armas falsas que habría de portar ( un macuahuitl sin filo rematado de obsidiana, sino con plumas, así como un pequeño escudo y una vara de madera) podemos suponer la clara desventaja en la que el xochimiqui (víctima del sacrificio) se encontraría frente a sus adversarios. Para evitar el arrepentimiento y aumentar el coraje de la víctima se le proporcionaba minutos antes del combate unas cuantas dosis de Teooctli o "bebida de los dioses", una variante del común Octli (pulque) mexica.

Xochimiqui enfrentándose a un ocelopilli

Con respecto a los adversarios a los que el xochimiqui habría de enfrentarse ya hemos destacado que serían cuatro grandes guerreros escogidos entre los mejores ocelopilli (guerrero jaguar) y cuauhpilli (guerrero águila) que, a diferencia de su rival, sí irían debidamente armados con el clásico macuahuitl (espada de madera con filo rematado de obsidiana) y el chimalli (escudo), teniendo que enfrentarse al cautivo de uno en uno.
El desenlace de un episodio en el que un individuo prácticamente desarmado se enfrenta a cuatro perfectamente equipados lo podemos imaginar. No obstante, no se buscaba la muerte del xochimiqui en el duelo, sólo se buscaba herirlo. Una vez herido el cautivo sería llevado al cuauhxicalli, donde se le extraería el corazón.
Podía pasar también algo insólito, y era que el xochimiqui consiguiese derrotar a los cuatro paladines, una auténtica proeza sin lugar a dudas. Si esto sucediese al preso no se le daría la libertad, sino que tendría que enfrentarse a más enemigos hasta caer derrotado. Sólo conocemos una excepción a esta regla, y fue la protagonizada por Tlahuicole, un grandísimo guerrero de origen incierto (no sabemos si era otomí o tlaxcalteca) de quien sabemos
"Fue tan esforzado y valiente que, con sólo oír su nombre, sus enemigos huían de él. Fue de tan grandes fuerzas que la macana con que peleaba tenía un hombre bien que hacer en alzarla. Éste quiere decir que no fue alto de cuerpo, sino bajo y espaldudo, de terribles y muy grandes fuerzas, que hizo hazañas y hechos que parecen cosas increíbles y más que de hombres (...). Finalmente, que al cabo de muchas hazañas y buenos hechos que hizo, le prendieron los huexotxincas atollado en una ciénaga y, por gran trofeo, lo llevaron enjaulado a presentadle a Moctheuzoma [Motecuzoma] a México, donde le fue hecha mucha honra y se le dio la libertad para que volviese a su tierra, cosa jamás usada con ninguno (...)." (MUÑOZ CAMARGO, 2002: 148)
Un hombre que, por su fama y sus hazañas militares, pese a ser enemigo de Motecuzoma II (ya fuese tlaxcalteca u otomí) se le perdonaría la vida y se le permitiría volver a su hogar.
Referencias Bibliográficas:
-BUENO BRAVO, I.; "El sacrificio gladiatorio y su vinculación con la guerra en la sociedad mexicana"; Gladius; Vol. 29 (2009).
-CERVERA, M. A.; Breve historia de los Aztecas; Nowtilus; Madrid; 2008.

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