El salmón es una de las carnes de pescado más ricas y a la vez más versátiles de las que vayas a encontrar en tu pescadería. Se puede cocinar de todas las maneras imaginables y de todas las formas está rico. Se puede cocer, freír, asar, cocinar al vapor, marinar, deshidratar, ahumar y por supuesto se puede comer crudo como sushi, sashimi, tartar… A excepción del salmón deshidratado (salmon jerky como lo llaman en USA), en todos los demás casos nuestro consejo sería cocinar el salmón más bien poco, para que quede jugoso y mantenga su delicado sabor y su agradable textura. Si lo haces demasiado, se puede quedar reseco y correoso.
Y desde un punto de vista alimentario, el salmón es todo un tesoro. Ya sabéis que es rico en ácidos Omega-3 que son beneficiosos para el buen funcionamiento de nuestros huesos y articulaciones, nuestro cerebro, nuestros ojos, nuestra piel y nuestro corazón. Viene además cargado de vitaminas, destacando la D y la B12 y también contiene importantes minerales. Es relativamente calórico con unas 200 calorías por cada 100g de carne de salmón y aporta un excelente cantidad de proteínas.
A la hora de comer salmón, debemos tener cuidado con el desgraciadamente famosos anisakis (un parásito que puede causar daños a los humaos también). Y el consumo demasiado frecuente de salmón puede tener el impacto negativo de una ingesta excesiva de metales pesados. Estos dos últimos riegos (anisakis y metales) se reducen muy considerablemente si se consume salmón de granja. Una gran parte procede de grandes granjas en Noruega instaladas en plena mar, donde se controla la alimentación de los peces evitando el contagio de anisakis y la contaminación por metales pesados. Lo más probable es que el salmón de vuestra pescadería proceda de una de estas granjas pero ante la duda, preguntad al pescadero. http://ow.ly/i/HpI94