Revista 100% Verde

El saqueo climático de unos pocos amenaza el futuro de todos

Por Ecointeligencia @ecointeligencia

¿Estás conforme con que el 1% más rico del Planeta esté agotando el presupuesto de carbono mundial y frenando la acción climática?

El saqueo climático del 1% más rico de la población mundial supone el consumo del 15% del presupuesto global de carbono desde 1990

Desde ecointeligencia llevamos años defendiendo que la crisis climática no es solamente un problema ambiental, sino que es también una crisis de desigualdad. El nuevo informe de Oxfam Internacional, titulado El saqueo climático (2025), lo demuestra con una contundencia difícil de ignorar.

Los datos son demoledores: el 1% más rico de la población mundial ha consumido el 15% del presupuesto global de carbono desde 1990, y sus emisiones siguen creciendo, mientras la mitad más pobre del Planeta ha reducido las suyas.

En otras palabras, el cambio climático tiene nombre y apellidos, y se llama desigualdad extrema

Este informe nos recuerda algo esencial, y es que no todos contaminamos por igual, ni todos sufrimos las consecuencias de la misma manera.

Mientras unos pocos amasan fortunas y viajan en jets privados, millones de personas en el Sur global padecen sequías, inundaciones y hambre provocadas por un sistema económico que beneficia a una minoría.

1. Una minoría con huella gigante

Según Oxfam, el 0,1% más rico del mundo (unos 8 millones de personas) emite más de 800 kg de CO₂ al día, mientras que una persona perteneciente al 50% más pobre apenas alcanza los 2 kg diarios.

El contraste es tan descomunal que, si todas las personas generáramos las mismas emisiones que ese 1% privilegiado, el presupuesto de carbono del Planeta se agotaría en menos de 3 meses.

Este presupuesto representa la cantidad máxima de dióxido de carbono que puede emitirse sin superar el límite de 1,5°C de calentamiento global, el umbral acordado en el Acuerdo de París (COP21) para evitar una catástrofe climática irreversible.

Pero, al ritmo actual, en tan sólo 2 años habremos agotado completamente ese presupuesto global, según las proyecciones del Instituto Medioambiental de Estocolmo (SEI) y la Organización Meteorológica Mundial (WMO)

Lo más preocupante es que las emisiones del 1% más rico han aumentado un 13% desde 1990, mientras que las del 50% más pobre han disminuido un 3%.

La injusticia es evidente ya que quienes menos tienen están reduciendo su impacto sin apenas medios, y quienes más poseen están acelerando el colapso climático.

2. La riqueza que contamina … incluso sin moverse

El informe de Oxfam introduce un elemento que rara vez se menciona en los debates sobre emisiones: las inversiones de los ultrarricos.

Las emisiones derivadas de sus carteras de inversión alcanzaron en 2024 unos 586 millones de toneladas de CO₂, una cifra superior a las emisiones conjuntas de 118 países.

Si esos 308 milmillonarios fueran un país, serían el decimoquinto más contaminante del Planeta, por delante de Sudáfrica.

Y esto es solo la punta del iceberg, ya que cuando se consideran las llamadas emisiones de Alcance 3 (las que incluyen toda la cadena de valor), el impacto se dispara a 1.850 millones de toneladas de CO₂ en un solo año, equivalentes al 4% de las emisiones globales.

Esto significa que una gran parte del calentamiento global procede de inversiones especulativas, fondos energéticos o empresas extractivas controladas por una élite que, en muchos casos, se beneficia directamente del deterioro ambiental.

Oxfam alerta de que casi el 60% de las inversiones de los milmillonarios se concentra en sectores de alto impacto climático, como la minería, el petróleo o el gas. Y lo más alarmante: aproximadamente el 66% de estas empresas no tienen planes de descarbonización compatibles con el límite de 1,5°C, y una de cada tres sigue una trayectoria que nos llevaría a un Planeta 4°C más caliente.

No es exagerado afirmar que la riqueza extrema se ha convertido en una fuerza motriz del cambio climático

Refinería de petróleo en Homs (Siria)

3. El poder de influir y bloquear el cambio

Además de su huella directa, los más ricos utilizan su poder económico y político para mantener el statu quo.

Oxfam documenta cómo las grandes corporaciones destinan millones al lobby político para frenar regulaciones climáticas.

A esto se suma la creciente presencia de lobistas de los combustibles fósiles en las cumbres climáticas internacionales, asistiendo en la COP29 unos 1.773 representantes de estos sectores, más que casi todas las delegaciones nacionales. Mientras tanto, solo 180 personas indígenas tuvieron voz en esas mismas negociaciones. El desequilibrio de poder es tan evidente como escandaloso.

Pero la influencia de esta élite va más allá del ámbito político. Los medios de comunicación también son una herramienta de control. Recordemos la famosa calculadora de huella de carbono de BP, que pretendía convencernos de que la crisis climática era un problema individual, no estructural.

Ese tipo de campañas de greenwashing (lavado verde) buscan culpabilizar al consumidor y desviar la atención del verdadero problema: un sistema económico que premia la extracción, el consumo desmedido y la impunidad de los grandes contaminadores.

Incluso existen mecanismos legales que blindan a estas corporaciones. Los llamados tribunales de arbitraje entre inversores y Estados (ISDS) permiten que empresas demanden a gobiernos que intentan regular sus actividades.

En los últimos años, las indemnizaciones dictadas por estos tribunales superan los 120.000 millones de dólares, de los cuales 84.000 millones han ido a parar a compañías de combustibles fósiles.

Paradójicamente, los países más pobres (los que menos contribuyen al cambio climático) son los que acaban pagando estas compensaciones.

4. Las víctimas invisibles del lujo climático

Mientras esta poderosa minoría acapara recursos y contamina sin límite, las consecuencias recaen sobre quienes menos responsabilidad tienen.

Las emisiones del 1% más rico durante los últimos 30 años han destruido cosechas suficientes para alimentar a 14,5 millones de personas cada año.

Además, solamente las emisiones de 2019 de ese mismo grupo provocarán 1,3 millones de muertes por calor extremo durante este siglo, con especial impacto en mujeres, personas mayores y comunidades vulnerables.

Para 2050, se estima que las pérdidas económicas derivadas de las emisiones del 1% más rico alcanzarán 44 billones de dólares en los países de renta baja y media-baja.

Esta es la paradoja climática que denunciamos: quienes menos han contribuido al problema son los que más sufren sus efectos

Pero también es en esas comunidades donde encontramos ejemplos de resiliencia, innovación y esperanza. El informe subraya el papel de las mujeres, los pueblos indígenas y las comunidades locales en la protección de los ecosistemas y en la creación de alternativas bajas en carbono.

Una transición ecológica justa sólo será posible si se escucha y se apoya a quienes están en la primera línea del cambio climático.

5. La propuesta: justicia climática y reformas valientes

Más allá de la denuncia existe un conjunto de medidas concretas que los gobiernos pueden adoptar para romper el círculo vicioso de desigualdad y colapso ambiental.

Entre ellas destacan:

  1. Reducir las emisiones de los más ricos mediante impuestos progresivos sobre la riqueza, los ingresos y las inversiones altamente contaminantes.
  2. Prohibir o limitar los lobbies fósiles y las donaciones empresariales que distorsionan las políticas públicas.
  3. Reforzar la gobernanza democrática incluyendo la participación de la sociedad civil y las comunidades más afectadas.
  4. Repartir de forma equitativa el presupuesto de carbono restante, comprometiendo a los países ricos a asumir su deuda ecológica histórica.
  5. Rediseñar el sistema económico global para que priorice el bienestar de las personas y la salud de la Tierra.

Estas medidas pueden parecer radicales, pero lo realmente radical es seguir como si nada pasara mientras el Planeta arde

El saqueo climático de unos pocos amenaza el futuro de todos

6. Conclusión: una oportunidad que no podemos perder

La próxima COP30 de Brasil será, en palabras del presidente Lula da Silva, nuestra última oportunidad para evitar una ruptura irreversible del sistema climático.

Llegamos a este punto con todas las señales de alarma encendidas pues 2024 fue el año más cálido de la historia, las emisiones fósiles siguen en niveles récord y el tiempo para actuar se agota.

Creemos que no hay sostenibilidad sin justicia, por lo que el cambio climático no solamente exige reducir emisiones, sino que requiere repartir responsabilidades, reformar estructuras y repensar el modelo económico que nos ha traído hasta aquí.

Cada acción cuenta, sí, pero la transformación real sólo será posible si quienes más contaminan asumen su parte del esfuerzo. La transición ecológica debe ser justa o no será.

Como sociedad, necesitamos pasar de la conciencia a la coherencia, y de la indignación a la acción, ya que el futuro que compartimos no puede seguir hipotecado por el lujo de unos pocos.

¡El Planeta no es propiedad privada, sino nuestra casa común!

El artículo El saqueo climático de unos pocos amenaza el futuro de todos se publicó primero en ecointeligencia.


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